El yoga mental apunta directamente al centro mental
para modificarlo y disponerlo de tal manera que pueda hacerse oír el maestro
interior. Ese es el verdadero maestro, la consciencia de Shiva, la experiencia
del Ser.
Nadie puede recorrer el camino por ti. Nadie puede
tomar la absolución por otro. Nadie puede hacerte ver la luz si tú te empeñas
en tener los párpados cerrados. Tú eres tu discípulo; tú eres tu maestro.
Dentro de ti está la lámpara: enciéndela. Dentro de ti están todos los templos;
frecuéntalos. Dentro de ti están Oriente y Occidente; toma lo mejor de cada uno
de ellos. En tu corazón hay un rishi, un sabio. Si le escuchas, sabiduría y
compasión comenzarán a matrimoniarse dentro de ti, se convertirán en las dos
alas de la intrépida ave que te conduzca a la Conciencia Superior. No te pases la vida buscando o
esperando al maestro. Sé tu propio maestro. No quieras encontrar al gurú para
que éste haga todo el trabajo por ti o para descargar sobre él tu
responsabilidad o para que te indique atajos para arribar a tu paraíso interior.
Desconfía de los gurus , sobre todo de
los gurus advenedizos, que exigen pleitesía y abyección (porque eso les
conviene a ellos), que te dicen que nada puedes hacer sin su ayuda, que te
someten con el pretexto de que están destruyendo tu ego, que se muestran altivos
e inaccesibles. No vayas a cambiar tu cárcel interior por la cárcel en la que
ellos quieren introducirte. Aprende de todos, pero sé tú mismo. El contacto con
personas espiritualmente elevadas siempre es deseable y positivo. Relaciónate
con los que están en la búsqueda, pero mantén tu propia independencia y no te
dejes envolver en el juego sadomasoquista que existe entre algunos desaprensivos
gurus y sus desorientados discípulos. Cuanto más serio y más sincero seas, más
serio y sincero será el maestro al que aspires. Busca la máxima autoridad en tu
propio Yo. Todo está dicho. Si un maestro te promete cosas nuevas no lo creas.
Lo importante es que pongas en práctica lo que está dicho. Lee el Gita, los
Upanishads, los Yogasutras, el Dhammapada… Sé ecléctico. Aprende de todos, sin
dejar de ser tú mismo. Un maestro te ayudará en la medida en que estés
dispuesto a ayudarte a ti mismo. Como dijo el Buda: “Sois vosotros a quienes
corresponde el esfuerzo. Los grandes del pasado sólo enseñan la ruta.” Cada día
es mayor el número de maestros que se dicen liberados y no lo son. Es el signo
de nuestra época. Pero el auténtico maestro es como el sol: no necesita
autoproclamarse. Activa tu discernimiento y pon a prueba al maestro. No basta
que se sepa millares de versículos de las Escrituras, que se exprese bien o se
autoproclame como el mejor y el más realizado. Y si no puedes hallarlo y tienes
tanta necesidad de un guru conviértete en maestro para ti mismo. Pero no puedes regatear esfuerzos si quieres
modificarte, ampliar tu visión interior, escalar a las cimas del conocimiento.
Sigue la enseñanza. Incorpórala a tus actitudes, incluso a tu vida cotidiana.
Vivir es ya una proeza. Vive con consciencia, bien despierto. Entonces la vida
es un guru y aprendes mucho de ella. Desaprueba el dogmatismo, el fanatismo,
los vacíos externalismos, los subterfugios y evasiones, la violencia y la
intolerancia, las invenciones y autoengaños. Aprende de todo y no te dejes
encadenar por nada. Dale vida al liberado que hay dentro de ti mismo. Comprueba
por ti mismo, y no por lo que te digan, la insatisfacción de la vida cotidiana
y trata de hallar una fisura de luz en medio de la oscuridad. Buda, Mahavira,
Zoroastro, Cristo, Kabir, Ramana Maharsi… Todos fluyen por tus venas, forman
parte de tu energía, han dejado su mensaje en cada una de tus células.
¿Necesitas más maestros? Hay maestros de carne y hueso y otros que se presentan
de otra forma. Hasta un grano de trigo puede ser tu maestro, hasta un niño,
hasta una flor. Depende de tu disposición interior. Tú haces al maestro, como
el hijo hace a la madre. Y tú te haces a ti mismo. Tu búsqueda es mi búsqueda.
Shiva espera el momento del reencuentro interior para proporcionarnos su
talante verdaderamente espiritual, su composición infinita, su absoluta
imperturbabilidad. Samadhi, Satori, Nirvana… son palabras para ese estado que
nos proponemos alcanzar y que consiste en cruzar de la orilla de la servidumbre
a la de la libertad. Cada uno de nosotros tendrá que tender el puente hacia su
genuino Yo y recorrerlo. En ese proceso reside tanta grandeza y significado
como en la meta misma. ¿Y acaso hay búsqueda más elevada, aventura más
prometedora?
Todas las técnicas del yoga mental tratan de
despertar el maestro interior. Cuando la mente se ha purificado lo suficiente
se ha liberado de la enojosa maraña de los prejuicios y filtros socio-culturales,
ha ampliado la perceptividad de la consciencia y ha clarificado su contenido,
se escucha la voz del maestro interior. Comoquiera que el intelecto es
insuficiente esta voz no se expresa en términos conceptuales. La visión
intuitiva o conocimiento supra consciente es el modo de expresión del maestro
interior. El mero conocimiento intelectual no es ni mucho menos emancipatorio.
De hecho en último grado hay que sacrificarlo. Como
me indicó en una ocasión Swami Tilak, el mismo intelecto tiene que comprender
que debe suicidarse para dar paso a un conocimiento de orden superior.
TOMO 1 (Colección fascículos Yoga)
Ramiro Calle.
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