- Bienaventurados los que saben reírse de sí mismos porque nunca acabarán de divertirse.
- Bienaventurados los que saben distinguir una montaña de un montículo, los que miran donde ponen sus pies porque evitarán el resbalón y los pisotones atolondrados.
- Bienaventurados los que son capaces de trabajar, descansar, dormir y reír sin pedir excusas porque son sabios.
- Bienaventurados los que saben callarse y escuchar porque ellos aprenderán cosas nuevas.
- Bienaventurados los que son bastantes inteligentes para no creerse el ombligo del mundo porque ellos serán apreciados por quienes les rodean.
- Bienaventurados los que piensan antes de obrar y los que oran antes de pensar porque ellos evitaran bastantes tonterías.
- Dichosos seréis si sabéis admirar una sonrisa y olvidar una mala cara porque vuestro camino estará lleno de sol.
- Dichosos seréis si sabéis callaros y sonreír aun cuando os corten la palabra, os contradigan y os pisoteen. Entonces el Evangelio comenzará a entrar en vuestro corazón.
"En cada momento daré la expresión más inteligente que pueda, más eficaz que pueda, más profunda y sincera que pueda, pero la daré del mismo modo como el Sol da su luz, como la Flor da su perfume, es decir de un modo natural, porque es su NATURALEZA darlos." (Antonio Blay).
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