lunes, 19 de noviembre de 2012

Yoga mental (TÚ ERES TU MAESTRO)



                El yoga mental apunta directamente al centro mental para modificarlo y disponerlo de tal manera que pueda hacerse oír el maestro interior. Ese es el verdadero maestro, la consciencia de Shiva, la experiencia del Ser.
                Nadie puede recorrer el camino por ti. Nadie puede tomar la absolución por otro. Nadie puede hacerte ver la luz si tú te empeñas en tener los párpados cerrados. Tú eres tu discípulo; tú eres tu maestro. Dentro de ti está la lámpara: enciéndela. Dentro de ti están todos los templos; frecuéntalos. Dentro de ti están Oriente y Occidente; toma lo mejor de cada uno de ellos. En tu corazón hay un rishi, un sabio. Si le escuchas, sabiduría y compasión comenzarán a matrimoniarse dentro de ti, se convertirán en las dos alas de la intrépida ave que te conduzca a la Conciencia  Superior. No te pases la vida buscando o esperando al maestro. Sé tu propio maestro. No quieras encontrar al gurú para que éste haga todo el trabajo por ti o para descargar sobre él tu responsabilidad o para que te indique atajos para arribar a tu paraíso interior. Desconfía de los  gurus , sobre todo de los gurus advenedizos, que exigen pleitesía y abyección (porque eso les conviene a ellos), que te dicen que nada puedes hacer sin su ayuda, que te someten con el pretexto de que están destruyendo tu ego, que se muestran altivos e inaccesibles. No vayas a cambiar tu cárcel interior por la cárcel en la que ellos quieren introducirte. Aprende de todos, pero sé tú mismo. El contacto con personas espiritualmente elevadas siempre es deseable y positivo. Relaciónate con los que están en la búsqueda, pero mantén tu propia independencia y no te dejes envolver en el juego sadomasoquista que existe entre algunos desaprensivos gurus y sus desorientados discípulos. Cuanto más serio y más sincero seas, más serio y sincero será el maestro al que aspires. Busca la máxima autoridad en tu propio Yo. Todo está dicho. Si un maestro te promete cosas nuevas no lo creas. Lo importante es que pongas en práctica lo que está dicho. Lee el Gita, los Upanishads, los Yogasutras, el Dhammapada… Sé ecléctico. Aprende de todos, sin dejar de ser tú mismo. Un maestro te ayudará en la medida en que estés dispuesto a ayudarte a ti mismo. Como dijo el Buda: “Sois vosotros a quienes corresponde el esfuerzo. Los grandes del pasado sólo enseñan la ruta.” Cada día es mayor el número de maestros que se dicen liberados y no lo son. Es el signo de nuestra época. Pero el auténtico maestro es como el sol: no necesita autoproclamarse. Activa tu discernimiento y pon a prueba al maestro. No basta que se sepa millares de versículos de las Escrituras, que se exprese bien o se autoproclame como el mejor y el más realizado. Y si no puedes hallarlo y tienes tanta necesidad de un guru conviértete en maestro para ti mismo.  Pero no puedes regatear esfuerzos si quieres modificarte, ampliar tu visión interior, escalar a las cimas del conocimiento. Sigue la enseñanza. Incorpórala a tus actitudes, incluso a tu vida cotidiana. Vivir es ya una proeza. Vive con consciencia, bien despierto. Entonces la vida es un guru y aprendes mucho de ella. Desaprueba el dogmatismo, el fanatismo, los vacíos externalismos, los subterfugios y evasiones, la violencia y la intolerancia, las invenciones y autoengaños. Aprende de todo y no te dejes encadenar por nada. Dale vida al liberado que hay dentro de ti mismo. Comprueba por ti mismo, y no por lo que te digan, la insatisfacción de la vida cotidiana y trata de hallar una fisura de luz en medio de la oscuridad. Buda, Mahavira, Zoroastro, Cristo, Kabir, Ramana Maharsi… Todos fluyen por tus venas, forman parte de tu energía, han dejado su mensaje en cada una de tus células. ¿Necesitas más maestros? Hay maestros de carne y hueso y otros que se presentan de otra forma. Hasta un grano de trigo puede ser tu maestro, hasta un niño, hasta una flor. Depende de tu disposición interior. Tú haces al maestro, como el hijo hace a la madre. Y tú te haces a ti mismo. Tu búsqueda es mi búsqueda. Shiva espera el momento del reencuentro interior para proporcionarnos su talante verdaderamente espiritual, su composición infinita, su absoluta imperturbabilidad. Samadhi, Satori, Nirvana… son palabras para ese estado que nos proponemos alcanzar y que consiste en cruzar de la orilla de la servidumbre a la de la libertad. Cada uno de nosotros tendrá que tender el puente hacia su genuino Yo y recorrerlo. En ese proceso reside tanta grandeza y significado como en la meta misma. ¿Y acaso hay búsqueda más elevada, aventura más prometedora?
                Todas las técnicas del yoga mental tratan de despertar el maestro interior. Cuando la mente se ha purificado lo suficiente se ha liberado de la enojosa maraña de los prejuicios y filtros socio-culturales, ha ampliado la perceptividad de la consciencia y ha clarificado su contenido, se escucha la voz del maestro interior. Comoquiera que el intelecto es insuficiente esta voz no se expresa en términos conceptuales. La visión intuitiva o conocimiento supra consciente es el modo de expresión del maestro interior. El mero conocimiento intelectual no es ni mucho menos emancipatorio.
                De hecho en último grado hay que sacrificarlo. Como me indicó en una ocasión Swami Tilak, el mismo intelecto tiene que comprender que debe suicidarse para dar paso a un conocimiento de orden superior.

TOMO 1 (Colección fascículos  Yoga)
Ramiro Calle.

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