CÓDIGO DE CONDUCTA INTERIOR


      Aunque hay muchas formas de yoga, el yoga es solo uno. Es, entre otras muchas vertientes, técnica para despertar a una realidad superior, para acelerar la evolución de la consciencia, para penetrar en la última realidad. En su afán por despertar y por ensanchar su consciencia al máximo, el yogui pone al servicio de la búsqueda toda su vida interna y externa y aprovecha todas las posibilidades para salir del letargo mental y de la ignorancia. Por ello, y en lo posible, pone en práctica un código de conducta interior que exige mucha atención mental, energía y consciencia. Este código no hay que entenderlo, en absoluto, como una imposición. Se asume consciente y lúcidamente, tratando de ponerlo en práctica como un instrumento para desarrollar la consciencia y adquirir un nivel más elevado de vivenciación. Cada punto de este código podría desarrollarse en muchas páginas, pero hemos preferido exponerlo sucintamente y que cada practicante lo estudie, lo examine y ponga en practica aquellos puntos que considere oportunos.
  1. Nada de lamentaciones.
  2. Nada de autocompadecerse.
  3. Superar la autoimportancia.
  4. Cambiar el "no puedo" por "no quiero".
  5. Cambiar "me hacen" por "me hago".
  6. No mentir o falsear (ajustarnos a la realidad tal como es).
  7. Nada de pretextos o justificaciones.
  8. Ser responsables de nuestros actos.
  9. Nunca culpabilizarse ni nunca arrepentirse.
  10. No arrogarnos cualidades de las que carecemos.
  11. Aceptación, amor por nosotros mismos y por las demás personas.
  12. Ecuanimidad más allá de la avidez o la aversión.
  13. Ser consciente sin prejuicios ni condicionamientos; vigilante a la mente, la palabra y la acción.
  14. Tomar la vida como un maestro, un reto, sin demandar excesiva seguridad. Fluir, estar en armonía, libre de necios y ñoños estados de ánimo.
  15. Ser de todos, pero de nadie demasiado.
  16. Ser el propio refugio, la propia lámpara, la propia autoridad, dependiendo psicológicamente sólo de uno mismo.
  17. Desarrollar el sentimiento de que cada segundo puede muy bien ser el último, para procurarle un significado pleno y creativo, en inafectación y libertad.

      Cualesquiera que sea la forma de yoga que se siga, el practicante podrá observar este código de conducta interior para su propio desarrollo. Sólo la puesta en práctica de uno de los puntos exige atención, consciencia y un refrenamiento de la mecanicidad que a todos nos impide y que al originar toda clase de identificaciones, nos impide ser nosotros mismos y permanecer lúcidos.

TOMO IV
Colección fascículos Yoga.
Ramiro Calle.




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