viernes, 25 de enero de 2008

YOGA Y APARATO LOCOMOTOR






La elasticidad es un signo de vida; la rigidez es un signo de muerte. El recién nacido es flexible, Un cadáver es rígido.

Las enfermedades reumáticas y sus síntomas despiertan una atención general, porque todos, antes o después, podemos tener algún trastorno en el aparato osteolocomotor. En un reciente informe sociológico se aseguraba que de cada tres personas enfermas que hay en nuestro país una es reumática, dando una cifra global de cuatro millones y medio de personas enfermas y que representan el 35 por 100 de las incapacidades laborales. Los problemas reumáticos, además de causar dolor e inflamación, tienen gran repercusión en la familia y en el trabajo.

Aunque a todas genéricamente se las llame reuma, hay más de 250 enfermedades que obedecen al calificativo general de enfermedades reumáticas, todas con una distinta etiología, con unos distintos procederes diagnósticos y que, por tanto exigen distintas terapias. Reumatología es la ciencia que se ocupa en los problemas médicos del aparato locomotor. Al reumatólogo se le ha llamado muchas veces el médico del dolor, porque son muchas las personas que llegan a este especialista por un dolor, dolor que muchas veces incluso es sólo la proyección de un órgano interno afectado. En tales casos, a través de ese dolor que se irradia hacia un miembro, se llega a la localización de la enfermedad que aqueja a un órgano interno.

En ninguna otra rama de la medicina hay más camelo, embaucadores, intrusismo e intromisión, recomendaciones gratuitas, falsos remedios y supuestas panaceas. Ello demuestra hasta qué punto tienen las enfermedades reumáticas una gran incidencia en la población. De ahí también el constante intento de los laboratorios por obtener productos farmacéuticos cada vez más eficaces par las enfermedades reumáticas y menos nocivos, porque, además, los efectos secundarios de este tipo de medicamentos son numerosos y sobre todo, afectan muy negativamente al aparato digestivo. No son pocos los enfermos, que, habiendo abusado de la medicación, en un intento por sanar, han padecido hemorragias digestivas. Algunos antirreumáticos tienen cortisona, y los corticoides, que en un sentido y bien utilizados son de gran eficacia, en otro crean efectos indeseables como la subida de la tensión arterial, la osteoporosis, la retención de agua y aumento de sodio, trastornos psiquiátricos, etc., pudiendo además, a la larga, incrementar el nivel de hormonas corticosuprarrenales. Por todo ello, cualquier técnica inofensiva que ayude a desarrollar las posibilidades propias y que, al mismo tiempo, evite ingerir tal cantidad de sustancias ajenas al organismo, será de gran utilidad y valor.
Hay infinidad de clasificaciones de las dolencias reumáticas. Una de ellas sería: enfermedades de los huesos (tumores, osteoporosis, etc), patología articular (artritis, artrosis), patología yuxtaarticular o pedí articular (los músculos, los ligamentos, los tendones, las fascinas, las cápsulas), es decir, ósea, articular y yuxtaarticular. Una clasificación para la gente más profana es en enfermedades inflamatorias y mecánicas o degenerativas. Las artritis son inflamatorias y las artrosis degenerativas. Comúnmente la gente llama reuma a la artrosis. Por otra parte, la posición erecta del hombre –somos bípedos-, aunque es una gran conquista desde el punto de vista filogenético, conlleva una gran servidumbre y nuestra columna vertebral sufre cantidad de ofensas y traumas del mundo exterior. Hay una máxima yogui que dice que el hombre jamás es viejo en tanto conserve flexible su columna vertebral. El enfermo reumático es, con frecuencia, víctima de la contractura muscular, que origina cantidad de posturas defectuosas. Si bien las contusiones y fracturas no pueden ser solucionadas con el yoga (aunque nos puede ayudar a su aceptación con mejor talante y a mantenernos favorablemente relajados), las técnicas de yoga sí tienen gran valor y amplias indicaciones en el campo de la prevención y de la rehabilitación. Los asanas serán de gran utilidad en la rigidez de columna, así como la relajación y la respiración para los pulmones y el corazón, que sufren si esa rigidez de columna es anquilopoyética, porque es como si dichos órganos se hallaran en una coraza, sin la suficiente capacidad de expansión. Una buena oxigenación por la adecuada respiración siempre es favorable para los tejidos. Los asanas nos ayudan a resolver contracturas, desviaciones de la columna, constitucionales o adquiridas (escoliosis) y dolores de columna; flexibilizan las articulaciones, que todos las tenemos un poco oxidadas, pero que necesitan mucho más dotar de elasticidad las personas con patología, y en suma, para curar, prevenir y rehabilitar muchos trastornos del aparato locomotor. El yoga, sin duda, está indicado en la prevención de enfermedades reumáticas, pudiendo así, hasta cierto punto, liberar a ese hombre que es prisionero de su enfermedad y que está lleno de limitaciones, razón por la que en la propaganda se presenta al reumático lleno de cadenas. Por otro lado, el yoga no niega, en absoluto, la utilización de la medicina tradicional, sino que es un complemente en el tratamiento de las afecciones del aparato locomotor, y siempre que sus técnicas sean bien aplicadas, resulta absolutamente inocuo y proporciona un saludable bienestar. En el caso de la artritis, en tanto dura la inflamación, los asanas deben suspenderse, aunque, por supuesto, se puede y se debe insistir en las técnicas de respiración y de relajación. En las artrosis está siempre indicado. De cualquier modo, el especialista debe ser consultado para saber cómo proceder y cuáles son las técnicas a evitar y cuáles las que pudieran estar contraindicadas. No cabe duda de que aunque el yoga no es una técnica preventiva o una terapia, sino mística, filosofía, actitud vital, psicología y ciencia de la salud, puede ser de utilidad enorme en el tratamiento de muchas afecciones reumáticas.


Dra. Angela Corral (Internista, psicólogo clínico y miembro de la Sociedad de Gerontología).

. Colección fascículos YOGA (Ramiro Calle)