Ramiro Calle
Introducción
El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India,
sino también de Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con
una antigüedad de más de seis mil años, originario de la India, pero que
despierta un creciente e intenso interés, cada día mayor, entre los
occidentales. Se ha convertido en una necesidad específica de nuestro tiempo,
pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas para el auto-perfeccionamiento,
el bienestar integral y la evolución de la conciencia.
Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los
occidentales no es ni mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno
se dejó instruir por un yogui
jaina
de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser numerosos
los filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y
escritores de nuestro hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e
incluso entusiasmados por sus textos espirituales. A propósito de los
Upanishads, Schopenhauer declaró: «Han sido el consuelo de mi vida y de mi
muerte». Del mismo modo, Hermann Hesse destacaría hace casi ocho décadas que si
algo le urgía a Occidente era la práctica del yoga, y antes que él innumerables
intelectuales y pensadores como Victor Hugo, Lamartine, Pierre Loti, Romain
Roland y tantos otros habrían de interesarse vivamente por el pensamiento de la
India.
Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy
antiguo a otras tradiciones, tales como el budismo theravada, el budismo zen,
el budismo tibetano, el jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el
cristianismo oriental y otros sistemas soteriológicos. Puesto que el yoga es
suprarreligioso y fundamentalmente ecléctico en este sentido, es de utilidad
tanto para personas con creencias como para quienes no las tengan,
pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el
autodesarrollo. De ahí que numerosos sistemas espirituales y psicologías de la realización
se hayan servido de sus eficientes y milenariamente experimentados métodos para
el control del pensamiento, la evolución de la conciencia y el acopio de
valiosas energías internas.
Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar
y esté dispuesta a practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la
docencia del yoga, habiendo impartido sus técnicas a más de doscientas mil
personas, de todas las edades y condiciones, me permiten asegurar los
indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de enseñanzas vivientes que se
ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la noche de
los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente
denominado yoga físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo
he seguido practicando desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con
renovada sorpresa, hasta qué punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y
beneficiosas. Cada persona debe ir perfeccionando estas técnicas mediante la
práctica asidua y hasta donde quiera llegar. A mayor esfuerzo sobrevendrán, por
supuesto, resultados mayores.
El yoga nos abre extraordinarias posibilidades, pero compete al
practicante determinar hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera
recibir del mismo. Muy repetido es ese adagio del yoga que reza: «Es más
importante un gramo de práctica que toneladas de teoría», pues el yoga es ante
todo un método de transformación que requiere la puesta en práctica de un buen
número de técnicas psicofísicas, psicomentales y psicoenergéticas. Son los
métodos correctamente utilizados y desarrollados los que van transformando a la
persona. y estos métodos, todos ellos, además de sus finalidades concretas
(sean psicosomáticas, psíquicas, espirituales u otras), tienen la utilidad también
de que tienden a «desautomatizar», es decir, a hacer más consciente al
practicante. Son, pues, métodos de contramecanicidad y que, por tanto, siempre
exigen una atención consciente y vigilante, que así va refrenando los
automatismos.
Incluso el yoga físico requiere la presencia de una atención consciente
para que todas sus técnicas no sólo tengan implicaciones fisiológicas, sino
también mentales, lo cual permite al practicante ir sometiendo al escrutinio de
la atención vigilante cualquier ejercicio. Se eleva así el umbral de la
conciencia y se consigue una armónica interrelación de cuerpo y mente. Ya hoy
en día, la más moderna ciencia psicosomática indica (como ya lo hiciera el yoga
hace miles de años como precursor de la ciencia psicosomática) las estrechísimas
conexiones existentes entre el cuerpo y la mente y cómo todo aquello que afecta
al cuerpo repercute en la mente o todo aquello que altera la mente alcanza al
cuerpo. Si también se ha propuesto el yoga como una ciencia de la salud
integral es, precisamente, porque procura ese bienestar real del cuerpo, la
mente y el comportamiento que caracteriza a la verdadera salud, que no es sólo
ausencia de enfermedad.
De ahí que también, en algunas de sus vertientes, el yoga haya sido
considerado la primera «medicina» natural del mundo con métodos preventivos,
terapéuticos y recuperativos.
Aun en la búsqueda de la elevación espiritual, los yoguis siempre han
considerado el cuerpo muy importante, puesto que si además de las dificultades
que entraña la búsqueda de lo Absoluto, el cuerpo no opera armónicamente, se
convertirá en un obstáculo añadido. Pero si, por el contrario, el cuerpo y sus
energías y funciones cursan armónicamente, la envoltura física se convertirá en
un benéfico aliado en la senda hacia lo inefable.
Ello
no quiere decir, en absoluto, que deba rendirse culto al cuerpo o que éste deba
despertar en el individuo apego u obsesión, sino que el cuerpo, que es la base
y el aspecto más tosco de la pirámide humana, merece una adecuada atención.
Además,
el cuerpo puede instrumentalizarse sabiamente en la búsqueda hacia el objetivo
supremo y convertirse en un laboratorio en el que trabajar minuciosamente para
desplegar las potencias más reveladoras de la mente. Cuando el yoga psicofísico
se practica con la debida actitud, tiene mucho de yoga mental.
Pero
si, además, necesario es el cuidado del cuerpo, mucho más lo es el de la mente,
puesto que esta es el origen de todo y todo se fundamenta sobre la misma.
Si
consideramos que más de un 70 por ciento de trastornos lo son de carácter
psicosomático, comprenderemos cuán importante es ejercitar, cuidar, cultivar y
reeducar la mente, a fin de mantenerla equilibrada, consciente y subyugada.
Yoga es unión y tiene mucho que ver con la palabra yugo. Por un lado, el yogui
(el que busca la unión) trata de reunificar sus energías dispersas y de unirse
a su naturaleza más íntima y real; por otro, se
ejercita
para poner la mente bajo el yugo de su voluntad y su conciencia, a fin de que
la misma mente que es la que vela (cuando no está desarrollada y purificada)
sea la que desvele y proporcione una sabiduría de gran alcance tanto para la
vida cotidiana como para la senda hacia lo incondicionado.
Como
el yoga tiene un sentido muy pragmático, los maestros del yoga han insistido en
la necesidad de aprender a manejarse hacia fuera y hacia dentro, es decir, en
el ámbito de la vida y en el de la vida interna. Y más aún: instrumentalizar
los eventos y situaciones de la vida cotidiana para propulsar el crecimiento
interior y conquistar una actitud mental de lucidez y ecuanimidad. No debe
pasarse por alto que el yoga es asimismo una actitud de vida, basada en la atención
consciente, la firmeza de mente, la tolerancia, el equilibrio y el sosiego.
Así,
la vida misma se torna un maestro y un desafío, y el practicante la aprovecha
para ejercitarse interiormente e incluso para acopiar energías y acumular
conciencia en lugar de dejar que las energías se debiliten y la conciencia baje
a un umbral paupérrimo, como suele ocurrir en el desgaste a que nos somete
habitualmente la vida cotidiana y que es la que también provoca ese estado
psíquico de somnolencia que es la mecanicidad, que diseca la existencia diaria
y le roba su gloriosa frescura.
El
yoga, también, es un ejercitamiento para la contención del pensamiento y de la imaginación
perniciosa. Todas sus técnicas, al exigir la presencia de la atención
aquí-ahora, predisponen saludablemente la mente para que pueda conectarse más
con la realidad momentánea, en lugar de desertizarse en inútiles memorias y
ensoñaciones. También por su capacidad para «desautomatizar», para contener el
pensamiento y cultivar el equilibrio interior, el yoga juega un papel destacado
en el campo de la salud psíquica y mental, pudiendo colaborar con eficacia en
la resolución de conflictos internos y tendencias neuróticas. Asimismo, el yoga
puede ser muy útil en el ámbito pedagógico; el niño puede encontrar en el yoga
una ayuda extraordinaria para beneficiar su cuerpo, potenciar sus funciones
mentales, cultivar una saludable actitud mental de por vida e incluso disponer
de
una valiosa técnica para superar el estrés escolar y los trastornos emocionales
propios de su edad. Pueden sus técnicas también ser aplicadas con notable éxito
como prácticas coadyuvantes en el tratamiento a niños autistas y mongólicos,
así como a personas con problemas de ludopatía, alcoholismo o cualquier tipo de
drogadicción.
Por
fortuna, y ya desde hace años, el yoga se ha ido abriendo camino en muchas
direcciones, habiendo sido incorporado tanto a seminarios espirituales como a
cárceles, a colegios como a fábricas, a los profesionales más diversos y en
activo como a personas de ya muy avanzada edad, quienes han encontrado en el
yoga un método de gran ayuda para los últimos años de su vida.
No
quiero finalizar esta introducción sin señalar enfáticamente que no es
necesario en absoluto adaptar el yoga a las características del practicante
occidental, porque eso sería tan innecesario como adaptar el ajedrez (que, por
cierto, se originó también en la India) a los jugadores que no fueran indios.
El yoga tiene un carácter universal como tal método ecléctico y no adoctrinante
y sus técnicas y procedimientos son adecuados para todas las razas, si bien
habrá que buscar naturales adaptaciones de sus prácticas psicofísicas para
niños de corta edad y para personas enfermas.
El
yoga siempre apela a la inteligencia y al discernimiento del practicante, y
debe éste tratar de evitar a esos «maestros» o «instructores» que acompañan la
enseñanza del yoga de adoctrinamientos incluso muchas veces dogmáticos y que
nada tienen que ver con el yoga mismo. El verdadero yoga, que es el que se
viene practicando desde tiempos inmemoriales en todas las épocas y latitudes,
es a veces falseado por desaprensivos maestros e instructores que lo convierten
en una simple gimnasia, o lo reducen a una simple y casi grotesca caricatura
del yoga real, o, incluso, lo que es verdaderamente inexcusable, lo proponen
hasta como un método competitivo y un espectáculo de campeones. También invito
al lector a que utilice su sabiduría discriminativa para prevenirse contra los
diversos pseudoyogas que algunos instructores proponen o contra los sucedáneos
que algunos tratan de «colar» como si se tratara de verdaderas enseñanzas. No
hay atajos para llegar al cielo y los métodos que prometen éxitos
espectaculares en un breve espacio de tiempo son
todos
cebos para atraer a personas ingenuas que luego se encontrarán con el anzuelo y
comprobarán, desanimadas, que lo que se les ha ofrecido, y por lo que
obviamente han pagado, no tiene ningún alcance ni eficacia.
Si
después de haber publicado varios libros de yoga me decido ahora a publicar
esta obra con Ediciones Urano es para brindar al lector lo mejor y lo más
práctico y beneficioso del verdadero yoga. Aunque el yoga es como un gran árbol
con numerosas ramas (sus distintas modalidades), me centraré en esta obra en
las principales y más benéficas técnicas del yoga psico-físico (hatha-yoga) y
del yoga mental (radja-yoga), si bien los lectores interesados en otras formas pueden
consultar otras obras mías dedicadas a las distintas modalidades yóguicas, como
el mantra -yoga o el kundalini-yoga.
Si
estas técnicas se han perpetuado desde hace miles de años no es por casualidad
ni gratuitamente, sino porque han demostrado su fiabilidad, porque las han
puesto en práctica personas de todas las épocas y de las más distintas
latitudes. Con ello quiero significar su validez y volver a alertar al lector
para que desconfíe razonablemente de los pseudoyogas o técnicas sucedáneas e
insustanciales. Hay un adagio oriental antiguo que reza: «A cada gusano su
gusto; los hay que prefieren las ortigas».
Pero
el yoga es un cuerpo de enseñanzas y técnicas muy elaborado y completo, algo
que lo convierte en una primorosa orquídea y no en una ortiga. Porque una cosa
es una técnica aplicada aisladamente, por eficaz que resulte (con frecuencia
robada al yoga ya la que no se le reconoce muchas veces su paternidad), y otra
es toda una psicología de la realización que incluye: ética genuina,
comportamiento amoroso, cultivo de emociones laudables, numerosos ejercicios
psicomentales, una sabia actitud de vida, procedimientos para el desarrollo de
la sabiduría liberadora y, en suma, todo un noble arte de vivir.
Aunque
lo idóneo para un principiante es poder asistir a un centro especializado y
recibir clases de un instructor calificado, si no es posible, también un libro
puede ser de una notable ayuda. Pero, además, aunque una persona esté
asistiendo a un centro especializado (sea dos o tres veces por semana, como es
lo más común), siempre es conveniente practicar en casa y en este caso un libro
con explicaciones sencillas será un referente muy válido y una gran ayuda. El
autor de estas páginas comenzó hace cuatro décadas a practicar el yoga con la
ayuda de libros, hasta que tuvo la fortuna de conocer instructores y maestros
que
le
prodigaron enseñanzas y métodos. Tenga el lector la certeza de que el yoga que
presentamos en esta obra, sus técnicas y su modo de practicarlas se avienen
estrictamente al yoga genuino, tal y como lo han enseñado y propagado los más
grandes maestros del yoga. Cuando un diamante es impecable, ¿por qué añadirle
nada; por qué restarle nada?
Hemos
creído conveniente estructurar esta obra en dos partes. La primera recoge una exposición
general acerca del yoga y de su alcance, así como diversos aspectos tanto del
yoga psicofísico (hatha-yoga) como del mental (radja-yoga); la segunda se
extiende sobre las técnicas del yoga físico y los métodos del yoga mental.
Incorporamos, asimismo, dos apéndices de gran interés, uno de ellos de la
profesora de yoga Isabel Morillo, con gran experiencia docente. La segunda
parte tiene un carácter fundamentalmente práctico, ya que el yoga es un método
basado en la experiencia para que cada persona pueda encender su propia lámpara
interior; en última instancia, uno siempre es su propio maestro y su propio
discípulo.
Ramiro
Calle, Director del Centro de Yoga Shadak
PRIMERA PARTE
LA DISCIPLINA DEL YOGA
1
El yoga y su alcance
Yoga y trabajo
interior
El
yoga es tan antiguo ya la vez tan actual que Mircea Eliade -practicante de
yoga- se refirió a él como «un fósil viviente».
Es,
sin duda, la técnica liberatoria más antigua del mundo, pues el yoga arcaico (que
ya disponía de eficaces métodos para conducir la mente a un estado de
conciencia superior) es muy anterior a la penetración de los arios en la India.
Los primeros yoguis se adentraron en la búsqueda interior con el afán de
conectar con conocimientos de orden superior y poder acceder a regiones ignotas
de la mente. En el transcurso de los años fue configurándose un cuerpo
amplísimo de enseñanzas, métodos, técnicas y prescripciones para la auto superación,
la evolución de la conciencia y la conquista de una mente superior a la que el
yoga denomina supramundana, por situarse más allá de las apariencias.
Por
su propia experimentación personal, los yoguis fueron concibiendo y ensayando
toda clase de métodos de autoconocimiento y autodesarrollo, así como técnicas
muy específicas para la contención del pensamiento, el cultivo armónico de la atención,
el acrecentamiento de la conciencia, la purificación del inconsciente, el
control psicosomático, el desarrollo de la visión esclarecida y la reunificación
de las energías dispersas. Como lo más cercano a un ser humano es su propio
cuerpo, su mente y las energías que animan a ambos, el yogui convirtió su
complejo psicofísico en un laboratorio para efectuar su trabajo, poniendo en
práctica innumerables procedimientos para armonizar el cuerpo, la mente y las
energías y poder conquistar un tipo de percepción (yóguica) liberadora muy
diferente y muy superior a la percepción ordinaria, siempre sometida a error.
El
yogui emprendió sin tregua el trabajo sobre sí mismo, al que denominamos, por
su carácter, trabajo interior. Se trata de una práctica minuciosamente llevada
a cabo para poder conocer la naturaleza real que reside en uno mismo y para
aprender a conocer y regular la propia realidad interna. Se trata de superar la
ignorancia básica de la mente y de desplegar todos los potenciales internos
para superar la desdicha, procurar un sentido de aprendizaje interior a la vida
y mejorar las relaciones con uno mismo y con los demás.
Este
trabajo es integral, o sea, que se realiza sobre todos los componentes del ser
humano: cuerpo, cuerpo energético, órgano psicomental (mente y emociones) y
comportamiento. Se conoce ese trabajo interior que es el entrenamiento yóguico
como sadhana o práctica espiritual. El sadhana tiene por objeto la evolución
consciente, el autoconocimiento y el autodesarrollo, para beneficio propio y
ajeno. En este trabajo sobre uno mismo, el practicante encontrará no pocos
obstáculos, pero también buenos aliados internos. Entre los obstáculos se
encuentran no solamente las circunstancias externas adversas y el entorno
inapropiado y las vicisitudes de la vida, sino también los que derivan del
desequilibrio orgánico y de la inarmonía psíquica. Son obstáculos el
desasosiego, la pereza, la negligencia, el descontento, la ofuscación, la
avidez, el odio y tantos otros, a los que
hay
que sumar el propio inconsciente desordenado, caótico y el cúmulo de viejos
patrones, heridas psicológicas, traumas y frustraciones. También son obstáculos
los enfoques incorrectos, los estrechos puntos de vista, el apego a las ideas.
