- Meditar.
- Pensar positivamente.
- Cultivar emociones bellas.
- Estar atentos, no caer en los viejos hábitos y patrones negativos de pensamiento.
- Evitar las reacciones anómalas y neuróticas que alimentan tensiones y conflictos internos.
- Expresarse si herir a los demás, sin mentir ó criticar injustamente.
- Actuar con lucidez y responsabilidad.
- Desdramatizar como distintivo de salud mental.
- Apreciar cada momento y cada acto.
- Hacer las cosas rutinarias con atención y precisión, con cariño.
- Prestar toda nuestra atención a una caricia al aroma de una flor, a la persona que está a nuestro lado, a un paseo por el campo, a contemplar un árbol o a disfrutar de un amanecer.
- No agregar sufrimiento al sufrimiento. Sufrir en la justa medida.
- Instrumentalizar la vida para crecer, aceptando lo agradable y desagradable, las circunstancias buenas y malas, de todo se puede sacar una enseñanza para desarrollar la paciencia, la ecuanimidad, la visión clara, la madurez, el autocontrol y la compasión, observarse para conocerse, sin aprobar ni desaprobar, sin juzgar ni valorar.
- No sentirse inferior ni superior, ni más importante ni menos que los demás, no caer en la autoimportancia que nos hace tan vulnerables.
- Asumirse a sí mismo como un ser en evolución sabiendo que no hay ley más importante que la del amor.
- Valorar por encima de todo la paz interior y la tranquilidad de la mente, para que el sosiego conquistado se pueda compartir con los demás.
- La solución de los problemas no está sólo fuera, sino también dentro de uno y del problema mismo. El desorden mental genera problemas sin límites, las soluciones mentales magnifican el problema.
ENTENDER Y COMPRENDER
No sólo es necesario entender sino también comprender, se necesita percibir, pero se debe percibir con lucidez para proceder en consecuencia, es bueno permanecer alerta y no dejarse alucinar por los espejos de la barraca de la feria como es la mente. La mente está regida por la insatisfacción, el mundo es insatisfecho e insensato, se siguen repitiendo los viejos patrones de conducta y no se pone orden en la mente, la mente sigue engendrando desdichas y creando un mundo insatisfecho. Se vive sin saber vivir, ni amar, sin comunicar con las otras criaturas más allá del ego.
Con más atención puede ir poniendo orden en la mente y ganar terreno al inconsciente. Del mismo modo que la luz disipa la oscuridad, la conciencia va recobrando terreno arrojando luz sobre la oscuridad del subconsciente.
OLVIDAR
Se va acumulando constantemente conocimientos, informaciones y saberes, pero no se desarrolla la sabiduría, el saber que se aprende en los libros tiene su importancia pero es de corto alcance y resulta insuficiente para comprender profundamente la vida; al final no se ha aprendido que también es necesario olvidar.
"Todos los días debemos aprender y olvidar algo", sólo así hay renovación.
Una atención plena es fundamental.
A menudo es más importante desaprender que aprender, liberar que seguir acumulando. Sólo cuando los nubarrones se disipan, se presenta el sol en todo su esplendor.
LA RESPUESTA DE LA VIDA
La vía de la atención consciente es la más segura y está avalada por los grandes maestros de todas las épocas porque es la única que asegura el camino hacia una mente más calmada e iluminada, aunque la mente está estancada es posible sacarla del embotamiento, puede aspirar a dimensiones más creativas, donde se halla la respuesta viva del momento y no la fea reacción del pasado. La ecuanimidad es el equilibrio el poder nuclar de la visión clara y al ser ecuánime se reaccionan con moderación y se resuelven muchos condicionamientos y heridas del pasado, se superan frustraciones y traumas y emergen una conciencia sin huellas del pasado sin represiones ni viejos modelos de conducta mental.
La atención junto con la ecuanimidad restañan las heridas pasadas y dejan la mente en disposición de enriquecerse con la respuesta de la vida. Es posible el entrenamiento para conseguir estar más atentos a los pensamientos, las palabras y los actos.
La mente se renueva a cada golpe de atención y puede ejercitarse para que descubra la realidad, es como una flor que se abre momento a momento, creando su propio aroma, nada es una bendición pero tampoco una maldición, porque todo es importante para la evolución interna. Cada situación es un maestro; cada experiencia una guía, cada acontecimiento, un reto positivo, a través de la atención también se aprende mucho sobre uno mismo, porque se dejar de estar en la superficie de la mente, para aprender a explorar sus profundidades.
La mente es como un trozo grande de hielo en el mar del que una parte aflora a la superficie. Así el aprendizaje vital es continuo, hasta que surge un espacio interno de calma; se fabrica un centro de atención y ecuanimidad. El individuo aprende a bregar con las inevitables vicisitudes de la vida y la muerte. Vivir con ecuanimidad prepara para bien morir, así como en el momento de la muerte, vivir con ecuanimidad prepara a enfrentarse a la muerte con ecuanimidad.