Hatha Yoga: El sereno vigor
En Occidente nuestra propia mentalidad científica, determina lo que es válido y lo que es inservible para el ser humano. ¿Pero puede la ciencia refrendar lo que constituye su vida cotidiana y empezar a ser consciente de su cuerpo inmóvil y de su flujo respiratorio detenido, experiencias a las que le enfrenta el Yoga, nada más iniciarse en su práctica?
El Yoga físico, en su conjunto de técnicas, viene validado por un conocimiento de milenios y una comprobación siempre renovada de sus múltiples cualidades y beneficios, por cada nuevo practicante que abraza su disciplina y sus técnicas, para incorporarlas a su vida cotidiana. Y si bien este refrendamiento de siglos, y esta validación que le otorga la experiencia de cada nuevo adepto, son suficientes datos y motivos como para no intentar una mayor indagación de los beneficios a que se desprenden de su práctica, no podemos por menos que plantearnos en qué grado y medida puede nuestro pensamiento científico occidental iluminar y permitirnos comprender, el porqué y el cómo de sus efectos sobre nuestro soma y sobre nuestra mente. Más allá de la experiencia positiva y que todo individuo puede extraer de la práctica yogui, paradójicamente anteponernos la voz de la ciencia para sentirnos confortablemente instalados en un camino que aparece realmente desde esta perspectiva como beneficioso, digno y completo con vistas aun desarrollo y potenciación de las cualidades humanas y de sus facultades más intrínsecas. En nuestra cultura, con su particular sistema de valores, la ciencia habla con más peso y autoridad que la voz de la experiencia del individuo aislado. Aceptemos las limitaciones de nuestro esquema de valores y al menos intentémoslo para tranquilidad de todos.
El Hatha-Yoga, en su conjunto de técnicas corporales (asanas) y de ejercicios respiratorios (pranayama), induce en el sujeto una vivencia de sí mismo que podría definirse con los adjetivos de vigor sereno o de tranquila fortaleza; sensación que se desprende de la particular vivencia que se experimenta del propio cuerpo inmovilizado en las distintas posturas o asanas, y que se acompaña de una especial sensación de consciencia corporal.
Esta autoconciencia física, está matizada básicamente por un estado de serenidad interior acompañado de una sensación de fuerza y potencia sentida globalmente en todo el cuerpo, lo que otorga al sujeto la vivencia de poder ser capaz de llevar a cabo cualquier empresa que se proponga, por sentir una confianza inusual en sus propias fuerzas o posibilidades. Como primera aproximación explicativa de este particular estado de conciencia conviene recordar que el Yoga se considera clásicamente, en su aspecto práctico meramente físico, como un conjunto de técnicas destinadas muy específicamente al desarrollo y potenciación de la energía individual o “prana”, con vistas a conseguir su fusión con la energía cósmica “Prana”, que inunda y da forma a todo el universo. Y si bien estos conceptos energéticos fueron utilizados desde siempre por los yoguis, en nuestra cultura es solamente a partir de los trabajos de un psicoanalista, Wilhelm Reich en el ser humano existe una energía que él estudió y determinó llamándola “orgón”; dicha energía física condiciona una determinada estructura muscular y funcional para cada personalidad concreta, estando en relación directa la específica y concreta personalidad y carácter de cada individuo con su estructura muscular, de tal forma que los trastornos o alteraciones a nivel psicológico presentes en un sujeto tienen su correspondencia directa con su estructura muscular, pudiendo estudiarse la identidad existente entre bloqueos psicológicos y bloqueos a nivel muscular. Para Reich cada concreto bloqueo a nivel muscular energético implicaba y recordaba corporalmente el trauma psíquico inconsciente que lo originó, denominando a esta situación de inhibición muscular y motora: coraza muscular, que a su vez es el correlato a nivel somático de la llamada coraza caracteriológica (del carácter). Si cada trauma psíquico tiene su correspondencia en un bloqueo muscular específico, la superación y eliminación de dicho bloque muscular va seguida indefectiblemente por la reviviscencia nivel consciente de la emoción traumática inconsciente que en su momento lo originó, posibilitándose por este proceso el doble nivel de superación y crecimiento, tanto a nivel meramente muscular como a nivel psicológico específico. Una personalidad traumática, inhibida y bloqueada vitalmente, implica un cuerpo igualmente bloqueado e inhibido en su estructura músculo-motora. Un esquema corporal fluido y libre a nivel muscular y energético se corresponde con un carácter igualmente fluido y libre. Todos estos conceptos de Reich llevaron a su discípulo Lowen a una profundización y ampliación de los mismos, creando una especial técnica terapéutica denominada, Bioenergética.