A
menudo es la propia mente uno de los escollos más difíciles de superar, porque
hay que ir limpiándola de esa ofuscación o ignorancia básica que genera
innumerables emociones insanas, del mismo modo que hay que ir aprendiendo a
contener el pensamiento neurótico y descontrolado que es fuente de avidez, odio
y, en suma, de una gran masa de sufrimiento para uno mismo y para los demás.
Todas las técnicas del yoga (incluidas las del yoga psicofísico) apuntan a la
mente para sanearla e iluminarla. De una mente ofuscada todo lo que se deriva
es nocivo.
Hasta
que se somete uno al sadhana adecuado, la mente está dominada por innumerables
condicionamientos (muchos de ellos inconscientes) que falsean su visión, ya que
ésta está densamente velada por tres « oscurecimientos»: el interpretativo, el
reactivo y el imaginativo. La visión liberadora va desencadenándose en la
medida en que la mente se purifica, los condicionamientos se resuelven y la percepción
se esclarece.
Pero
si bien los obstáculos no son pocos en esta senda hacia la paz interior y la
sabiduría, también hay dentro de uno mismo un buen número de aliados que se
desplegarán para colaborar en la conquista de la quietud y el conocimiento
liberador. Son simientes de iluminación que es necesario cultivar para que
maduren y reporten sus excelencias. Estos aliados, denominados factores de
crecimiento o iluminación, son entre otros: el esfuerzo correcto, la atención
vigilante, la ecuanimidad, el sosiego, el contento y la visión lúcida. Estos
factores de iluminación colaborarán de manera eficaz en la superación de uno de
los
más graves obstáculos, el del ego o la autopersonalidad, que nos desvía de
nuestra naturaleza original y nos somete a esclavitud.
Los
condicionamientos inconscientes reaccionan generando a menudo el «charloteo»
mental, ese pensamiento mecánico y confuso (en las antípodas del recto pensar)
que es el ladrón de la felicidad. Tengamos bien presente que la primera definición
del yoga por escrito es «el control de los pensamientos en la mente»; así,
todos los procedimientos yóguicos ponen su empeño en controlar los pensamientos
mecánicos y neuróticos, para poder conocer un tipo superior de mente que nada
tiene que ver con la mente ordinaria, al que se denomina unmani o no mente.
Como
el trabajo interior o sobre uno mismo tiene un carácter integral (se extiende a
todos los elementos que conforman al ser humano), comporta:
.
Unos ideales yóguicos que son asiduamente cultivados.
.
Un buen número de técnicas psicofisiológicas para intensificar el control
psicosomático y mejorar psicofísicamente a la persona.
.
Un nutrido arsenal de técnicas psicomentales, entre las que se encuentran la
retracción de los órganos sensoriales y el recogimiento interior, la concentración,
la meditación, la auto indagación, la contención del pensamiento y muchas
otras.
.
El cultivo de una adecuada actitud vital, que debe ser trasladada a la vida
cotidiana, apuntalada en la atención consciente, la ecuanimidad, el sosiego y
la compasión.
.
Una ética natural, que estriba en poner medios para que las otras criaturas
sean felices y evitarles el sufrimiento.
Este
sadhana (ejercitación) integral compete, pues, al cuerpo, al cuerpo energético,
al órgano psicomental y al comportamiento con nosotros y con los demás. El
trabajo sobre el órgano psicomental adquiere gran importancia, pues somos
aquello que pensamos y sentimos, ya que lo que hay dentro de nosotros tiende a
emerger a través del comportamiento. Incluso el yoga psicofísico (hatha-yoga)
pretende con sus numerosas técnicas no sólo beneficiar los cuerpos físico y
energético, sino también favorecer el dominio de la psique.
Este
trabajo integral se traslada a la vida cotidiana y el practicante debe tomar su
existencia como una práctica interior, tratando de:
.
Hacer lo mejor que pueda en cualquier momento y circunstancia.
.
Hacer con atención consciente y con destreza, sin dejarse alienar por la acción.
.
No obsesionarse por los resultados, pues los mismos, si han de venir, lo harán
por añadidura.
.
Tratar de que la acción sea menos persona lista y egoísta.
.
Convertir la vida cotidiana en un maestro, aprendiendo a bregar sabiamente y
con actitud adecuada con los acontecimientos, circunstancias y situaciones,
poniendo en marcha
la atención
consciente y la firme ecuanimidad.
La
práctica de las técnicas yóguicas va transformando al practicante y le enseña a
modificar sus viejos modelos de conducta mental cuando estos son nocivos o
perturbadores, para
poder
conseguir una renovada y más armónica forma de sentir y sentirse.
Las
posibilidades del yoga
Cuando
hace muchísimos años comenzaba con mis indagaciones sobre las sendas de
autoconocimiento, al habla con un yogui indio le comenté si no sería sumamente
interesante configurar un cuerpo de enseñanzas que contuviera todos los
aspectos y
métodos
para el autodesarrollo, así como enseñanzas metafísicas y espirituales,
medicina natural y ciencia de la salud, procedimientos de autoconocimiento y evolución
de la conciencia, y claves para el crecimiento interior. Desde mi ingenuidad yo
creía estar haciendo una proposición original y brillante, pero el yogui
repuso, seguramente un poco extrañado pero indulgente: «Pero eso es
precisamente el yoga». Y cuando en los años sucesivos comencé a indagar a fondo
en las enseñanzas yóguicas descubrí, efectivamente, que eso y mucho más es el
yoga y que por ello no es de extrañar que sus métodos hayan sido incorporados a
innumerables sistemas filosófico-religiosos ya muchas psicologías de la realización.
De ahí que cuando uno de mis alumnos pregunta: «¿Cuál es el alcance del yoga»,
le responda: «El que tú quieras obtener».
Entre
los numerosos frutos de ese gran árbol que es el yoga, cada persona tomará los
que le sean convenientes. Del mismo modo que el sabio hindú Ramana Maharshi
declaraba: «Si sólo tomas un cubo de agua del océano, no te quejes de que este
es avaro», podemos decir que del océano del yoga podemos tomar uno o muchos
cubos, según las aspiraciones de cada practicante. Aunque el yoga es en su
médula una técnica de autorrealización, cada día es mayor el número de personas
que acuden a él para utilizar sus métodos psicosomáticos como herramientas de
salud física y mental o como técnicas preventivas, terapéuticas o
de recuperación.
Así, hay personas que se acercan al yoga con motivaciones de trascendencia o
espirituales, pero otras que lo hacen para poder ayudarse física o
psíquicamente mediante sus fiables técnicas de mejoramiento.
El yoga como
técnica de autorrealización
El
yoga es un método de trascendencia y liberación de la ignorancia fundamental,
para poder así desarrollar una percepción iluminada. Es una vía de aproximación
a la última realidad y, como técnica de autorrealización, su propósito
principal es la recuperación de la naturaleza real que reside en el individuo y
que no es perceptible porque estamos ciegamente identificados con los procesos
psicomentales de todo tipo, viviendo de espaldas a nuestra propia identidad.
Como sistema soteriológico que es, el yoga pone los medios para que brote la
sabiduría que disuelve todos los autoengaños; también, elimina la oscuridad de
la mente y conecta al individuo con la «realidad trascendente», lo que
representa la emancipación espiritual.
Para
los yoguis, además del subconsciente y la conciencia, todos disponemos de una
supraconciencia o mente de orden superior. Esta supraconciencia está aletargada
y hay que ganarla.
Las
técnicas del yoga van drenando y saneando el subconsciente y resolviendo sus
condicionamientos, por un lado, y por otro amplificando la conciencia y
esclareciendo la percepción para poder ganar la supraconciencia o mente
iluminada.
Cuando
uno recupera su naturaleza real y, por tanto, se realiza, se obtiene la tan
ansiada libertad interior, como quiera que a ésta se le designe:
nirvikalpa-samadhi, nirvana, iluminación.
Para
los yoguis existe un estado superior de conciencia que es conocido como samadhi
y que es una experiencia de enstasis sumamente reveladora y transformadora.
Mediante el cultivo de una genuina ética, el control psicosomático y la meditación,
el yogui va conquistando ese estado cumbre de conciencia que es la experiencia
mística del samadhi y que desencadena la percepción de la última realidad. Pero
el yogui no sólo trata de amplificar la conciencia, sino de sobrepasarla para
obtener una mente supramundana que se desvincula de los condicionamientos que
aprisionan a la persona común.
Así,
el yoga es una senda hacia la liberación definitiva, y la persona que alcanza
esa suprema meta es denominada un «liberado viviente», pues ha puesto término a
la ignorancia, la avidez, el odio y el miedo.
El yoga como
ciencia psicosomática
Sólo
en estas tres últimas décadas los occidentales comenzaron a darse realmente
cuenta de las estrechísimas conexiones del cuerpo y de la mente y de cómo
muchísimos trastornos orgánicos derivan de conflictos mentales y emocionales y
son, por tanto, de naturaleza psicosomática.
Por
esta razón, la verdadera salud, o lo que se ha dado en denominar salud total,
no se puede sólo entender como bienestar físico, sino que es también bienestar
psicomental y social, puesto que un ser humano es una entidad bio-psico-social.
Sin embargo, ya el yoga de hace varios milenios descubrió la conexión
mente-cuerpo, y, precursor de la ciencia psicosomática, concibió y ensayó
innumerables procedimientos de integración, control y perfeccionamiento
psicosomático.
Todas
las técnicas del yoga físico favorecen también la mente, del mismo modo que las
del yoga mental benefician el cuerpo. Se han efectuado numerosas investigaciones
médicas sobre las técnicas del yoga físico y cómo generan modificaciones
orgánicas notables, y también sobre los métodos de meditación y cómo también
éstos provocan cambios muy numerosos en las funciones del organismo,
constatables en la resistencia galvánica de la piel, el pulso, la frecuencia
cardiaca, diversas sustancias en la sangre y las ondas cerebrales. Yo mismo me
sometí, hace muchos años, en dos centros médicos, a una nutrida batería de
pruebas
con el más sofisticado instrumental médico, para poner en evidencia los cambios
fisiológicos que producen las técnicas del yoga.
El yoga como
medicina natural
Las
técnicas psicofisiológicas y psicomentales del yoga, sus procedimientos
naturistas, sus orientaciones muy concretas sobre el descanso, la alimentación,
el ayuno, el sueño y la actividad, lo convierten en la más antigua medicina
natural. Sus técnicas pueden ser utilizadas tanto preventiva como terapéutica y
recuperativamente, tanto en el ámbito somático como en el psíquico.
Aunque
jamás el yoga fue concebido como una terapia propiamente dicha, la experiencia
ha evidenciado que sus técnicas psicosomáticas benefician enormemente el cuerpo
y la mente y previenen contra innumerables trastornos, aumentando también la
capacidad de resistencia del sistema inmunitario. Como método de relajación y tranquilización
es insuperable, y la práctica combinada de los yogas físico y mental es de
enorme efectividad para coordinar armónicamente la unidad psicosomática y
mejorar las conexiones del cuerpo con la mente.
El
yoga juega un destacado papel tanto en el campo de la salud corporal como en el
de la salud mental. Las técnicas de estiramiento, de control de la respiración,
de relajación, de dominio neuromuscular y de limpieza propias del yoga físico
(hatha-yoga) resultan de gran eficacia para prevenir artritis, artrosis,
distintos tipos de reuma, ciática, lumbago, asma, infarto de miocardio,
bronquitis, trastornos de la espina dorsal, trastornos circulatorios muy
diversos, varices, estreñimiento, dispepsia, insomnio, gastritis, ansiedad,
angustia y diversos desórdenes psíquicos. El yoga físico es excepcionalmente
ansiolítico y sus
técnicas
sedan el sistema nervioso autónomo.
Por
su parte, las técnicas de concentración, meditación y autoconocimiento
favorecen la armonía psíquica, resuelven conflictos internos, tranquilizan la
mente y las emociones y previenen contra desórdenes emocionales.
El
hatha-yoga puede ser de gran auxilio para minusválidos, invidentes, niños con
desórdenes psíquicos o mentales, alcohólicos y drogadictos en periodo de recuperación.
La
práctica del yoga favorece tanto a niños como a ancianos. Los primeros
encontrarán en el yoga (como señalo en mi obra Yoga para niños) un medio
excelente para conocer vivencialmente su cuerpo y armonizarlo, favoreciéndose
asimismo el crecimiento, tranquilizando las emociones e integrando la mente. El
yoga además previene contra desórdenes emocionales propios del niño y el estrés
escolar. Las posturas, los ejercicios respiratorios y la relajación van a
favorecer todos sus sistemas orgánicos y de manera muy importante el nervioso y
el osteolocomotor; aumentarán la capacidad respiratoria y la oxigenación de los
tejidos e influirán muy beneficiosamente sobre el sistema nervioso y el
endocrino.
La
doctora Ángela Corral considera muy eficientes las técnicas del yoga
psicofísico y del yoga mental «para combatir las perturbaciones físicas,
psicológicas y sociales que pueden confluir en el adolescente». En cuanto a las
personas mayores, el yoga les favorecerá en sumo grado, refrenando por un lado
el envejecimiento del aparato locomotor y manteniendo la musculatura más
flexible y tonificada, y proporcionando, por otro,
actitudes
favorables para sentirse mejor con uno mismo y poder superar más fácilmente el
sentimiento de soledad, el insomnio y los trastornos propios de la edad
avanzada.
Por
su carácter benéfico, las técnicas del yoga fueron incorporadas a la más
antigua y tradicional medicina de la India, el ayurveda, pues dichas técnicas
equilibran todos los principios vitales en el cuerpo. El yoga concede gran
importancia a las fuentes de energía vital (prana), siendo las más
primordiales:
.
la respiración;
.
la alimentación;
.
el descanso (que incluye la relajación);
.
el sueño, y
.
las impresiones mentales.
Cuanto
más regular y armónica sea la respiración, más pura la alimentación, más adecuado
el descanso, más reparador el sueño y más sanas y positivas las impresiones
mentales, más
energía
estará a disposición de la persona. Otras fuentes notables de energía son: la
práctica del yoga físico, la meditación, el contacto con la naturaleza, las
relaciones fecundas con las otras criaturas, la creatividad y el cultivo de emociones
saludables como amor, benevolencia, compasión, contento, sosiego, ecuanimidad y
otras.
Así
como las emociones insanas son tóxicos que también perturban el organismo, las
sanas son bálsamos para la mente y el cuerpo. Por ello se insiste en el yoga en
la necesidad de suscitar, fomentar y cultivar pensamientos y emociones
positivos.
A
una de mis preguntas, el doctor Gharote, de la India, respondió: «El hatha-yoga
dispone de una amplia variedad de técnicas psicofísicas que tratan de conducir
al practicante a un estado de equilibrio psicofisiológico. Estas técnicas son
lo más apropiado para el hombre moderno, que está bajo un gran estrés y
tensiones de muy variada naturaleza. Proporcionan a la persona resistencia
psicofisiológica, lo que representa un elevado porcentaje de posibilidades para
mantener en buen estado la salud. La práctica de estas técnicas también aumenta
el bienestar físico y mental».
Por
su parte, el doctor Karambelkar, en comunicación personal, me dijo: «La
práctica de las técnicas del hatha-yoga puede beneficiar al hombre en sus
problemas de salud de diversas
maneras.
En primer lugar, sirve de sistema profiláctico muy eficiente, y yo pienso que,
desarrollando las múltiples resistencias naturales, puede incluso ser útil para
prevenir la incidencia de enfermedades infecciosas. Puede en general curar
muchos, si no
la
mayoría, de los desórdenes funcionales de origen psicosomático. Las posturas,
las técnicas de control muscular y algunos procesos de limpieza pueden curar
muchos desórdenes crónicos y difíciles desequilibrios endocrinos».
Son
muy interesantes las palabras de otro gran investigador de yoga, el doctor
Bhole, al que he entrevistado en la India en distintas ocasiones y que
especifica: «La práctica de las técnicas del hatha-yoga puede ayudar al
practicante a influir sobre su sistema nervioso autónomo, sobre el equilibrio
endocrino, la conducta y la perspectiva de la vida, siempre y cuando se
practique a la luz de los principios yóguicos y no como meros ejercicios».
El yoga como
psicología
La
psicología más antigua del mundo es la del yoga. Se trata de una psicología
eminentemente práctica y tendente a la emancipación interior. No es una
psicología académica, sino experiencial y de gran profundidad, donde no sólo se
conocen los más ignotos mecanismos de la psique humana, sino que se procuran
medios para ir saneando el subconsciente y esclareciendo el núcleo de caos y
confusión que hay en la propia psique.
El
yogui aprende a moverse por los distintos planos y estratos de su mente, a
descubrir los condicionamientos internos para agotarlos y resolverlos, a mirar
con atención vigilante y observación imparcial en su dimensión interna para
explorarla y transformarla. Aprende a mirar y conocer sus estados mentales,
intenciones y reacciones. Ensanchando la conciencia y estableciendo una intensa
atención vigilante, el yogui escudriña sus interioridades y obtiene un
conocimiento vivencial y directo, no conceptual, de sí mismo. Se enfrenta a las
latencias de su subconsciente ya las tendencias que las mismas imponen robando
libertad interior. Sólo en la medida en que las latencias se van «quemando», la
persona se torna más libre y lúcida.
