Tu cuerpo es como una esponja, que se llena, absorbe energía, una gran energía vital que alimenta, regenera y revitaliza todos tus órganos, músculos, tejidos, hasta la última de tus células.
Cuanto más se relaje la piel, más profunda será tu experiencia de relajación. Mente y cuerpo se vuelven hacia el interior, desde la piel, penetrando las sutiles funciones internas y los sonidos del cuerpo y se relajan y alcanzan un estado de paz y consciencia más elevado.
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