La bioenergética tiene su fundamento terapéutico en el proceso de hacer consciente los traumas y emociones inconscientes del individuo a partir de la superación y toma de conciencia de los bloqueos musculares energéticos correspondientes. Puede resultar un tanto aventurado afirmar que el Hatha-Yoga es la técnica más completa de bioenergética que existe, pero los postulados terapéuticos de toma de conciencia de las rigideces musculares y de los bloqueos energéticos los lleva a cabo la práctica yóguica física de una forma completa y total a través de unos mecanismos que se detallaran más adelante, si bien el proceso de integración y maduración psicológica se desarrolla preferentemente de una forma analítica, sin intervención de procesos de asimilación verbal de las vivencias inconscientes que se movilizan. Todo el material inconsciente del sujeto se pone a prueba por la movilización de su esquema corporal a través de la movilización de su esquema corporal a través de las distintas posturas o asanas, según los postulados explicados por la bioenergética: y este proceso de movilización del material interior vivencial del individuo que se origina y condiciona por su trabajo a nivel físico muscular induce una reestructuración de la psique y de la personalidad del sujeto a partir de una positiva y completa toma de conciencia de su estructura muscular, por asimilación y perfeccionamiento de las distintas sensaciones corporales que a un nivel muy primitivo, sin casi participación de los mecanismos intelectuales verbalizadores, se originan y desarrollan por el hecho de realizar y mantener con inmovilidad los distintos asanas o posturas. La inmovilidad postural como requisito imprescindible para la realización y mantenimiento de los distintos asanas posibilita una especial toma de conciencia del propio cuerpo y de las sensaciones de él derivadas, condicionando, a través del esfuerzo mantenido y no violento que perfecciona los distintos asanas, una modificación vivencial en la apreciación de las sensaciones corporales, con clara toma de conciencia de la superación de las distintas rigideces musculares, a partir de la relajación de los músculos contraídos innecesariamente (superando las resistencias) y desarrollando una transformación de la estructura muscular, hacia el abandono de las rigideces de las defensas y resistencias, con su consiguiente correlato psicológico de una mayor plasticidad vivencial y una modificación emocional, que no por ausencia de verbalizaron de los conflictos es menos integradora a nivel psicológico. El Hatha-Yoga como técnica bioenergética induce un desarrollo emocional, que sólo requiere del practicante paciencia, tesón y disciplina, marcando a su vez estos factores los límites de su actuación psicológica ante quien no los lleve a cabo.
El efecto terapéutico del Hatha-Yoga en cuanto posibilita una superación de los bloqueos musculares por la toma de conciencia que el practicante realiza de los mismos al ejecutar los asanas, e ir poco apoco venciendo dichos bloqueos musculares por un incremento de la concentración y de la atención mental que favorezca y posibilite la relajación muscular (un músculo contraído no cede), con la consiguiente superación de los bloqueos y resistencias nivel psicológico emocional que dicho desarrollo muscular conlleva; dicho efecto terapéutico debe ser valorado igualmente en base a dos de los factores más fundamentales y que más matizan y condicionan todo proceso de psicoterapia dinámica que incluya una posibilidad de transformación de la personalidad del sujeto a ella sometido, de forma integral y no únicamente como modificación superficial de su mundo relacional. Estos dos factores, sustentadores de todo proceso psicodinámico, se conocen como la transferencia y la fortaleza del yo. Ambos son necesarios para que el paciente lleve a cabo la toma de conciencia y asuma como propios los postulados y fantasías de su mundo inconsciente fundamentándose este proceso conciencienciador e integrador del yo en la confianza acogedora sentida por el paciente hacia el terapeuta, como elemento capaz de contener y abrigar sus miserias más íntimas, por dolorosas e inconfesables que sean (transferencia), junto al simultáneo proceso de maduración y fortaleza del yo del paciente, que le permite un mayor nivel de integración psicológica de todas sus vivencias inconscientes, por mucha carga emocional que conlleven, y una aceptación más amplia de todas sus particulares vicisitudes, por muy negadas que se hayan mantenido hasta entonces a nivel consciente vivencial (fortaleza del yo). En el marco terapéutico del Yoga conviene recordar que todos los textos clásicos insisten siempre en la necesidad de la figura del gurú o maestro como elemento imprescindible en la vía yóguica; entendiendo dicha figura desde el nivel de lectura en que nos movemos como el elemento que posibilita la transferencia y pone en marcha el mecanismo de integración de la personalidad del individuo, fortaleciendo su psique y ampliando su nivel de conciencia.
Una personalidad más integrada, con menos conflictos emocionales en su interior, es una personalidad más serena, es un individuo capacitado para un incremento de su capacidad de abstracción mental, que a su vez inducirá un mayor nivel de tranquilidad, serenidad y calma interiores. La superación de los conflictos traerá como consecuencia el desarrollo de una vivencia más apaciguada del sí mismo del sujeto, lo que indica el punto de partida de un proceso conducente a mayores y más elaboradas cimas de sosiego y plenitud interiores.
A un nivel más estrictamente fisiológico, la práctica de los distintos asanas condiciona y pone en movimiento una serie de reflejos neuromusculares que inducen y sustentan el desarrollo de la conciencia del sujeto, ampliándola y desarrollándola con el consiguiente beneficio para su evolución y desarrollo interior.