La meditación
es como una operación quirúrgica de la mente para reorganizarla en un plano más
sabio y armónico; asimismo, todas las técnicas del hatha-yoga, en la medida en
que alertan la conciencia, purifican la percepción y «desautomatizan», también
son de gran ayuda para erradicar condicionamientos.
El
yogui se empeña en el desarrollo de su conciencia y la «limpieza» del
subconsciente para desencadenar el conocimiento yóguico o visión cabal, que es
propio de la supraconciencia, pues no está sometido a percepciones falseadas o
al material desordenado, anárquico y condicionante del subconsciente. No es por
casualidad que innumerables psicoterapeutas recomienden a sus pacientes la
práctica del yoga o que incluso ellos mismos lo practiquen. En estos últimos
años en nuestras aulas hemos comprobado el número creciente de médicos, de las
más distintas especialidades, que emprenden la práctica del yoga. La práctica
del yoga nos recentra interiormente y nos permite vivir con equilibrio psíquico
en una sociedad desequilibrada.
Son
muy acertadas las palabras del doctor José A. Calle Guglieri: «Para evitar los
efectos desestabilizadores del mundo neurotizado en que vivimos, pensamos que
la práctica del yoga o del zen (más adecuado el primero a la mente occidental),
unida, si es posible, al cultivo de las artes, puede representar la terapia
psicosomática preventiva más natural y eficaz que se le puede proporcionar al
hombre actual, en una época en que casi todas
las
«soluciones» que se le ofrecen son artificiales y, muchas veces, inoperantes».
Como
psicología de la realización que es, el yoga nos enseña a recuperar lo más real
de nosotros mismos ya conectar con nuestro ángulo de quietud aun en la
inquietud general o el desorden social.
Por
su carácter integrador y armonizante, la práctica del yoga es, como ya hemos
indicado, eficaz para la disminución del uso de diversas drogas, como puso en
evidencia el gran investigador y fisiólogo Benson, y es así, como explica el
psiquiatra Lohmann, «porque el yoga, perfeccionando el control interno,
disminuye la ansiedad, fortalece la salud mental y el bienestar y, por tanto,
elimina el deseo de alucinógenos».
Después
de que él mismo lo practicara a fondo, el doctor De los Ríos-Zarzosa se
expresaba así a propósito del yoga: «Francamente es muy consolador para la humanidad
que tengamos a nuestro alcance un arma terapéutica tan efectiva, como lo está
demostrando, para la lucha contra el estrés, la neurosis de ansiedad, la
distonía neurovegetativa, etcétera, pues de no tenerla estaríamos abocados a
una sociedad pesimista y en casos desesperada por tan turbulento ritmo de vida
que se lleva».
La
práctica combinada del yoga físico y la del yoga mental armonizan sólidamente
la organización psicosomática, y el practicante va recuperando un estado
interno de equilibrio que le será no sólo muy gratificante como experiencia
interna, sino de indudable utilidad práctica en su devenir cotidiano.
Yoga:
equilibrio y quietud
El
cuidado adecuado del cuerpo y de la mente procura equilibrio, o sea, orden y
armonía, en la organización psicosomática y en las energías que la animan. Este
equilibrio debe incluso alcanzar a todas las sustancias orgánicas ya los
estados mentales y emocionales. Para los yoguis, la enfermedad es una ruptura
del equilibrio natural. El cuerpo dispone de sus propias fuerzas naturales
curativas, pero quedan frenadas cuando por malos hábitos o pensamientos nocivos
o actitudes desequilibradas se quiebra la armonía natural del cuerpo-mente.
Tanto
las técnicas del yoga físico como las del yoga mental tienden a re equilibrar y
recuperar la armonía perdida. De las cinco fuentes primordiales de energía, las
cuatro primeras competen directamente al cuerpo (con su influencia subsiguiente
sobre la mente) y la quinta, a la psique. Atendiendo bien las fuentes de
energía se mantienen en equilibrio los humores tanto orgánicos como anímicos.
Las
técnicas del yoga previenen el desorden psicosomático y regulan y armonizan los
principios vitales (aire, temperatura y linfa) en el cuerpo, en tanto que ponen
condiciones para la contención del pensamiento alborotado y para el sosiego de
la mente. Del equilibrio psicosomático deviene la perfecta quietud. El
aprovechamiento óptimo de la energía (prana), la adecuada e inteligente ejercitación
del cuerpo, la estabilización de la mente, el
cultivo
de las actitudes anímicas sanas, todo ello activa las fuerzas naturales
curativas del cuerpo-mente y previenen contra el desorden.
Si
la persona está en mejores condiciones físicas y anímicas le será más fácil
ganar la quietud interior, porque al menos no encontrará tantos escollos
nacidos de su propia organización psicosomática. La energía vital o prana
fluirá mejor y más libremente por ese universo en miniatura que es el ser
humano y tanto las funciones sutiles como las burdas permanecerán en armonía,
desenvolviéndose en orden las corrientes energéticas y sin que deban sufrir
bloqueos, cortocircuitos o tensiones.
Controlando
la actividad mental inútil y poniendo los medios para que el cuerpo opere
armónicamente, el yogui supera dificultades y achaques físicos y anímicos que
se interpondrían si no en la búsqueda de la realización. No se trata pues de
una sobre valoración de la salud por la salud misma, sino porque el cuerpo y la
mente bien equilibrados son aliados en el elevado objetivo que se propone el
yogui, objetivo que exige el despliegue de los potenciales internos, lo que los
kundalini-yoguis denominarían la actualización de la energía kundalini, pues
esa semilla de iluminación debe expandirse para reportar conocimiento
liberador. Hay recursos que pueden actualizarse si se practican las técnicas
apropiadas, y estas técnicas no sólo trabajan, al decir de los yoguis, sobre el
cuerpo y la mente, sino también sobre todas las energías y los conductos por
donde fluyen,
que
deben ser despejados de cualquier impureza para que no se obstaculice su flujo.
Hay
hatha-yoguis que lo que pretenden, trabajando intensamente con las técnicas del
yoga psicofísico, es desarrollar una suprabiología o biología muy depurada que
les sirva de puente hacia la paz interior. Este minucioso trabajo que efectúan
sobre el cuerpo, sus funciones y energías es como un medio para desencadenar un
conocimiento de orden superior y poder establecerse en su naturaleza real o
sí-mismo. Ese perseverante trabajo lo dirige el radja-yogui sobre su propia
psique y, mediante la restricción de apegos y pensamientos desordenados, logra
concentrar su espíritu y enderezarlo hacia lo incondicionado, adueñándose de su
mente para reorientarla hacia una conciencia superior. Tanto los controles
utilizados por el yoga físico como de los que se sirve el yoga mental tienen
por objetivo más elevado la conquista de la quietud interior, la visión
trascendente y la emancipación espiritual.
El
mismo dominio de la respiración va conduciendo al dominio de la mente, del
mismo modo que el saludable control de tendencias anímicas y pensamientos
conlleva el dominio sobre las funciones orgánicas. Yoga físico y yoga mental
son por ello dos vías confluyentes, como las dos laderas de una misma montaña,
pero con la notable diferencia de que no hay que optar por una u otra y se
pueden seguir ambas.
En
el universo en miniatura que es la criatura humana hay un manantial interno de
energía. No es mediante la afirmación del ego, que limita, como esta fuente de
energía se conecta y reporta toda su vitalidad, sino mediante una actitud menos
egocéntrica y la capacidad para que la mente, silenciándose, pueda absorberse
en su fuente y «darse un baño» de la misma. Si el yogui aprende a purificar sus
sustancias orgánicas, inmovilizar su cuerpo en una postura estable, recoger sus
sentidos e interiorizarse, es para conectarse con esa fuente de energía interna
que está en el origen de la mente-ego. La inteligencia primordial y el ángulo
de quietud están más allá del intelecto y los pensamientos. El yogui, paciente
y sabiamente, regula con equilibrio las funciones de su cuerpo y de su mente
para que colaboren, y no obstaculicen, en el viaje hacia la libertad interior,
donde la ilusión cósmica (maya) que
nos
encadena se desvanece. En última instancia, el prodigioso dominio biológico y
psíquico que el yogui persigue tiene como finalidad recobrar la sabiduría
liberadora y un estado
mental
de pureza y ecuanimidad.
Los
desórdenes somáticos, el egocentrismo, el apego, la inercia psíquica y las
actitudes mentales y emocionales insanas frenan ese proceso de genuina maduración
interna. Si el yogui valora tanto la serenidad mental y el silencio interior es
porque mediante el pensamiento, la mera comprensión intelectual o el
conocimiento teórico no se logra escuchar lo más íntimo y revelador de uno
mismo; se consigue a través de una percepción (yóguica) que empieza
precisamente a sobrevenir cuando se alcanza un estado de suspensión psicomental
que libera «energías»especiales para que surja la visión sin velos; es entonces
cuando el yogui pueda instalarse en su inafectado sí-mismo.
Otras modalidades de yoga
Además
de los yogas físico y mental, existen otras modalidades de yoga a las que
haremos una muy sucinta referencia y que han sido tratadas por el autor de esta
obra en otros de sus libros.
Gnana-yoga o
yoga del discernimiento
Consiste
en un ejercitamiento que purifica y activa el discernimiento para que éste
pueda ser eficazmente utilizado como medio para ver con claridad y poder
percibir las cosas como son (no como parecen ser o queremos o tememos que sean)
y discriminar entre lo real y lo aparente, lo genuino y lo adquirido, lo
esencial y lo trivial. Permite desplegar paulatinamente la sabiduría
discriminativa que libera la mente de percepciones y enfoques erróneos,
estimulando la visión lúcida.
El
gnana-yogui se somete a una implacable auto investigación, inquiriendo sobre su
ser real y tratando de desidentificarse de lo adquirido. Se ejercita para
instalarse en su conciencia de
ser
y rescata en sí mismo un «centro» de conciencia inafectada y libre de contaminaciones
psicomentales. No es una investigación metafísica o filosófica, que no conduce
a la liberación, sino experiencial y vivencial, que trata de retrotraerse
incansablemente al sí-mismo emancipado de las actividades psicofísicas y de los
eventos externos. Se desarrolla así la experiencia del «testigo» imperturbable,
independiente de la dinámica de lo sensorial.
Bhakti-yoga o
yoga devocional
Apropiado
para personas de una naturaleza mística y con propensión a identificarse con un
principio de orden superior, como quiera que convencionalmente se le denomine
(Dios, divinidad, diosa, energía, supremo, mente única, alma cósmica,
absoluto).
Representa
la búsqueda de ese ser, que para el bhakti-yoga está dentro y fuera de uno
mismo y, aunque individualizado como el sí-mismo, es transpersonal, como la
energía que todo lo anima.
El
bhakti-yogui más depurado y que trata de vivir esa energía suprema como una
experiencia, y no como un concepto, no personaliza al absoluto ni le da un
valor antropomórfico, sino que trata de conectarse con ella a través de la meditación
y el silencio interior, mediante un «vaciamiento» bien conocido por los
místicos de todas las latitudes, impulsados e inspirados por la añoranza
amorosa de querer refundirse con la fuente. Es un
yoga
totalmente adogmático, suprarreligioso, que apela por un lado a la ética
genuina o virtud y, por otro, a la experiencia meditaciónal y la transformación
interna, que requiere también una erradicación de las emociones insanas.
Karma-yoga o
yoga de la acción consciente
Como
todos tenemos que actuar necesariamente, este yoga instrumentaliza la acción
para perfeccionarse y crecer interiormente. Así, la acción en lugar de resultar
alienante se torna una herramienta para acumular conciencia y desarrollar la
comprensión clara. El yogui aprende a actuar más consciente, sin egoísmo, sin
obsesionarse por los resultados, con un sentido de cooperación y tratando de
favorecer y no de dañar a los otros.
Cualquier
actividad o acción es importante para el ejercitamiento interior, así como
cualquier trabajo o momento de ocio. Se trata de elevar también el umbral de la
atención vigilante y de desarrollar ecuanimidad. El karma-yogui trata de obrar por
amor a la obra y renuncia así a los resultados, que ya vendrán por añadidura.
Mantra-yoga o
yoga del sonido
Se
sirve de determinados fonemas para estimular energías internas, concentrar la
mente y amplificar la conciencia. El mantra se utiliza para evocar-invocar-convocar
«aquello» que el mantra designa. La recitación mántrica es un tipo de meditación
y el yogui recita el mantra incansablemente para ir más allá del mantra, hacia
lo que el mantra representa.
Tantra-yoga o
yoga del control sobre las energías
Sus
técnicas tienen por objeto el control y el aprovechamiento de todas las
energías, incluidas las del deseo. Las energías, lúcida y conscientemente, se
instrumentalizan para amplificar y elevar la conciencia.
Kundalini-yoga
o yoga de la energía cósmica
Los
yogas tardíos consideran que en el ser humano hay un potencial cósmico
aletargado al que denominan kundalini y que es la semilla de iluminación o
sabiduría que el yogui con sus procedimientos debe actualizar y desplegar para
que otorgue todos sus conocimientos reveladores. Esta energía transpersonal que
es kundalini, activada, va activando a su vez e iluminando los distintos
centros psíquicos, que reportan, una vez iluminados,
intuiciones
místicas que potencian el crecimiento espiritual y permiten ir recorriendo
paulatinamente la senda hacia la liberación definitiva.
Si
existen diferentes modalidades de yoga es para atender a las distintas
naturalezas mentales y temperamentos del ser humano, lo que no quiere decir, ni
mucho menos, que la práctica de un yoga tenga que excluir la de otros. Todos
los yogas son vías dentro de la vía del yoga para aproximarse a la mente
liberada.
2
El yoga físico y el yoga mental
HATHA- YOGA,
EL YOGA FÍSICO
El
yoga psicofísico (hatha-yoga) es el sistema más perfecto que se ha concebido de
acción armonizante sobre el cuerpo, sus funciones y energías. Dispone de un
gran número de técnicas de purificación física y energética, en cuya realización
también juega un papel importante la atención. Estas técnicas previenen contra
desórdenes, regulan las funciones corporales, equilibran el sistema nervioso,
estabilizan los principios vitales, mejoran la coordinación de cuerpo y mente y
desarrollan la conciencia. Son prácticas ensayadas, elaboradas y verificadas a
lo largo de muchos siglos; nada se ha dejado al azar, pues mediante ellas el
yogui ha explorado minuciosamente su corporeidad y ha encontrado los medios
para armonizar todos sus órganos, sistemas y funciones.
Las
técnicas de las que se sirve el hatha-yoga, y que son minuciosamente aplicadas
por el yogui sobre su cuerpo, son:
1)
Los asanas o posiciones físicas.
2)
El pranayama o técnicas de control respiratorio.
3)
Los mudras y bandhas, o técnicas de aprovechamiento de la energía y de la acción
neuromuscular.
4)
Los shatkarmas o prácticas de limpieza corporal de gran alcance.
Estas
antiguas prácticas no sólo tienden a mejorar el organismo, sino que también
otorgan vitalidad, ordenan los campos de energía, combaten la mecanicidad y
desautomatizan, colaboran en la contención del pensamiento incorrecto y
ensanchan la conciencia.
Los asanas
Los
asanas son determinadas posturas que el cuerpo adopta para ejercer una
beneficiosa influencia sobre todos sus órganos y glándulas, sobre el sistema
neuromuscular, sobre funciones muy diversas y sobre las energías, y armonizan
también la función mental.
Los
asanas o esquemas corporales también benefician todos los sistemas del cuerpo:
el circulatorio, el respiratorio, el digestivo, el endocrino y el nervioso. Si
existen numerosas posiciones es para alcanzar a todo el cuerpo y sus funciones,
sin que ninguna zona pase desapercibida o ningún órgano inadvertido. Se
favorece la integración cuerpo-mente, se seda el sistema nervioso y se
pacifican las emociones. Abastecen de sangre todas las zonas del cuerpo,
favorecen los tejidos, mejoran el funcionamiento cerebral, dotan de
flexibilidad a la espina dorsal, los tendones y articulaciones, los músculos y
nervios. Eliminan crispaciones y contracturas e inducen a una relajación más
profunda y reparadora y, por tanto, más benéfica.
Previenen
contra trastornos somáticos y psicosomáticos y colaboran en la resolución de
desórdenes emocionales o psíquicos. Estas posiciones de yoga hacen que el
cuerpo asuma posturas que de otro modo jamás adoptaría y así acceden a todo el
organismo e influyen en él de forma beneficiosa. Asimismo, los asanas regulan
la acción cardiaca y la tensión arterial, favorecen excepcionalmente todo el
sistema locomotor y revitalizan el organismo. Previenen el envejecimiento
prematuro y mantienen el cuerpo flexible y resistente.
Existen
numerosas posturas, desde las más sencillas a otras más complicadas o
difíciles. Una treintena de ellas son las más básicas y beneficiosas, ya las
que por ello se debe dar prioridad.
La
mayoría de las posturas básicas pueden ser practicadas por todas las personas,
pues cada practicante conduce la postura hasta su límite razonable y con ello
ésta ya desencadena todos sus beneficios. En la ejecución de las posturas del
yoga hay que observar, preferiblemente, los siguientes requisitos:
.
Se hace y deshace la postura con lentitud, conscientemente, evitando
movimientos precipitados o bruscos.
.
Se ejecuta la postura hasta el límite razonable y se mantiene el tiempo
indicado, pues todas las posturas son estáticas mientras se mantienen.
.
Si es posible, se efectúan respiraciones pausadas y por la nariz, sin otro tipo
de restricción respiratoria.
. A
la acción física debe siempre acompañarle la mental, o sea, que hay que
permanecer muy atento durante la práctica, evitando en lo posible divagaciones
mentales. La mente
puede
situarse en la zona que se indica como soporte para la concentración, o en la
postura misma o en las sensaciones (estiramientos, presiones y otras) que se
presentan durante
la realización
de la posición. De este modo la postura no sólo tiene implicaciones
fisiológicas y energéticas, sino también mentales.
.
Todos los esfuerzos deben ser bien medidos, paulatinos y jamás excesivos. El
secreto del éxito no está en la urgencia ni en querer ir demasiado rápido, sino
en la constancia al practicar.
Todas
las posturas actúan de forma beneficiosa sobre el organismo. Para ello se
sirven de estiramientos sostenidos y de presiones o masajes. Lo que define a
las posturas del yoga es que éstas deben mantenerse durante cierto tiempo; con
la práctica, el yogui va alargando, gradualmente, los tiempos de mantenimiento,
y posturas que comenzaron, por ejemplo, manteniéndose treinta segundos, con
perseverancia, pueden mantenerse durante dos o tres minutos. El genuino yoga
psicofísico es el que utiliza las posiciones físicas de forma estática, o sea,
no tiene carácter dinámico, ya que es manteniendo la postura como ésta actúa
mucho más profundamente sobre el organismo y sus funciones; además, potencia
también todas las funciones mentales y equilibra las emociones.
Los
estiramientos mantenidos tienen por finalidad:
.
Estirar intensamente el músculo, y así lo alargan, lo flexibilizan, lo irrigan
de sangre y eliminan sus crispaciones.
.
Desbloquear, aliviar tensiones neuromusculares, inducir a una relajación más
profunda.
.
Aumentar la resistencia de todo el cuerpo, favorecer la espina dorsal, mejorar
el riego sanguíneo en general, estimular el tono vital.
Las
posturas son la ciencia de estirar y soltar, tensar y aflojar. Entre postura y
postura es aconsejable (aunque no imprescindible) hacer una pausa de relajación.
Ésta puede durar de
treinta
segundos a un minuto.
Las
presiones o masajes son una especie de acupuntura natural, mediante los cuales
se influye muy favorablemente sobre glándulas, órganos y vísceras, así como
sobre los plexos nerviosos.
Estiramientos
y masajes son beneficiosos para todo el cuerpo. En la mayoría de las posturas
se producen simultáneamente estiramientos y masajes. Por ejemplo, las posturas
de flexión hacia delante estiran vigorosamente toda la musculatura posterior del
cuerpo y ejercen masaje sobre todos los órganos del abdomen, en tanto que las
posiciones de flexión hacia atrás, estiran la musculatura anterior del cuerpo y
ejercen masaje sobre la zona renal. Las posturas están perfectísimamente
elaboradas y ensayadas para ir accediendo a todas las partes del cuerpo y
beneficiándolas.
Aunque
toda clasificación es en último término artificial, he venido utilizando desde
hace muchos años, por conveniencia y claridad, una clasificación muy oportuna
de los asanas, a fin de procurar los efectos más destacados de cada grupo de
asanas:
.
posturas de flexión hacia delante;
.
posturas de flexión hacia atrás;
.
posturas de flexión lateral;
.
posturas de torsión;
.
posturas de inversión;
.
posturas de acción abdominal;
.
posturas de acción general sobre el cuerpo, y
.
otras posturas.
A
éstas cabría añadir las posturas propias de la práctica de la meditación. De
este modo, el practicante puede conocer los efectos generales de las posturas
de cada grupo, aparte de los específicos de cada posición. También hay posturas
de equilibrio, muy útiles para sincronizar mente y cuerpo y estimular la
capacidad de concentración y el sentido del equilibrio.
Posturas de flexión
hacia delante
Las
posiciones de este grupo (postura de la pinza, postura de extensión sobre la
pierna, postura del triángulo invertido, por ejemplo) ejercen un profundo
masaje sobre la región abdominal, mejorando el funcionamiento de los órganos y
vísceras de la cavidad abdominal.
Estiran
y revitalizan los músculos posteriores del cuerpo; dotan de elasticidad a la
espina dorsal hacia delante; desbloquean y sedan el sistema nervioso autónomo;
favorecen el recogimiento y el equilibrio emocional. Previenen contra
trastornos digestivos, gastritis, dispepsia, estreñimiento, escoliosis,
ansiedad e insomnio. Regulan la acción cardiaca y la tensión arterial.
Posturas de
flexión hacia atrás
Estas
posiciones (postura de la cobra, postura de masaje renal, postura del camello,
por ejemplo) estiran y re vital izan todos los músculos anteriores del cuerpo y
ejercen un profundo y benéfico masaje sobre la región lumbar, mejorando el funcionamiento
de las glándulas suprarrenales y de los riñones. Dotan de flexibilidad a la
columna vertebral hacia atrás y tonifican y fortalecen los músculos pectorales
y abdominales. Potencian el funcionamiento cerebral, tonifican todos los pares
de nervios espinales y la médula espinal. Activan los músculos respiratorios,
favorecen la glándula tiroides, previenen contra el asma, algunos trastornos
del aparato digestivo, la escoliosis, la psicastenia y el estrés.
Así
como las posturas de flexión hacia delante invitan al recogimiento, las de
flexión hacia atrás reportan un sentimiento de expansión. Las posturas de ambos
grupos se complementan perfectamente para atender al organismo en todos los
sentidos e ir manteniendo la espina dorsal resistente, equilibrada y joven.
Posturas de
flexión lateral
Estos
asanas (la postura sobre el costado, la postura de la media luna, por ejemplo)
dotan de elasticidad a la espina dorsal hacia los lados, estiran y revitalizan
los músculos y nervios intercostales, ejercen un beneficioso masaje sobre el
páncreas, el hígado y el bazo; benefician los nervios espinales y los músculos
deltoides, trapecio, hombros y brazos; estimulan la musculatura del cuello y
los músculos de las extremidades inferiores; activan la acción cardiaca y
mejoran el riego sanguíneo a todo el cuerpo.
En
el niño favorecen el crecimiento y aumentan el apetito. Son posturas que
previenen contra las tensiones generales del tronco, las contracturas y crispaciones,
distendiendo, y produciendo una sensación de bienestar.
Posturas de
torsión
Las
posturas de este grupo (postura de torsión, media postura de Matyendra, por
ejemplo) ejercen un estiramiento muy pronunciado sobre todos los músculos y
nervios del tronco, mejorando el riego sanguíneo a los mismos. También sirven
para tonificar los músculos y nervios de las piernas y el cuello. Son posturas
excelentes para favorecer la espina dorsal y
prevenir
la escoliosis, el lumbago, la ciática y trastornos afines.
Procuran
un profundo masaje de todas las vísceras abdominales y favorecen en las mujeres
los ovarios y en los hombres la próstata. Previenen la indigestión, el colon
irritable, las hemorroides y el estreñimiento. Activan el sistema circulatorio
y aumentan la fortaleza corporal.
Posturas de
inversión
Estas
posturas (postura de la vela, postura sobre la cabeza, por ejemplo) favorecen
enormemente el cerebro, al aportarle gran cantidad de sangre. Estimulan la acción
de los órganos sensoriales y regulan el funcionamiento de la glándula tiroides.
Fortalecen mucho la espina dorsal y en especial las vértebras cervicales.
Vigorizan
los músculos de los brazos, los hombros y el cuello.
Descongestionan
las venas de las piernas, descansándolas y previniendo contra varices.
Estimulan la acción cardiaca y aumentan la capacidad de la memoria, la concentración
y la atención.
Previenen
los catarros nasales, la hipotensión, la psicastenia, la depresión, la
dispersión mental y la falta de concentración. Tonifican y vigorizan el cuerpo
en general.
Posturas de acción
abdominal
Estas
posiciones (la postura del nervio vajroli, la postura del ángulo recto, por
ejemplo) inciden sobre el abdomen y favorecen sus órganos y su musculatura; la
mayoría de ellas también inciden muy benéficamente sobre las regiones coccígea,
sacra y lumbar. Combaten la adiposidad abdominal, el estreñimiento y algunos
trastornos menores del aparato digestivo.
Posturas de acción
general sobre el cuerpo
Este
grupo de posturas (la postura del ave, la postura del pavo, por ejemplo)
estimula todo el organismo y su acción se generaliza a todos los músculos y
nervios.
Son
por lo general posturas que desarrollan más esfuerzo cardiaco y que aumentan la
capacidad de resistencia, acción y rendimiento del cuerpo. Mejoran el riego
sanguíneo en general.
Posturas de
equilibrio
Las
posturas de equilibrio (la postura del árbol, por ejemplo), como su nombre
indica, favorecen el equilibrio (muy útiles para niños) y aumentan la capacidad
de concentración, mejorando la conexión mente-cuerpo. También suelen favorecer
y fortalecer la musculatura de las extremidades inferiores.
Posturas de meditación
Son
las posturas de las que se sirve el yogui para la práctica de la meditación (la
postura perfecta, la postura del loto, por ejemplo), y aunque también aportan
beneficios físicos (fortalecen la pelvis y el hueso sacro, dotan de
flexibilidad a las articulaciones de las piernas, etcétera), son las más
apropiadas para estabilizar el cuerpo e inmovilizarlo y mantener la espina
dorsal y la cabeza erguidas. Se vienen utilizando desde hace siglos para la
práctica de la interiorización y la meditación.
La
más sencilla, que está al alcance de todo el mundo, es la denominada postura
del sastre, que exige sólo el cruce normal de piernas, evitándose cualquier
esfuerzo de las mismas. Cuando se utilizan estas posturas para la meditación,
el practicante también puede introducir un cojín bajo las nalgas, lo que le
permitirá estar más cómodamente erguido. Lo importante es irse ejercitando en
lograr mantener la inmovilidad el mayor tiempo posible.
Las
diversas posturas se van encargando de abastecer de sangre todo el organismo y
de ejercer influencia sobre las diversas glándulas.
El
doctor Lohmann declara que «estos ejercicios de hatha-yoga no sólo son útiles
para finalidades higiénicas (físicas y psíquicas), funcionales o estéticas -es
decir, para la conservación de la salud, obtención del equilibrio y prolongación
de la juventud-, sino que también pueden ser usados con fines terapéuticos, o
sea, para eliminar trastornos y combatir afecciones o predisposiciones
mórbidas, desde la ansiedad hasta las distonías neurovegetativas, de la mala
digestión a la constipación, del insomnio a las desviaciones de columna
vertebral, etcétera».
Todas
las posturas favorecen el aparato locomotor. La doctora Ángela Corral -durante
muchos años ella misma practicante de yoga- explica: «Las posturas del yoga son
de gran utilidad para los problemas de rigidez de columna, así como la relajación
y la respiración lo son para los pulmones y el corazón, que sufren por esa
rigidez de columna esanquilopoyética, porque es como si dichos órganos se
hallaran en una coraza, sin la suficiente capacidad de expansión. Las posturas
nos ayudan a resolver contracturas, desviaciones de la columna, ya sean
constitucionales o adquiridas (escoliosis), y dolores de la columna;
flexibilizan las articulaciones, que todos las tenemos oxidadas, pero que
atañen de forma muy especial a las personas con patología, y, en suma, ayudan a
curar, prevenir y rehabilitar muchos trastornos del aparato locomotor».
El pranayama
Prana
es la fuerza vital, el impulso de vida, el hálito o aliento. Es la energía que
todo lo anima y que en el ser humano rige todas las operaciones físicas,
psicosomáticas y mentales. Mente y prana están interconectados y el control
sobre el prana hace posible el dominio de la mente; regulando la respiración,
que es también prana, se conquista la actividad mental. Todos los procesos
psicofísicos funcionan por la acción del prana o fuerza vital.
El
yoga es la reunificación de las energías, para ponerlas al servicio de la integración
psicosomática y la libertad interior. El yogui aprende a trabajar con su fuerza
vital, a reorientarla, canalizarla e instrumentalizarla sabiamente. Cuando la
energía no fluye libremente, pueden surgir desórdenes somáticos o mentales. El
prana está en la sangre, en las células, en el aliento, en los órganos
sensoriales y en todas las funciones mentales. Es el impulso de vida. El
equilibrio de la energía favorece la óptima salud y la longevidad, potencia el
sistema inmunitario y previene contra enfermedades, armoniza psíquicamente y
ordena las emociones.
Todas
las técnicas del yoga psicofísico también tienden a armonizar el prana, porque
este es la fuente de vida. Es necesario conseguir que la fuerza vital fluya
libremente por los nervios y canales de energía, superando bloqueos y
cortocircuitos. Los hábitos negativos, las emociones insanas y los pensamientos
nocivos perturban la armonía del prana y provocan desórdenes de mayor o menor
gravedad. El control sobre la respiración es uno de los modos más eficientes
para intensificar, canalizar y armonizar el prana, y asimismo regular
perfectamente los principios vitales del organismo. Se consigue así una
favorable acción orgánica y mental. El prana es el que hace también posibles
todas las funciones corporales, incluso las aparentemente más nimias, como el
bostezo.
Los
yoguis, desde hace ya milenios, descubrieron aspectos muy interesantes relacionados
con la respiración, como que se puede aprender a controlarla exhaustivamente y
mejorar así la salud; que cuando se respira con conciencia y regulando bien la respiración
se intensifica la vitalidad, se aumentan las defensas del organismo, se
potencian las facultades internas; que mediante el dominio sobre la respiración
se combate la dispersión mental y se pacifican las emociones; que existe una
estrechísima interconexión entre la respiración y los estados anímicos y que a
cada estado anímico corresponde un modo de respirar, de la misma forma que
imponiéndose un control respiratorio específico se generan sus correspondientes
estados anímicos; que pausando y restringiendo la respiración se armoniza el
sistema nervioso autónomo; que a través de los controles respiratorios se
eliminan impurezas de todo tipo, se favorecen los pulmones y el corazón, se
previenen trastornos diversos, se combaten desórdenes psicosomáticos y emocionales,
se regula la tensión arterial y
se
alerta la conciencia.
No
hay nadie para el que no sea muy beneficioso el aprendizaje de la respiración.
Los antiguos sabios de Oriente insistían en la necesidad de aprender a respirar
desde corta edad. El equilibrio respiratorio conduce a la armonía
psicosomática. Para los yoguis la salud perfecta no puede existir si no hay un
gran equilibrio energético estimulado por la ejercitación respiratoria. El
Control sobre la respiración se torna una herramienta extraordinariamente útil
para incidir favorablemente sobre el cuerpo y las funciones mentales. El yogui
aprovecha la respiración como fuente de vitalidad y buena salud, pero también
como instrumento para ir controlando la actividad mental y conectando con
la
«realidad» que está instalada en la fuente de los pensamientos. Toda persona
que practique el control respiratorio experimentará estados mentales de paz y
vaciamiento.
Pranayama
quiere decir controlo regulación del prana, es decir, del aliento o la respiración.
Existen numerosas técnicas de control respiratorio en el hatha-yoga, que
enseñan al yogui a dominar estrechamente su respiración y matrimoniar
armónicamente la psique y la respiración. Cada técnica respiratoria tiene sus
requisitos y observancias, pero la mayoría de estos procedimientos, aunque no
todos, utilizan tres fases en la respiración: la
inhalación,
la retención del aire y la exhalación, y muchos de ellos especifican que la exhalación
debe ser muy lenta y durar por lo menos el doble de tiempo que la inhalación.
La retención del aliento y la exhalación lenta no solamente regulan muy
estrechamente y favorecen determinadas funciones orgánicas (y por supuesto la
cardiaca y cerebral), sino que permiten un firme control sobre la actividad mental.
Mudras y
bandhas
Mudra
significa «sello» y bandha, «fijar». Los mudras son técnicas para «sellar» la
energía, o sea, para contenerla, controlarla, almacenarla o propulsarla. Así se
purifican los conductos de energía, se tonifican los plexos y se potencia la acción
y beneficios de los ejercicios de pranayama (control respiratorio).