En líneas generales se puede afirmar que la ampliación del esquema corporal motivado por olas distintas posturas en la vivencia que el sujeto tiene de sí mismo y de su propio cuerpo lleva pareja simultáneamente una ampliación de sus posibilidades y recursos psicológicos. Si el esquema que cada individuo tiene de su propio cuerpo expresa la representación que de sí mismo establece su propia psicología; la ampliación y desarrollo de dicho esquema corporal a través de la práctica de los distintos y variados asanas del Yoga físico modifica la percepción vivencial y la capacidad de expresión del individuo a través de su cuerpo, con la consiguiente modificación de la vivencia interior de su propia personalidad, sus recurso expresivos y su posibilidad de desarrollo interior.
Pero al mismo tiempo la conquista de una mente calma y serena, como consecuencia de la práctica firme y mantenida del Hatha-Yoga, no se debe únicamente a la consecución de un estado interior de mayor madurez o integración psicológica, sino que existen factores y mecanismos de acción que dentro de un contexto estrictamente neurofisiológico favorecen y condicionan la presencia de dicho estado mental de calma, sosiego y tranquilidad interior del ser humano.
En el organismo existen una serie de reflejos neuronales espontáneos, encargados de mantener la estructura y la forma muscular normal o fisiológica, Todos y cada uno de los músculos del cuerpo, a excepción de los músculos de fibra lisa de inervación simpática, se encuentran en estrecha relación anatómica y funcional con fibras nerviosas que los inervan a través de lo que se denomina los husos neeuromusculares; conjunto ana tomo-funcional formado por el nervio y el músculo por él inervado. Dichos husos neuromusculares detectan todo cambio en la longitud o en la forma fisiológica específica del músculo y envían una señal a través del nervio, que cierra un arco reflejo en la médula espinal de la columna vertebral, para inducir sobre el músculo la acción contraria, a fin de devolver al músculo su tamaño, forma y longitud normales. Este reflejo muscular de estiramiento-contracción que se origina en la médula espinal, se ve reforzado por otra serie de reflejos supramedulares que atienden a la misma finalidad de devolver al músculo su longitud perdida como consecuencia de un estiramiento. Existen estructuras neurológicas ubicadas a nivel de las vértebras cervicales, a nivel vestibular y a nivel de la sustancia reticular del tronco cerebral, que tienen la finalidad específica de mantener dicha forma y longitud muscular fisiológica.
Dada la existencia de estos reflejos mencionados, resultaría imposible la realización de las posturas del Hatha-Yoga (asanas), en las que juega un papel primordial los distintos estiramientos musculares a los que se somete el organismo, y por supuesto mucho menos factible sería el mantener dichos asanas con inmovilidad absoluta, manteniendo por tanto los estiramientos musculares durante el tiempo de su realización, si no fuese porque a nivel de la corteza cerebral se originan estímulos que frenan los anteriores reflejos medulares y supramedulares citados y posibilitan la permanencia y duración de los estiramientos musculares más allá de lo que reflejamente permite el organismo. Ya que a nivel neurológico se considera la corteza cerebral la zona de asiento de la personalidad y de la conciencia individual, y por ser precisamente la corteza cerebral la que posibilita la superación y anulación de los reflejos neuronales espontáneos existentes a nivel orgánico, es por lo que el Hatha-Yoga es una técnica de control interior y de superación e incremento de la conciencia del ser humano.
Para poder mantener los distintos estiramientos musculares que originan los asanas con una cierta comodidad y sin presentar signos de fatiga o cansancio se requiere mantener la atención mental concentrada en la propia postura, lo que va a posibilitar, por el efecto de toma de conciencia del propio cuerpo inmovilizado en la postura, una anulación más efectiva de los reflejos neuronales mencionados, los cuales espontáneamente tenderían a devolver al cuerpo su forma habitual, cortándose de esta forma el mecanismo reflejo de contracción muscular inversa en los músculos estirados y facilitándose secundariamente la relajación de dichos músculos, con lo que las posturas o asanas ganan en comodidad y se realizan con mayor perfección, dando lugar a una más definitiva obtención de los efectos globales que de ellas se desprenden a nivel orgánico. Este mecanismo citado, por lo que tiene de esfuerzo de la atención mental, implica un desarrollo de la mente y un control de la misma secundario al control que induce sobre el propio cuerpo. La atención mental fijada y centrada en el propio cuerpo con el fin de superar los reflejos neurológicos citados y permitir una relajación muscular completa de toda la masa muscular durante la realización de los asanas o posturas (un músculo contraído no cede), condiciona un desarrollo de la conciencia en sus niveles más profundos y un completo control psico-fisiológico, que va a posibilitar niveles de abstracción mental más totalizadores favoreciendo el cultivo de la meditación y estados mentales superiores. El trabajo corporal no se reduce al cuerpo, ya que mientras hunde sus raíces en los niveles más estrictamente celulares y fisiológicos de la estructura orgánica como son los husos neuromusculares citados, sus ramificaciones llegan a los estratos más altos del ser humano en sus aspectos mentales, psicológicos o espirituales.
Dr. Miguel Fraile (Médico internista, piscoanalista, yogoterapeuta y director del centro de yoga Asanga (Madrid)