Hay
mudras que se pueden aplicar independientemente o bien asociados a la ejecución
del pranayama, como veremos en la parte práctica. Los bandhas, por su parte,
son procedimientos de control y acción neuromuscular. Tanto los mudras como los
bandhas tratan de acceder a todo el cuerpo, a sus funciones y energías, y
aunque algunas de estas técnicas son de fácil ejecución, otras requieren una
práctica perseverante para poder efectuarlas con pericia. Todas procuran
también salud, armonía y resistencia. Son métodos muy refinados de control de
músculos que por lo general no se controlan conscientemente, y también de lo
que me atrevería a denominar casi una «ingeniería» energética.
Shatkarmas
Son
un conjunto de prácticas muy elaboradas y largamente verificadas para
higienizar y purificar el organismo tanto por dentro como por fuera, sin que
haya zona que no sea sometida a una minuciosa limpieza: lengua, oídos, fosas
nasales, laringe, colon, etcétera. Forman seis grupos:
1)
Dhauti: limpieza de la boca, la garganta y el recto.
2)
Basti: limpieza de los intestinos.
3)
Neti: limpieza de las fosas nasales.
4)
Nauli: purificación intestinal.
5)
Trataka: limpieza de los glóbulos oculares.
6)
Kapalabhati: limpieza de los senos frontales.
Aunque
algunos de estos métodos de higiene pueden ser perfectamente suplidos por las
más modernas prácticas higiénicas, otros han demostrado tal eficacia y son tan
fáciles de aplicar que pueden seguir utilizándose con gran beneficio. La
limpieza de las fosas nasales (neti) es especialmente útil para la ejecución de
las técnicas de control respiratorio.
Todos
los métodos del hatha-yoga atienden debida y esmeradamente al cuerpo, a fin de
que al estar más armonizado también favorezca el equilibrio de la mente. Pero
el mismo trabajo
minucioso
sobre el cuerpo ya es una forma de yoga mental, donde se acentúa el poder de la
conciencia. No hay persona que no pueda hallar ayuda en la práctica del
hatha-yoga, e incluso aquellas que por lesiones muy graves no pudieran
practicar los asanas siempre podrán beneficiarse, y mucho, de las técnicas de respiración
y de relajación.
RADJA- YOGA,
EL YOGA MENTAL
El
radja-yoga apunta a la mente. Sus técnicas son aplicadas para actualizar los
potenciales mentales y anímicos, desarrollar la comprensión clara, cultivar
metódica y armónica mente la atención consciente, desencadenar la visión
penetrativa y reorganizar la psique en un nivel de mayor claridad, orden y
sabiduría.
Para
el radja-yoga es necesario aprender a pensar y dejar de pensar, ejercitarse en
la contención de los pensamientos y desidentificarse de la falsa identidad para
poder recuperar la auténtica.
En
la medida en que el practicante va aprendiendo a inhibir conscientemente sus
pensamientos y desasirse de su ego, puede recobrar estados superiores de
conciencia que revelan otras realidades y conectar con su fuente original. La identificación
ciega y mecánica con los pensamientos somete a servidumbre y causa una gran
masa de desdicha. Pero la misma mente que vela puede desvelar, y para ello el
yogui pone en práctica una serie de ejercicios psicomentales de gran alcance
que van drenando el subconsciente, disipando «oscurecimientos» mentales,
superando las viejas estructuras y esquemas condicionados. Mediante la meditación
o cultivo mental, el yogui aprende a ordenar, esclarecer, calmar y subyugar la
mente, sustrayéndose a las influencias de los condicionamientos o impresiones
subconscientes que generan tendencias compulsivas ya menudo neuróticas.
Mediante
la práctica meditativa, el yogui aprende a concentrar y expandir su atención, a
percibir y percibirse y, sobre todo, a modificar los viejos modelos de conducta
mental, para
lograr
mayor libertad interna, pureza mental y comprensión transformadora. Se van
modificando los modelos re activos de la mente y el «observador» aprende a
mirar sin implicarse en los fenómenos existenciales, incluidos sus propios
procesos psicofísicos. Se va creando un «espacio» interno de claridad e
imperturbabilidad y se va consiguiendo que la mente que genera confusión,
engendre claridad, y que los estados de ofuscación se
transformen
en estados de perspicacia. La meditación calma y esclarece, es decir, procura
sosiego y lucidez, que no es lo común en la mente ordinaria. La meditación,
asimismo, va desmantelando la estructura del ego y desencadenando una percepción
pura y sabia, que los yoguis denominan percepción yóguica o hiperconsciente.
Hasta
que la mente comienza a cultivarse, ordenarse y purificarse, por lo general es
indócil, confusa y fragmentada. En ella anidan la ofuscación, el odio y la
avidez, que son emociones
muy
insanas que perturban la visión y generan erróneos enfoques y falaces
interpretaciones. La mente se debate entre la ansiedad o el desasosiego y la
pereza y la melancolía, y sólo raramente halla un estado de equilibrio y
armonía. El yogui, con su perseverante entrenamiento, tiene que ir logrando una
mente más estable, silente, perceptiva y esclarecida, lo que no sólo le permitirá
vivir se interiormente con más plenitud, sino también ser más atinado y diestro
en la acción externa.
Cuando
hay mayor claridad mental, el proceder es más correcto, porque de la confusión
sólo puede surgir una actuación confusa. Con la práctica, el yogui va logrando
que su mente diseminada se vuelva más unificada y controlada, pasando de un
estado incipiente de dispersión a uno de integración. Las modificaciones
mentales se producen por distintas causas: las latencias e impresiones del
subconsciente, que aherrojan el campo de la mente, el deseo compulsivo, la
aversión intensa, el ego, la ofuscación y otros impedimentos en la evolución
interior.
El
yogui, mediante la práctica meditaciónal, va purificando su subconsciente,
intensificando la conciencia, subyugando el ego y conquistando un conocimiento
más directo y menos condicionado. Por eso en el yoga se hace referencia a la
mente condicionada ya la mente nacida de la meditación, es decir, forjada a la
luz de los factores que deben apuntalar la meditación y que son atención
consciente, ecuanimidad, sosiego y otros, o sea, justo aquellos que por lo
general no están en la mente en el devenir cotidiano. Por eso la meditación es
un banco de pruebas y dispone la mente para que pueda también mantener una
mejor cualidad de conciencia en la vida diaria. Hay que llevar los frutos de la
meditación a la actividad cotidiana.
Según
el radja-yoga, que es la primera psicología no académica del planeta, la mente
tiene diversas funciones, entre otras la receptiva, la analítica y la
intuitiva. Hay que ejercitarse para percibir más lúcida y penetrativamente,
pensar más correcta y conscientemente y potenciar la visión intuitiva o
sabiduría, que ve los fenómenos sin egocentrismo ni falsas interpretaciones.
Mediante
la recuperación de una mente yóguica es posible adquirir vislumbres que se
niegan a la mente ordinaria y que resultan eficientemente transformadores. La
mente que genera desdicha, comienza a producir contento. Con el entrenamiento
adecuado se van superando los escollos y contaminaciones mentales (ofuscación,
avidez, odio, desasosiego, insatisfacción, pereza, egocentrismo y otros) y se
van actualizando los «bálsamos»
internos,
que son factores de crecimiento e iluminación: energía, atención vigilante,
claridad y calma mentales, diligencia, contento, compasión y otros.
Para
los radja-yoguis cuatro son los estados de la mente: sueño profundo sin ensoñaciones,
sueño con ensoñaciones, vigilia e iluminación. Para la mayoría de los seres
humanos el estado de iluminación (turiya) es absolutamente desconocido y sólo
se mueven en los otros tres estados, pero pueden ir aproximándose a un estado
de mente más esclarecida en la medida en que rigurosamente van obteniendo un
estrecho control sobre su mente y van consiguiendo que la mente pase de un
estado de dispersión a uno de unificación liberadora (ekagrata) y, finalmente,
a uno de suspensión total de las formaciones mentales (nirodha), del que se
desprende un conocimiento de orden superior y en el que se acrisola una mente
pura, equilibrada y armónica.
El
estado de nirodha representa la inhibición de los «torbellinos» mentales, y
entonces, en el perfecto silencio de la mente, se presenta un tipo de percepción
pura que está más allá de las corrientes psíquicas y que se vive como una paz
inefable. Desde la pureza de la mente se recobra la visión cabal y la
comprensión clara. Las experiencias que se van ganando con la práctica meditaciónal
van mutando la mente del practicante. Por eso, indiscutiblemente, la meditación
no es sólo un método para tranquilizarse, sino una práctica profundamente
transformadora.
Mediante
la meditación -que es la práctica medular del radja-yoga- se va pasando de una
comprensión intelectual (o sea, de superficie) a una comprensión vivencial e
intuitiva, que
es
la verdaderamente transformadora. La comprensión intelectual no modifica en
profundidad, pero una comprensión de tipo más profundo remueve los cimientos
psíquicos, muta el eje de la mente y permite una captación suprarracional que
deriva en la acción correcta. Si la comprensión no modifica, es que no era
verdadera comprensión.
La
práctica de la meditación -apoyada siempre en el esfuerzo correcto, la atención
consciente y la inquebrantable ecuanimidad- va «quemando» las latencias y condicionamientos
del subconsciente (samskaras) y de ese modo también se neutralizan las
tendencias mecánicas (vasanas) que aquéllas provocan.
Por
eso la práctica de la meditación es un pasaporte a la verdadera libertad
interior. Esa preciosa función de la mente que es la atención se cultiva
armónicamente.
El
yogui se sirve de la atención pura o desnuda, es decir, de la que está libre de
prejuicios e interpretaciones, que es la atención directa que percibe las cosas
como son, y al no deformar lo percibido convierte la percepción en sabiduría o
visión justa de lo que es. Esta visión es como un canal de claridad que se abre
en la bruma de la mente.
En
el radja-yoga las técnicas de ejercitación mental son muy numerosas: desde las
prácticas de concentración pura («ningún continuum mental puede adquirir la
densidad y pureza que nos permiten alcanzar los procedimientos yoguis», Mircea
Eliade), que conducen a la unificación de la conciencia y la inhibición de las
modificaciones mentales, hasta los ejercicios fundamentales de atención a la respiración,
que tranquilizan, equilibran y potencian sobremanera la atención pura; desde
los métodos más diversos de meditación para esclarecer la visión mental y
ampliar y elevar la conciencia, hasta los de visualización transformadora que
permiten reacondicionar saludablemente el subconsciente; desde las técnicas de recitación
de mantras, hasta las de recogimiento y absorción en el ser; desde la fijación
de la mente en diagramas místicos, hasta los métodos de atención abierta o
expandida, la denominada atención inelectiva (porque nada elige y no tiene
preferencias por unos u otros objetos).
Del
mismo modo que un paciente joyero va tallando con primor un valioso diamante,
el radja-yogui va «tallando» su mente para obtener lo mejor de ella, y, como en
comunicación
personal
me decía Swami Chidananda, «la meditación profunda es el único medio y la llave
que nos permite abrir la puerta que da acceso a la supramente; mediante ella
trascendemos a la inteligencia común y nos establecemos en un estado
supramental».
SEGUNDA PARTE
LA PRÁCTICA DEL YOGA
3
La práctica del hatha-yoga o yoga físico
La ejecución
de las posturas del yoga (asanas)
Las
posturas del yoga deben realizarse preferiblemente con el estómago vacío, sobre
una superficie consistente, con ropas holgadas y cómodas, de ser posible en una
estancia tranquila y acompañando siempre con la mente la acción física para
obtener el máximo beneficio psicosomático, por un lado, y, por otro, ejecutar
las posturas lo mejor posible.
La
mente puede situarse en la zona que a continuación señalaremos, concentrándose
en la misma y evitando divagaciones, o también puede estar simplemente bien
atenta a la postura
misma
o a las sensaciones del esquema corporal o a lo que se está haciendo. La respiración
debe ser, en lo posible, pausada y uniforme, por la nariz. Los movimientos al
ejecutar y deshacer la postura, bien regulados y lentos; la posición se
mantiene estáticamente, si se puede, el tiempo indicado. Todos los esfuerzos
deben ser paulatinos y nunca excesivos. Las personas con trastornos orgánicos
deben consultar con su especialista y llevar a cabo la práctica a modo de
prudente rehabilitación.
Según
a qué grupo pertenezca la postura, la mente puede fijarse (si se elige esta
alternativa) en unas u otras zonas del cuerpo:
.
Posturas de flexión hacia delante: concentración a lo largo de la espina
dorsal.
.
Posturas de flexión hacia atrás: concentración en la región lumbar.
.
Posturas de inversión: concentración en el entrecejo o en el cuello.
.
Posturas de torsión: concentración en la columna vertebral.
.
Posturas de flexión lateral: concentración en los costados o en la espina
dorsal.
.
Posturas de acción abdominal: concentración específica en el abdomen.
.
Posturas de acción general: concentración en todo el cuerpo.
.
Posturas de equilibrio: concentración en mantener un buen equilibrio.
.
Posturas de meditación: actitud de recogimiento e interiorización.
Exponemos
un buen número de posturas, explicándolas minuciosamente y reseñando los
beneficios más destacados de cada una de ellas, así como el tiempo que hay que
mantener el asana y el número de veces que debe ejecutarse.
Aunque
todas las posiciones son importantes y eficientes, describimos en primer lugar
las treinta posturas más esenciales y sugerimos, a continuación, una serie de
tablas en base a esta treintena de posturas básicas o fundamentales. Después
describimos con igual minuciosidad otro buen número de posturas, que en la
medida en que se va avanzando en la práctica pueden incorporarse a las tablas o
programas, ya sea añadiéndolas a los otros asanas o sustituyendo a algunos de
ellos. Las combinaciones son innumerables y aunque nosotros sugerimos una serie
de tablas, el practicante puede concebir y ensayar otras muchas.
Cuando
se dispone de poco tiempo, el practicante puede seleccionar un asana de flexión
hacia atrás, uno de flexión hacia delante, uno de torsión, uno de flexión
lateral y uno de inversión.
Con
la suficiente ejercitación, el practicante podrá ir aumentando el tiempo de retención
en cada postura, si así lo desea, siempre que evite cualquier esfuerzo
excesivo. Entre postura y
postura
nosotros aconsejamos que se haga una pausa de relajación, que puede extenderse
de medio minuto a un minuto. La sesión constará de:
.
La práctica de los asanas.
.
La práctica de la respiración.
.
La práctica de la relajación.
El
practicante puede también añadir cuando lo desee o lo crea oportuno la práctica
de la meditación al programa o bien hacer meditación independientemente de la
práctica del hatha-yoga. Asimismo, el practicante puede incorporar a los
programas las técnicas de limpieza, de aprovechamiento de la energía y de
control neuromuscular, todo ello en la medida en que vaya perfeccionando su
técnica. Si el lector necesita mayor información al respecto, puede escribir al
autor de esta obra para cualquier aclaración.
Las
posibilidades del hatha-yoga son realmente extraordinarias y el practicante las
irá descubriendo y constatando mediante la práctica asidua. A modo de consulta
e información general muy útil, uno de los apéndices está dedicado a aspectos
generales terapéuticos de los asanas y otras técnicas del radja-yoga, y se
ofrece una relación de trastornos y las técnicas para prevenirlos, si bien lo
ideal es la práctica consistente de las más variadas técnicas para mantener el
cuerpo y la mente en un estado de armonía y bienestar. El practicante debe por
lo menos ejercitarse dos días a la semana, aunque lo ideal, incluso para
facilitar el entrenamiento, sería la práctica diaria o por lo menos un día sí y
uno no. Paulatinamente el cuerpo se va amoldando y familiarizando
con las posturas y éstas se van volviendo infinitamente más confortables y
gratificantes.
Incluimos también la explicación del «saludo
al sol», conjunto de posiciones que se encadenan armónicamente y estimulan todo
el cuerpo y que se pueden utilizar como calentamiento previo para la ejecución
de las distintas posturas.
El saludo al sol
Lo componen una serie de movimientos
lentamente encadenados que permiten al cuerpo adoptar posiciones muy diversas
sin tener que asumirlas estáticamente. La serie se ejecuta, eso sí, con
lentitud, armónicamente, evitando movimientos bruscos o precipitados, y puede
asociarse o no a la respiración, aunque lo más aconsejable, una vez el practicante
se ha aprendido bien la serie, es asociar cada movimiento a la inhalación y la exhalación
sucesivamente.
Se puede ejecutar el saludo al sol antes o
después de las otras prácticas yóguicas, pero lo ideal es hacerlo -si es que se
incluye en el programa- antes de la realización de las posturas, para calentar
y desperezar el organismo. Es conveniente estar en todo momento atento mientras
se efectúa la serie; en la medida en que uno va practicando las posiciones se
irán perfeccionando.
Técnica
Sitúese de pie con las piernas juntas y los
brazos a lo largo del cuerpo, con la cabeza ligeramente hacia atrás, mirando al
horizonte. Inspire.
Una las manos por las palmas a la altura del
pecho. Espire.
Eleve lentamente los brazos por encima de la
cabeza; manténgalos estirados y, efectuando una inspiración, permita que el
tronco caiga ligeramente hacia atrás.
Vaya inclinando el tronco lentamente hacia
delante hasta que la cabeza descanse (o se aproxime) en las rodillas y las palmas
de las manos se apoyen en el suelo. Al mismo tiempo, vaya espirando.
Conduzca la pierna derecha hacia atrás hasta
que la rodilla descanse en el suelo. La pierna izquierda permanece flexionada y
el muslo en contacto con el estómago y el pecho. La rodilla y las palmas de las
manos permanecerán en el suelo. Los brazos deben estar estirados y debe mirarse
hacia delante. Al ir adoptando la posición se inspira.
Conduzca la pierna derecha hacia atrás,
estírela y únala a la izquierda mientras espira lentamente. Todo el cuerpo
forma ahora una línea recta y los brazos permanecen estirados. Las palmas de
las manos están firmemente apoyadas en el suelo.
Vaya flexionando los brazos con lentitud y
deje la barbilla, el pecho y las rodillas en contacto con el suelo. El resto
del cuerpo queda en el aire. Observe la ilustración correspondiente. A medida
que adopte la posición, vaya inspirando.
Deje caer lentamente el peso del cuerpo y
coloque los muslos, juntos, contra el suelo. Los brazos se mantienen estirados,
el tronco arqueado y la cabeza bien atrás, mientras se va espirando.
Apoyándose sobre las manos y los pies, eleve
el cuerpo y efectúe con él un pronunciado semicírculo, con la cara en dirección
al suelo y las palmas de las manos firmemente apoyadas en el mismo, a la vez
que va inspirando.
Flexione la pierna derecha hacia delante y
apoye la rodilla izquierda en el suelo. El cuerpo descansa sobre las palmas de
las manos, la planta del pie derecho, la rodilla izquierda y los dedos de este
pie. Los brazos deben permanecer estirados. Al ir adoptando la posición,
espire.
Acerque la pierna izquierda a la derecha
manteniendo ambas bien estiradas, y aproxime la cara a las rodillas tanto como
sea posible, mientras va inspirando. Este es el cuarto movimiento que usted ya
hizo.
Eleve lentamente el tronco e inclínelo luego
ligeramente hacia atrás con los brazos por encima de la cabeza, mientras va
espirando.
Enderece el tronco y coloque las manos a la
altura del pecho, con las palmas unidas, mientras inspira.
Baje las manos y estire los brazos a lo largo
del cuerpo, recuperando la posición inicial, a la vez que espira (fig. 1).
Ponga especial cuidado en ir marcando y
descomponiendo bien las diferentes posiciones. Evite cualquier esfuerzo que le
resulte excesivo.
El saludo al sol puede realizarse de cuatro a
doce veces.
Fig.
1
Beneficios
. Estira y revitaliza absolutamente todos los
músculos del cuerpo, así como los nervios, tendones y articulaciones.
. Dota a la columna vertebral de elasticidad
y la mantiene joven, resistente y armónica.
. Ejerce un saludable masaje sobre todas las
zonas, órganos y vísceras del cuerpo, mejorando su funcionamiento general.
. Al abastecer de sangre las distintas partes
del cuerpo, perfecciona el sistema circulatorio.
. Aumenta la capacidad de resistencia del
cuerpo.
. Desarrolla el sentido del equilibrio.
. Favorece extraordinariamente el aparato
locomotor y previene contra distintos tipos de reuma y artritis.
. Aumenta la capacidad de concentración.
. Previene contra el estrés, la ansiedad y la
psicastenia.
. Proporciona al organismo un excelente tono
vital.
DESCRIPCION DE LAS POSTURAS FUNDAMENTALES
Postura de la pinza
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Incline lentamente el tronco hacia delante
tanto como le sea posible, sin doblar las piernas, y coloque las manos en las
plantas de los pies o en los tobillos, aproximando la cara y el tronco tanto
como sea posible a las piernas.
Los brazos quedan flexionados y los
antebrazos se llevan tan cerca como sea posible del suelo, a ambos lados del
cuerpo.
Con la práctica necesaria irá cada día
aproximando más a los muslos el pecho y el estómago.
Regule la respiración por la nariz y mantenga
la postura el tiempo indicado, para a continuación deshacerla lentamente y relajarse
(fig. 2).
Fig.
2
Variante: Esta posición tiene una variante
que consiste en realizar la postura con las piernas separadas tanto como se
pueda, sin esfuerzos excesivos, y manteniendo las rodillas bien estiradas. Se
inclina lentamente el tronco hacia delante y se colocan las manos en las
plantas de los pies o en los tobillos, aproximando la cara y el tronco tanto
como sea posible al suelo, entre las piernas (fig. 3).
Tiempo
Un minuto. Se ejecuta la postura dos veces.
Fig.
3
Beneficios
. Hay un estiramiento intenso de todos los músculos
posteriores del cuerpo que los estimula y revitaliza. Dota de flexibilidad a
los músculos posteriores de las piernas y a la columna vertebral, irriga la
médula espinal y aumenta la capacidad de resistencia del cuerpo.
. Favorece la acción cardiaca y perfecciona
el sistema circulatorio; ejerce masaje sobre la región cordial.
. Se tonifica la región pelviana y se
favorecen las glándulas sexuales.
. Ejerce una considerable presión sobre el
abdomen, lo que representa un potente y beneficioso masaje sobre los órganos y
vísceras del abdomen y una mejora en su funciona-
miento. Se estimulan el hígado, el páncreas,
los riñones y la vejiga. En las mujeres se favorecen los ovarios y en los
hombres, la próstata.
. Equilibra el funcionamiento de las
glándulas suprarrenales y reactiva la energía a los distintos plexos.
. Seda el sistema nervioso, induce a la relajación
profunda, favorece la unidireccionalidad de la mente.
. Previene o ayuda a combatir la ciática, el lumbago,
la lordosis, la dispepsia, algunas formas de impotencia, la indigestión y la
hipertrofia renal. Es muy eficaz para combatir
la pereza intestinal y prevenir la gastritis,
así como las hemorroides y varices.
Postura de extensión sobre la pierna
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Flexione la pierna izquierda hacia dentro y
coloque la planta del pie izquierdo junto a la zona superior de la cara interna
del muslo derecho, de modo que el talón permanezca junto a la ingle.
Incline lentamente el tronco hacia la pierna
derecha, manteniéndola bien estirada, aproxime la cara tanto como pueda a la
pierna y agarre el pie derecho o el tobillo.
Aproxime los antebrazos al suelo, a ambos
lados del cuerpo, todo lo posible, de manera que el pecho quede tan próximo
como pueda a la pierna estirada. Regule la respiración, mantenga la postura el
tiempo indicado, deshágala con lentitud y efectúela sobre la otra pierna, es
decir, sobre la izquierda ( fig. 4).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos sobre cada pierna,
para ejecutar la postura dos veces sobre cada lado.
Fig.
4
Beneficios
. Dota de elasticidad a los músculos de la
espalda, al tendón de la rodilla, a los músculos posteriores de las piernas, a
la articulación de la rodilla ya la columna vertebral. Estimula favorablemente
el funcionamiento de los riñones, del hígado y del bazo.
. Efectuada la postura sobre la pierna
izquierda, tonifica y activa el páncreas, regulando sus jugos.
. Actúa favorablemente sobre el nervio
ciático, la región lumbar y la región dorsal.
. Despeja las impurezas de los conductos de
energía.
. Estabiliza la acción cardiaca.
. Previene contra las hemorroides, el
lumbago, la ciática y los trastornos de próstata.
. Serena el sistema nervioso y favorece el
control sobre los pensamientos.
Postura sobre la pierna
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Separe las piernas tanto como pueda, pero sin
forzar en exceso.
Incline lentamente el tronco hacia la pierna
derecha y deposite las manos en el pie derecho o en el tobillo derecho, aproximando
la cara y el tronco tanto como sea posible a la pierna derecha.
Mantenga la postura el tiempo indicado,
deshágala y efectúela sobre la pierna izquierda (fig. 5).
Tiempo
Se ejecuta cuarenta y cinco segundos sobre
cada pierna y se realiza dos veces por cada lado.
Fig.
5
Beneficios
. Estira y revitaliza todos los músculos
posteriores del cuerpo y fortalece el tendón de la rodilla
. Dota de elasticidad a los músculos de las
caras internas de los muslos, las ingles y la espina dorsal.
. Seda el sistema nervioso autónomo, pacifica
las emociones e induce a la relajación profunda, pues también ayuda a eliminar
crispaciones y contracturas en la espalda.
. Favorece los órganos intercostales.
. Interioriza la mente.
. Previene contra la lumbociática y la escoliosis.
. Mejora el riego sanguíneo a todo el cuerpo
y estimula todos los pares de nervios espinales.
. Combate el estrés, la psicastenia y la
fatiga.
Postura de la pinza de pie
Técnica
Colóquese de pie, con las piernas juntas y
los brazos a ambos lados del cuerpo.
Incline lentamente el tronco hacia delante y
deposite las manos en los talones o, si no puede, en los tobillos.
Aproxime la cara y el tronco tanto como pueda
a las piernas, manteniéndolas bien estiradas, y sitúe los brazos, flexionados,
a ambos lados de las piernas. Mantenga la postura el tiempo adecuado y
deshágala con lentitud (fig. 6).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos y se ejecuta dos
veces.
Beneficios
. Ejerce un profundo masaje sobre todos los
órganos abdominales, mejora su funcionamiento, aumenta la secreción de los
órganos digestivos, estimula favorablemente el bazo y el hígado, combate la
pereza intestinal y previene la indigestión, la aerofagia, la dispepsia, la
gastritis y la úlcera.
. Estira y revitaliza todos los músculos de la
espalda, previene contra los trastornos de la columna vertebral, dota de
elasticidad a los músculos posteriores de las piernas, tendón
de la rodilla y espina dorsal. Son
saludablemente estimulados los nervios de las piernas, los espinales y los
epigástricos.
. Previene contra la adiposidad del abdomen,
el lumbago, la ciática y la constipación.
. Sobrecarga de sangre la parte alta del
organismo, favorece el cuello, la glándula tiroides y el cerebro. Favorece los
plexos sacro y solar.
. Desarrolla las potencias de la mente,
intensifica la capacidad de interiorización y concentración, serena el sistema
nervioso e induce a una relajación profunda y reparadora.
Fig.6
Variante: Esta postura dispone de una
variante que se ejecuta con las piernas bien separadas y rectas, echando el
tronco hacia delante y dejando las manos en los tobillos o talones, o
bien entrelazando las manos en la espalda e
inclinando el tronco tanto como se pueda, a la vez que los brazos, rectos, se
van elevando todo lo posible en el aire (fig. 7).
Fig.
7
Postura del triángulo invertido
Técnica
De pie, con las piernas juntas y los brazos a
ambos lados del cuerpo, separe considerablemente las piernas, bien estiradas, y
coloque los brazos en cruz.
Incline lentamente el tronco hacia la pierna
izquierda y sitúe la cara tan cerca como pueda de la rodilla izquierda y el
tronco tan próximo a esta pierna como sea posible. La mano derecha agarra el
talón o el tobillo izquierdo. Tras mantener la postura el tiempo adecuado,
deshágala lentamente para ejecutarla sobre la pierna derecha (fig. 8) .
Tiempo
Treinta segundos, dos veces por cada lado.
Fig.
8
Beneficios
. Abastece de abundante sangre el cerebro,
mejorando su funcionamiento.
. Estira muy vigorosamente todos los músculos
posteriores del cuerpo, los fortalece, los revitaliza y los libera de crispaciones
y tensiones.
. Fortalece tanto las extremidades inferiores
como las superiores y dota de gran elasticidad a la espina dorsal hacia
delante.
. Aumenta la memoria y la concentración.
. Perfecciona el sistema circulatorio.
Variante: Esta postura dispone de una
variante que consiste en girar el tronco tanto como se pueda hacia el techo y
también llevar la cara hacia arriba. Se efectúa, pues, una torsión considerable
del tronco y entonces la cara, en lugar de dirigirse como en la posición normal
hacia la pierna, se gira hacia el techo (fig. 9).
Fig.
9
Postura del arado
Técnica
Extendido en el suelo, sobre la espalda, con
las piernas juntas y los brazos a ambos lados del cuerpo.
Con los brazos rectos y presionando las
palmas de las manos contra el suelo, vaya elevando en el aire las piernas y
todo el tronco, conduciendo los pies al suelo por encima de la cabeza y, en lo
posible, manteniendo las piernas estiradas, como se ilustra en el dibujo
correspondiente (fig. 10). Sitúe las manos debajo de la nuca y regule la respiración.
Mantenida la postura el tiempo indicado, conduzca los brazos a la posición
inicial y deshágala lentamente.
Fig.
10
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos y se efectúa dos
veces.
Beneficios
. Todos los músculos de la espalda son
poderosamente estirados y tonificados, mejorándose el riego sanguíneo a los
mismos. También se estimulan vigorosamente todos los pares
de nervios espinales, que son sobre
abastecidos de sangre.
. Dota de flexibilidad a la espina dorsal y
la mantiene joven.
. La vigorosa presión que el mentón ejerce
sobre la garganta favorece la glándula tiroides, regula su funcionamiento y
perfecciona asimismo el funcionamiento del metabolismo
y regula la tensión arterial.
. La contracción que se origina sobre la
cavidad abdominal ejerce un saludable masaje sobre todos los órganos
abdominales, reactivando su funcionamiento.
. Regula el sistema simpático.
. Produce una beneficiosa afluencia de sangre
fresca a la espalda y la espina dorsal, que origina también un aporte extra de
sangre al cuello y la cabeza, lo que representa una inyección de vitalidad para
el cerebro.
. En las mujeres, regula el funcionamiento de
los ovarios, y, en los hombres, influye muy positivamente sobre la próstata.
. Previene contra la congestión de diversos
órganos abdominales, la diabetes, la constipación, la artritis, la dispepsia,
la descalcificación, la aerofagia y determinadas mialgias.
. Combate el estreñimiento y diversas
lesiones de la espina dorsal, el desequilibrio nervioso y la melancolía.
. Descansa profundamente las piernas,
previniendo las varices.
. Mitiga dolores lumbares y dota de
elasticidad a la articulación del hombro.
. Favorece la interiorización y la concentración.
Fig.
11
Fig.
12
Variantes: Esta posición admite dos
variantes. La primera consiste en separar las piernas tanto como se pueda,
manteniéndolas bien estiradas. La segunda, en flexionar las piernas y llevar
las rodillas al suelo, entre la cabeza (figs. 11 y 12).
Postura de la cobra
Técnica
Extiéndase en el suelo, boca abajo, con las
piernas juntas y estiradas y los brazos a ambos lados del cuerpo.
Eleve lentamente el tronco hasta donde pueda,
mediante la colaboración de los músculos abdominales y los dorsales, y coloque
las palmas de las manos en el suelo, aproximadamente en línea con los hombros.
Flexione entonces el tronco tanto como pueda
hacia atrás, pero evitando que el abdomen se separe del suelo. El pecho y el
estómago quedan en el aire, pero el bajo vientre en el suelo. Los brazos
permanecen flexionados y la cabeza puede quedar recta o inclinarse hacia atrás.
Vigile que las piernas no se separen.
Mantenida la postura el tiempo adecuado,
deshágala con lentitud (fig. 13) .
Tiempo
Mantenga la postura treinta segundos y
ejecútela dos veces.
Fig.
13
Beneficios
. Dota de gran flexibilidad a la columna
vertebral, previene los desplazamientos discales, tonifica vigorosamente la
médula espinal y los ganglios ortosimpáticos.
. Irriga de sangre la espina dorsal y
estimula todos los músculos dorsales, el trapecio y los músculos del cuello.
. Ejerce un profundo masaje sobre la región
lumbar y mejora el funcionamiento de las glándulas suprarrenales. Favorece las
regiones sacra y coccígea.
. Fortalece los músculos de los hombros y de
los brazos, así como los pectorales. Estira y revitaliza los músculos
abdominales. Presiona favorablemente el abdomen y mejora el
funcionamiento de los intestinos.
. Favorece los sistemas simpático y
parasimpático, los pulmones y el corazón.
. Fortalece los glúteos y los filamentos de
las vértebras.
. Mejora el funcionamiento renal.
. En las mujeres, favorece los ovarios y
estabiliza la función menstrual.
. Previene o combate la flatulencia, la
indigestión, la dispepsia, el estreñimiento.
. Revitaliza el cerebro, combate la
dispersión mental y favorece la concentración.
. Combate leves desviaciones de la espina
dorsal y elimina contracturas y crispaciones generales del tronco.
Postura del masaje renal
Técnica
Extendido en el suelo, boca abajo, con los
brazos a ambos lados del cuerpo y las piernas juntas, coloque las palmas de las
manos contra el suelo, aproximadamente a la altura de los hombros.
Estire los brazos, arqueando el tronco tanto
como pueda, con las piernas juntas, y lleve la cabeza tan atrás como sea
posible. Tras mantener la postura el tiempo indicado, deshágala y
relájese (fig. 14).
Fig.
14
Tiempo
Cincuenta segundos, y se ejecuta la postura
dos veces.
Beneficios
. Favorece extraordinariamente toda la
columna vertebral.
. Estira y revitaliza los músculos del
vientre, el pecho y el cuello
. Previene contra la escoliosis.
. Ejerce un profundo masaje sobre la región
lumbar y favorece el funcionamiento renal.
. Estimula las funciones del cerebro y favorece
las operaciones mentales.
. Mantiene la espina dorsal en un estado de
elasticidad, resistencia y juventud.
. Desbloquea y relaja.
Variante: Esta postura cuenta con una
variante consistente en flexionar las piernas tanto como se pueda y aproximar
los talones tanto como sea posible a las nalgas (fig. 15).
Fig.
15
Postura del arco
Técnica
Extiéndase boca abajo en el suelo. Flexione
las piernas y agarre con consistencia los tobillos con las manos
correspondientes.
Manteniendo los brazos completamente
estirados, arquee el cuerpo tanto como le sea posible, impulsando las piernas
hacia atrás y permitiendo que todo el peso del cuerpo quede sobre el abdomen.
Las piernas pueden estar juntas o ligeramente separadas y la cabeza debe
echarse bien atrás. Tras mantener la postura el tiempo indicado, deshágala con
lentitud (fig. 16).
Tiempo
Veinte segundos, y se realiza tres veces.
Fig.
16
Beneficios
. Al originar una poderosa presión
intraabdominal, favorece el funcionamiento de todos los órganos abdominales.
Tonifica el plexo solar y revitaliza los músculos rectos y oblicuos
del abdomen.
. Previene la congestión del hígado, los
trastornos pancreáticos, la dispepsia, la constipación y la gastritis. Reactiva
el funcionamiento peristáltico de los intestinos. Combate la
aerofagia y la pereza intestinal.
. Estira vigorosamente los músculos de la
zona anterior del cuerpo, los fortalece y estimula positivamente. Los músculos
de las caras altas de los muslos se vigorizan, al igual que
toda la región pélvica.
. La columna vertebral recibe muchos
beneficios con la ejecución de esta postura, que evita el envejecimiento
prematuro de la misma, actúa positivamente sobre sus ligamentos
y tonifica todos los músculos que se insertan
en ella. Estimula todos los pares de nervios espinales, ejerce masaje sobre la
región lumbar y perfecciona el funcionamiento de las
glándulas suprarrenales y de los riñones.
. Combate la celulitis de los muslos y nalgas
y la adiposidad del abdomen.
. Favorece el sistema simpático y los plexos sacro
y laríngeo.
Media postura del arco
Técnica
Extiéndase en el suelo, boca abajo. Entrelace
las manos en la espalda y estire los brazos vigorosamente.
Arquee el cuerpo tanto como pueda, con la
cabeza bien atrás y las piernas juntas y estiradas. El peso del cuerpo queda
sobre el abdomen. Mantenga la postura el tiempo indicado, deshágala y relájese
(fig. 17).
Fig.
17
Tiempo
Veinte segundos, tres veces.
Beneficios
. Vigoriza excepcionalmente todo el cuerpo,
tonifica los músculos, los nervios y la espina dorsal.
. Estimula la acción cardiaca y aumenta la
capacidad de resistencia, acción y rendimiento del organismo.
. Tonifica el riego sanguíneo.
. Fortalece extraordinariamente los músculos
del abdomen y los glúteos.
. Dota de elasticidad a la articulación del
hombro y vigoriza los músculos deltoides y trapecio.
Postura del camello
Técnica
Colóquese de rodillas en el suelo, con las
piernas juntas o ligeramente separadas.
Sitúe las manos en la región cordial e
incline, arqueándolo, el tronco hacia atrás hasta donde pueda.
Suelte los brazos y sitúe las manos en los
talones, con el tronco arqueado y la cabeza atrás. Si no llega con las manos a
los pies, deje los brazos sueltos y evite cualquier esfuerzo excesivo. Después
de mantener la postura el tiempo indicado, deshágala con lentitud (fig. 18).
Tiempo
Treinta segundos, dos veces.
Beneficios
. Ensancha la caja torácica.
. Fortalece los músculos dorsales y
pectorales.
. Estimula el funcionamiento de la glándula
tiroides.
. Estira y revitaliza todos los músculos de
la cara superior de los muslos.
. Favorece el aparato urogenital.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre la
región lumbar y perfecciona el funcionamiento de las glándulas suprarrenales y
del plexo sacro.
. Energiza el cerebro.
. Perfecciona el sistema circulatorio.
. Dota de elasticidad a la espina dorsal.
. Previene la psicastenia, la hipotensión, la
colitis, la indigestión y el asma.
Fig.
18
Postura del cocodrilo
Técnica
Extiéndase en el suelo, con las piernas
juntas y estiradas.
Coloque las manos en la nuca.
Eleve el tronco tanto como pueda, con la
cabeza atrás.
Mantenga la postura el tiempo indicado y
deshágala con lentitud.
También se puede ejecutar la postura elevando
no sólo el tronco, sino también las piernas juntas y estiradas, y dejando todo
el peso del cuerpo sobre el abdomen (figs. 19 y 20).
Fig.
19
Fig.
20
Tiempo
Veinte segundos, y se realiza la postura dos
veces.
Beneficios
. Fortalece los músculos del cuello, la
espalda y el abdomen.
. Ejerce un profundo masaje sobre los órganos
abdominales, mejorando así su funcionamiento.
. Tonifica el plexo coccígeo.
. Influye beneficiosamente sobre las
glándulas suprarrenales.
Postura de Natashira
Técnica
Sitúese de rodillas en el suelo y entrelace
las manos en la nuca.
Vaya arqueando e inclinando lentamente el
tronco hacia atrás hasta donde pueda, evitando cualquier esfuerzo excesivo.
Tras mantener la postura el tiempo indicado,
deshágala lentamente y relájese (fig. 21).
Fig.
21
Tiempo
Veinte segundos, dos veces.
Beneficios
. Fortalece de manera excepcional la columna
vertebral y la dota de elasticidad hacia atrás.
. Favorece sobremanera el funcionamiento del
cerebro y aumenta la capacidad de memoria y concentración.
. Aumenta la capacidad de resistencia de todo
el cuerpo y tonifica de manera especial los músculos del cuello, el pecho y el
abdomen, que son sometidos a un vigoroso estiramiento.
. Ejerce un penetrante masaje sobre la región
lumbar, mejorando el funcionamiento renal.
. Estimula la acción cardiaca.
Variante: Esta postura admite una variante,
consistente en estirar los brazos una vez ejecutada la postura. Deben evitar
esta variante las personas que no hayan perfeccionado la modalidad normal y por
supuesto las personas mayores o las que padezcan del aparato locomotor.
Media postura de la rueda
Técnica
De pie, separe ligeramente las piernas y
eleve los brazos en el aire, agarrándose las manos.
Con los brazos estirados, cuidadosamente y
tratando de no perder el equilibrio, vaya arqueando el tronco hacia atrás hasta
donde pueda, sin doblar las piernas. Mantenga la postura el tiempo indicado y
deshágala con lentitud (fig. 22).
Tiempo
Veinte segundos, y se ejecuta tres veces.
Beneficios
. Estira muy vigorosamente todos los músculos
anteriores del cuerpo, los revitaliza y los dota de buen tono y elasticidad.
. Ejerce un saludable masaje sobre los
riñones.
. Envía sangre al cerebro, lo que resulta
beneficioso.
. Fortalece las extremidades inferiores y los
glúteos.
. Activa la circulación sanguínea.
. Dota de flexibilidad a la espina dorsal.
Fig.
22
Media postura del saltamontes
Técnica
Extiéndase en el suelo, boca abajo, con los
brazos a ambos lados del cuerpo.
Fije la barbilla y las palmas de las manos
contra el suelo.
Eleve la pierna derecha, bien estirada, tanto
como pueda, sin ladear en exceso la cadera. Mantenga la postura el tiempo
indicado, deshágala y efectúela por el otro lado (fig. 23).
Tiempo
Treinta segundos. Dos veces con cada pierna.
Beneficios
. Fortalece los músculos y nervios de las
piernas y endurece
los glúteos.
. Vigoriza la musculatura abdominal.
. Ejerce un beneficioso masaje renal.
. Favorece las regiones coccígea, sacra y
lumbar.
Fig.
23
Postura del saltamontes
Técnica
Boca abajo, extiéndase en el suelo, con los
brazos a ambos lados del cuerpo.
Fijando la barbilla en el suelo, introduzca
las manos debajo de los respectivos muslos, con las palmas de las manos hacia
arriba.
Presione muy vigorosamente las manos y los
brazos contra el suelo y eleve tanto como pueda las piernas en el aire,
manteniéndolas juntas y estiradas, pero evitando cualquier esfuerzo excesivo.
Tras mantener la postura el tiempo indicado, deshágala y relájese (fig. 24).
Tiempo
Veinte segundos, y se ejecuta la postura tres
veces.
Fig.
24
Beneficios
. Fortalece y vigoriza muy especialmente toda
la musculatura abdominal. Por la presión intraabdominal que se origina,
favorece los nervios epigástricos y todos los órganos abdominales, así como el
plexo solar.
. Fortalece los músculos del cuello y
equilibra el funcionamiento de la glándula tiroides.
. Estimula favorablemente la pelvis y las
regiones sacra, coccígea y lumbar.
. Beneficia los alvéolos pulmonares.
. Robustece en especial la base de la espina
dorsal.
. Fortalece todos los músculos del cuerpo,
pero de modo especial los del cuello, los brazos, los hombros, la espalda y el
abdomen.
. Tonifica vigorosamente los músculos
glúteos, el deltoides y el trapecio.
. Reactiva el funcionamiento cardiaco.
. Aumenta la capacidad de resistencia del organismo.
. Previene la constipación y la psicastenia.
. Combate la adiposidad del abdomen.
Postura de la cabeza de vaca
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Doble la pierna izquierda hacia dentro y
coloque el pie izquierdo debajo de las nalgas, sentándose sobre el mismo.
Flexione a continuación la pierna derecha y
crúcela por encima de la izquierda, depositando el talón del pie derecho en el
nacimiento del muslo izquierdo.
Manteniendo el tronco y la cabeza erguidos,
pase el brazo izquierdo por encima hacia la espalda y el brazo derecho por
debajo también hacia la espalda, juntando (o agarrándose si puede) tanto como
le sea posible las manos en la espalda.
Mantenga la postura el tiempo indicado, con
una respiración pausada, y deshágala lentamente para efectuarla invirtiendo la posición
de piernas y brazos (fig. 25).
Fig.
25
Tiempo
Un minuto. Una sola vez por cada lado.
Beneficios
. Tonifica vigorosamente los músculos
dorsales, pectorales, deltoides y trapecio. Ejerce un beneficioso masaje sobre
el pecho y la espalda, ensancha la caja torácica y combate la
rigidez de la articulación del hombro.
. Combate la rigidez de las articulaciones y
músculos de las piernas.
. Aumenta la capacidad respiratoria.
. Estimula el funcionamiento de las glándulas
hipófisis y epífisis.
. Previene las hemorroides, las varices y el
envejecimiento prematuro de las articulaciones.
Postura del diamante
Técnica
Sentado en el suelo, con las piernas juntas y
estiradas, flexione la pierna derecha hacia fuera y coloque el pie junto al
nacimiento del muslo derecho.
A continuación, doble la pierna izquierda
hacia fuera y sitúe el pie izquierdo junto al nacimiento del muslo izquierdo.
Manteniendo cabeza y tronco bien erguidos,
coloque las manos sobre las respectivas rodillas (fig. 26).
Fig.
26
Tiempo
Se mantiene la postura un minuto y se ejecuta
una vez.
Beneficios
. Dota de gran flexibilidad las articulaciones
de las rodillas y de los tobillos.
. Flexibiliza los pies y previene el
trastorno conocido como «pies planos».
. Mejora el riego sanguíneo de las piernas,
fortalece las venas de las mismas y previene las varices.
. Fortalece el hueso sacro y la región
pélvica.
. Estabiliza la acción cardiaca, seda el
sistema nervioso y pacifica las emociones.
Postura del diamante en extensión
Técnica
Se ejecuta la postura del diamante.
Sirviéndose de la ayuda de las manos y de los
antebrazos, se inclina lentamente el tronco hacia atrás, hasta situar la
espalda en el suelo.
Se colocan las manos debajo de la nuca o
sobre los muslos respectivos. Evite forzar. Se mantiene la postura el tiempo
indicado y, ayudándose de las manos, se va deshaciendo la postura con lentitud
(fig. 27).
Fig.
27
Fig.
28
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos. Una vez.
Beneficios
. Equilibra el funcionamiento de las
glándulas tiroides y paratiroides.
. Descansa profundamente las piernas y
combate la rigidez de las articulaciones del tobillo y de la rodilla
. Estira y revitaliza todos los músculos
abdominales, especialmente los rectos. Tonifica los nervios epigástricos y
armoniza el funcionamiento de los plexos solar y sacro.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre la
región pélvica y las vísceras abdominales.
. Favorece las glándulas sexuales.
. Seda el sistema nervioso, colabora en la interiorización
de la mente y pacifica el sistema emocional.
Variante: Hay una variante consistente en
arquear el tronco y apoyar la cima de la cabeza sobre el suelo, permaneciendo
la espalda en el aire (fig. 28).
Postura lateral
Técnica
Colóquese de rodillas, con el tronco y la
cabeza erguidos. Desplace la pierna derecha hacia la derecha, manteniéndola
bien estirada y situando con firmeza la planta del pie en el suelo.
Eleve los brazos en el aire, estirados, y
entrelace las manos.
Incline lentamente el tronco hacia la derecha
tanto como pueda, en dirección a la pierna derecha, que permanece estirada.
La cabeza queda entre ambos brazos, la cara
mirando hacia arriba. Mantenga la postura el tiempo indicado y deshágala con
lentitud para ejecutarla hacia el otro lado (fig. 29).
Fig.
29
Fig.
30
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos, y se ejecuta la
postura dos veces sobre cada lado.
Beneficios
. Fortalece extraordinariamente todo el
tronco, previene crispaciones y contracturas y alivia la tensión neuromuscular.
. Mantiene en perfecto estado la espina
dorsal y la dota de elasticidad hacia los lados.
. Estira y revitaliza vigorosamente todos los
músculos y nervios intercostales.
. Fortalece los hombros y los músculos del
abdomen.
. Tonifica las extremidades superiores e
inferiores.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre el
páncreas, el hígado y el bazo, mejorando su funcionamiento.
. Estimula el apetito.
. Desbloquea e induce a la relajación
profunda.
Variante: Hay una variante consistente en
desplazar ligeramente el tronco hacia la pierna estirada y situar las manos en
el pie (fig. 30).
Postura sobre el costado
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Desplace la pierna derecha tanto como pueda
hacia la derecha, manteniéndola estirada.
Flexione la pierna izquierda y coloque el
talón junto a los genitales y la planta del pie junto a la cara interna del
muslo derecho.
Eleve los brazos en el aire y vaya
inclinando, completamente en lateral, el tronco hacia la pierna derecha, llevando
el costado derecho tan cerca como pueda de dicha pierna. La mano
derecha agarra la planta del pie derecho y la
mano izquierda, los dedos del pie derecho.
Mantenida la postura el tiempo indicado, se
deshace lentamente y se ejecuta por el otro lado (fig. 31) .
Tiempo
Cuarenta segundos sobre cada pierna,
ejecutando la postura dos veces por cada lado.
Fig.
31
Beneficios
. Dota de flexibilidad a la columna vertebral
hacia los lados.
. Tonifica los músculos de las piernas
. Beneficia la región lumbar y los riñones.
. Ejerce masaje sobre todos los órganos y
vísceras intercostales, lo cual mejora su funcionamiento.
. Combate la constipación, previene el
lumbago y la ciática, desbloquea y relaja.
Postura del triángulo
Técnica
De pie, con las piernas juntas y los brazos a
ambos lados del cuerpo, separe considerablemente las piernas y coloque los
brazos en cruz, con las palmas de las manos hacia abajo.
Incline lentamente en lateral tanto como
pueda el tronco hacia la derecha y, cuando no pueda más en lateral, desvíelo
ligeramente hacia delante, hasta llegar con la mano derecha al pie derecho.
Ambas piernas y ambos brazos quedan estirados y la cara se vuelve hacia arriba.
Mantenida la postura el tiempo señalado, se deshace y se ejecuta por el otro
lado (fig. 32).
Fig.
32
Tiempo
Cincuenta segundos por cada lado, y se
realiza la postura dos veces.
Beneficios
. Tonifica los músculos del cuello, el tronco
y las piernas
. Regula el funcionamiento del sistema
simpático.
. Activa el funcionamiento del hígado, el
páncreas y el bazo.
. Mejora el funcionamiento de los riñones.
. Favorece la espina dorsal y tonifica los
nervios espinales.
. Previene el lumbago, las desviaciones de la
columna vertebral y la constipación. Alivia los dolores de la espalda y previene
la escoliosis, la artritis y la artrosis.
. Estimula vigorosamente los músculos
oblicuos del abdomen.
Variante: Se puede hacer la postura con la
pierna doblada (fig.33).
Fig.
33
Postura de la media luna
Técnica
De pie, con las piernas juntas y los brazos a
lo largo del cuerpo, separe las piernas y eleve los brazos en el aire, sobre la
cabeza, entrelazando las manos.
Incline completamente en lateral el tronco
hacia la izquierda y mantenga la postura, con la cara vuelta hacia arriba, y
piernas y brazos rectos. Mantenida la postura el tiempo indicado,
deshágala para efectuarla hacia el otro lado
(fig. 34).
Tiempo
Cuarenta segundos; se ejecuta la postura dos
veces por cada lado.
Fig.
34
Beneficios
. Postura sumamente eficaz para desbloquear y
para inducir a una relajación más profunda, pues elimina innumerables tensiones
neuromusculares.
. Fortalece todos los músculos del cuerpo y
ejerce un penetrante masaje sobre los órganos intercostales.
. Tonifica deltoides, trapecio, hombros,
pectorales y dorsales.
. Estira y revitaliza los músculos y nervios
intercostales y dota de flexibilidad a la espina dorsal hacia los lados.
. Revitaliza los músculos del cuello.
. Dota de vitalidad a todo el cuerpo y mejora
el tono vital en general. Previene el estrés, la fatiga y la ansiedad.
Postura abdominal
Técnica
Sentado en el suelo, con las piernas juntas y
estiradas, incline el tronco hacia atrás y apóyese sobre los antebrazos.
Eleve las piernas y el tronco, alargue los
brazos y trate así de que el cuerpo forme una uve, con los ojos en línea recta
aproximadamente con las rodillas. Mantenga la postura el tiempo
indicado y deshágala. Si no puede hacer la
postura como se ha descrito, manténgala apoyándose sobre los antebrazos. Las
piernas deben estar juntas y estiradas (fig. 35).
Fig.
35
Tiempo
Veinte segundos, para ejecutar la postura
tres veces.
Beneficios
. Fortalece extraordinariamente los músculos
del abdomen, el pecho y la espalda.
. Endurece la cara alta de los muslos y
ejerce masaje sobre los glúteos.
. Tonifica el hueso sacro, la región pélvica,
la región coccígea y la abdominal.
. Mejora el riego sanguíneo en todo el
cuerpo.
. Tonifica la acción cardiaca.
Variante: Hay una variante de esta postura
que consiste en elevar los brazos en el aire y dirigir las puntas de los dedos
hacia los pies, manteniendo el equilibrio.
Postura del ave
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Incline lentamente el tronco hacia atrás y
apoye los antebrazos en el suelo.
Presione firmemente las manos contra el suelo
y eleve todo el tronco en el aire, de modo tal que el peso del cuerpo permanezca
sobre las palmas de las manos y los dedos de los pies.
Mantenga la cabeza hacia atrás y tras
sostener la postura el tiempo indicado, deshágala (fig. 36).
Tiempo
Veinte segundos, dos veces.
Beneficios
. Es una postura de acción general, que
robustece todo el organismo y tonifica absolutamente todos los músculos y los
nervios.
. Vigoriza extraordinariamente la espina
dorsal.
. Fortalece tanto las extremidades inferiores
como las superiores.
. Aumenta la capacidad de resistencia
orgánica y favorece la acción cardiaca.
. Fortalece las muñecas y las manos.
. Mejora en general el riego sanguíneo.
Fig.
36
Media postura de la cobra
Técnica
Sitúese de rodillas, con el tronco y la
cabeza erguidos.
Adelante la pierna derecha, colocando con
firmeza la planta del pie en el suelo, de manera tal que entre el muslo y la
pierna se forme un ángulo recto.
Sin inclinarse hacia delante, flexione tanto
como pueda la pierna derecha y estire hacia atrás tanto como pueda la
izquierda, con los brazos perpendiculares al suelo y la cara mirando al frente.
Mantenida la postura el tiempo señalado,
deshágala con lentitud y ejecútela por el otro lado (fig. 37).
Fig.
37
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos, y dos veces sobre
cada pierna.
Beneficios
. Se trata de una posición de acción directa
sobre las piernas, que favorece en especial la parte media inferior del cuerpo.
Tonifica todos los músculos, nervios y venas
de las piernas y dota de flexibilidad a las ingles.
. Mejora el riego sanguíneo, fortalece la
región pélvica y favorece las vértebras coccígeas, sacras y lumbares.
. Fortalece y tonifica la articulación de la
rodilla.
Postura de la torsión
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Doble la pierna derecha y, pasándola por
encima de la pierna izquierda, coloque el pie junto a la cara externa del muslo
izquierdo, tan arriba como le resulte posible. El pie debe permanecer paralelo
al muslo y la planta, sobre el suelo. El muslo de la pierna flexionada quedará
junto al estómago.
A continuación, ladee el tronco a la derecha
y coja la pierna con el brazo izquierdo, que pasará por encima de ella. La mano
agarrará la pierna estirada, como se ilustra en el dibujo
correspondiente. La cara queda vuelta hacia
atrás y el brazo derecho queda detrás del tronco, con la mano apoyada por la
palma en el suelo.
Mantenida la postura el tiempo indicado, se
deshace para ejecutarla sobre el otro lado (fig. 38).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos, dos veces sobre
cada pierna.
Beneficios
. Dota de gran flexibilidad a la espina
dorsal hacia los dos lados y estira y revitaliza todos los músculos dorsales
evitando tensiones y crispaciones.
. Induce a la relajación profunda, aliviando
todas las tensiones del sistema neuromuscular y sedando el sistema nervioso.
. Ejerce masaje sobre todos los órganos de la
cavidad abdominal.
. Favorece la vejiga y, en las mujeres, los
ovarios, así como la próstata en los hombres.
. Regula la función renal.
. Revitaliza todos los pares de nervios
espinales.
. Combate la rigidez de los músculos de las
piernas.
. Mejora el riego sanguíneo al tronco.
Fig.
38
Media postura de Matyendra
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Flexione la pierna izquierda y coloque el
talón del pie en la raíz del muslo derecho por su cara exterior.
Doble la pierna derecha y sitúe la planta del
pie en el suelo, junto a la cara interior del muslo izquierdo y cerca de la
rodilla.
Gire el tronco hacia el lado derecho tanto
como pueda y, pasando el brazo izquierdo por encima de la pierna derecha, sitúe
la mano en la rodilla izquierda o en el tobillo derecho.
Envuelva con el brazo derecho su propio
cuerpo por la espalda y dirija la cara hacia el hombro derecho. Observe que el
brazo que pasa por encima de la pierna es siempre el contrario a la pierna.
Mantenga la postura el tiempo indicado y
efectúela por el otro lado (fig. 39).
Fig.
39
Tiempo
Cuarenta segundos, y se hace dos veces por cada
lado.
Beneficios
. Dota de flexibilidad a la columna
vertebral, fortalece y abastece de sangre toda la musculatura de la espalda y
revitaliza los ligamentos de la espina dorsal. Tonifica los nervios espina les.
Somete a un vigoroso masaje a la médula espinal y equilibra el funcionamiento
del sistema simpático.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre los
órganos abdominales y mejora su funcionamiento. Al ser efectuada la postura
sobre la derecha, presiona benéficamente el intestino grueso,
el hígado y el riñón derecho, en tanto que al
ser realizado sobre la izquierda, lo hace sobre el riñón izquierdo, el bazo y
el páncreas. Mejora el funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
. Estimula toda la musculatura del cuello y
el funcionamiento de la glándula tiroides.
. Favorece la vejiga, la próstata en los
hombres y los ovarios en las mujeres.
. Previene la dispepsia, la constipación, la
congestión y dilatación del hígado y del bazo, y la inactividad renal.
. Desbloquea, alivia tensiones
neuromusculares e induce a una relajación más profunda.
Postura de la vela
Técnica
Extiéndase en el suelo, sobre la espalda, con
los brazos a ambos lados del cuerpo, las piernas juntas.
Con las palmas de las manos contra el suelo,
sirviéndose de ellas y de los brazos, eleve las piernas en el aire y, a continuación,
las caderas y la espalda, desplazando todo el peso del cuerpo hacia los hombros
e irguiéndolo tanto como pueda.
Doble los brazos y coloque las manos en la
espalda. El cuerpo traza una línea recta desde el cuello a los pies y la
barbilla queda clavada en la raíz del tórax.
Mantenida la postura el tiempo indicado,
conduzca los brazos a la posición inicial y entonces vaya descendiendo con
lentitud (fig. 40).
Fig.
40
Tiempo
Un minuto, y se ejecuta la postura una sola
vez.
Beneficios
. Equilibra el funcionamiento glandular.
Actúa favorablemente sobre la tiroides, la paratiroides, el hipotálamo y la
hipófisis.
. Facilita el aporte de sangre venosa al
corazón y mejora en general la circulación sanguínea del organismo.
. Mejora el alimento a los tejidos y aumenta
considerablemente la capacidad de resistencia del organismo.
. Descansa y descongestiona los órganos
abdominales.
. Al aumentar considerablemente la afluencia
de sangre hacia la cabeza, reactiva y perfecciona el funcionamiento del
cerebro.
. Fortalece todos los músculos y nervios de
la espalda, la columna vertebral, el cuello y los brazos.
. Seda el sistema nervioso.
. Facilita la interiorización mental y
combate las fluctuaciones psicomentales.
. Previene o combate en su caso las
hemorroides, las varices, la constipación, la ptosis abdominal, los trastornos
prostáticos, la impotencia, los desarreglos hormonales, la gastritis, la
irritabilidad, la falta de memoria, algunos tipos de úlcera y los resfriados nasales.
Variantes: Esta postura admite diversas
variantes. Se puede ejecutar con las piernas separadas y bien estiradas, o
flexionar una de las piernas en medio loto, o dejar que una de las piernas
descienda hacia atrás hasta dejar la punta del pie en el suelo, con las dos
piernas bien estiradas.
Postura de inversión
Técnica
Extendido en el suelo, sobre la espalda, con
los brazos a ambos lados del cuerpo y las palmas de las manos hacia abajo,
presione las manos y los brazos contra el suelo, eleve las piernas y las
caderas en el aire y permita que el cuerpo adopte la posición que se muestra en
el dibujo correspondiente.
Los brazos se flexionan y las manos se sitúan
en la región lumbar o en las caderas y hay que lograr que el peso del cuerpo
esté perfectamente distribuido entre los brazos y la parte alta de la espalda.
Mantenida la postura el tiempo indicado,
conduzca los brazos a la posición inicial y deshaga entonces la postura con
lentitud (fig. 41).
Fig.
41
Tiempo
Dos minutos, y se ejecuta la postura una vez.
Beneficios
. Descansa las piernas en profundidad y
previene contra las varices.
. Mejora el riego sanguíneo en todo el
cuerpo.
. Favorece la coordinación y armonía
psicosomática.
. Tonifica las vértebras cervicales y el
cuello.
. Aporta sangre extra al cerebro y mejora su
funcionamiento.
. Interioriza y tranquiliza.
. Seda el sistema nervioso autónomo e induce
a una relajación reparadora.
PROGRAMAS
En base a la treintena de importantes
posturas explicadas, ofrecemos al lector una serie de programas básicos que
podrá ir ampliando y complementando, si lo desea, con otras posiciones menos
primordiales sobre las que nos extendemos más adelante.
Primer programa
. Postura de la pinza: Un minuto. Dos veces.
. Postura de la cobra: Treinta segundos. Dos
veces.
. Postura sobre el costado: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura de torsión: Cuarenta y cinco
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura abdominal: Veinte segundos. Tres
veces.
. Postura de inversión: Dos minutos. Una vez.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Segundo programa
. Postura de la cabeza de vaca: Un minuto.
Una vez por cada lado.
. Postura de extensión sobre la pierna:
Cuarenta y cinco segundos. Dos veces sobre cada pierna
. Media postura del saltamontes: Treinta
segundos. Dos veces con cada pierna
. Postura de masaje renal: Cincuenta
segundos. Dos veces.
. Media postura de Matyendra: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura de la vela: Un minuto. Una vez.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Tercer programa
. Postura del diamante: Un minuto. Una vez.
. Postura sobre la pierna: Cuarenta y cinco
segundos. Dos veces sobre cada pierna
. Postura del camello: Treinta segundos. Dos
veces.
. Postura lateral: Cuarenta y cinco segundos.
Dos veces por cada lado.
. Postura del triángulo invertido: Treinta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Media postura de la rueda: Veinte segundos.
Tres veces.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Cuarto programa
. Postura de la cobra: Treinta segundos. Dos
veces.
. Postura del saltamontes: Veinte segundos.
Tres veces.
. Postura del arco: Veinte segundos. Tres
veces.
. Postura de la pinza: Un minuto. Dos veces.
. Postura del arado: Cuarenta y cinco
segundos. Dos veces.
. Postura sobre el costado: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Quinto programa
. Postura del diamante: Un minuto. Una vez.
. Postura del diamante en extensión: Cuarenta
y cinco segundos. Una vez.
. Postura de Natashira: Veinte segundos. Dos
veces.
. Postura del ave: Veinte segundos. Dos
veces.
. Postura de la pinza de pie: Cuarenta y
cinco segundos. Dos veces.
. Postura del triángulo: Cincuenta segundos.
Dos veces por cada lado.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Sexto programa
. Postura de la pinza, variante: Un minuto.
Dos veces.
. Postura del cocodrilo: Veinte segundos. Dos
veces.
. Postura de la torsión: Cuarenta y cinco
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura de la vela: Un minuto. Una vez.
. Postura de la media luna: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Media postura de la rueda: Veinte segundos.
Tres veces.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Séptimo programa
. Postura de extensión sobre la pierna:
Cuarenta y cinco segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura de masaje renal, variante:
Cincuenta segundos. Dos veces.
. Media postura de Matyendra: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura sobre el costado: Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
. Postura abdominal: Veinte segundos. Tres
veces.
. Postura de inversión: Dos minutos. Una vez.
. Ejercicio de respiración: Cinco minutos.
. relajación: Cinco minutos.
Estos siete programas son orientativos y el
practicante, según el tiempo de que disponga, puede enriquecerlos con otras
posturas tanto de las ya expuestas como de las que a continuación
describiremos. Las combinaciones son innumerables y el practicante puede ir
adaptando los programas a su grado de perfeccionamiento, tiempo de
ejercitamiento y condiciones particulares.
OTRAS POSTURAS DE YOGA
Postura perfecta
Técnica
Sentado en el suelo, con las piernas juntas y
estiradas, desplace ligeramente la pierna derecha hacia la derecha y doble la
pierna izquierda, colocando el talón entre los genitales y el ano, junto al
cuerpo.
Flexione la pierna derecha y coloque el pie
sobre la pierna izquierda, con el talón aproximadamente a la altura del pubis.
Con la espina dorsal bien erguida, incline la
cabeza y fije el mentón contra la raíz del tórax.
Coloque las manos en las rodillas
respectivas. Mantenga el tronco bien erguido y pause la respiración (fig. 42).
Fig.
42
Tiempo
Indefinido, pero evitando cualquier esfuerzo
excesivo.
Beneficios
. Estimula el plexo sacro.
. Abastece de sangre las regiones coccígea,
sacra y lumbar.
. Dota de flexibilidad a las articulaciones
de las piernas y fortalece los músculos de las mismas.
. Para aquellos que puedan efectuar la
postura con facilidad es muy apropiada para la meditación.
Postura del héroe
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Flexione la pierna izquierda y conduzca el
pie junto a la cara exterior de la nalga izquierda.
Doble hacia dentro la pierna derecha y sitúe
el pie derecho sobre la cara alta del muslo izquierdo, cerca de su nacimiento.
Mantenga el tronco y la cabeza erguidos y,
tras sostener la postura el tiempo indicado, deshágala y efectúela invirtiendo
la posición. Las manos quedan en las rodillas respectivas (fig. 43).
Fig.
43
Tiempo
Un minuto por cada lado y se hace la postura
una sola vez.
Beneficios
. Mantiene jóvenes y elásticas las articulaciones
de ambas piernas
. Fortalece los tobillos.
. Estimula la pelvis y fortalece el hueso
sacro.
. Mejora el riego sanguíneo de las
extremidades inferiores.
. Favorece la región lumbar.
Postura del loto
Técnica
Sentado en el suelo con las piernas juntas y
estiradas, flexione hacia dentro la pierna izquierda y sitúe el pie sobre el
muslo derecho.
Flexione hacia dentro la pierna derecha y
coloque el pie sobre el muslo izquierdo, para que queden las piernas cruzadas.
Coloque las manos en las rodillas respectivas
y evite cualquier esfuerzo (fig. 44).
Fig.
44
Tiempo
De unos segundos a varios minutos, pero hay
que evitar el esfuerzo excesivo y proceder con máxima cautela; no debe
realizarse la postura si exige un esfuerzo o se siente la menor molestia.
Beneficios
. Postura apropiada para los ejercicios de respiración
y meditación si no exige un esfuerzo excesivo.
. Fortalece los músculos de las piernas,
estabiliza la acción cardiaca, tonifica la pelvis y dota de elasticidad a las
articulaciones de las extremidades inferiores.
. Favorece las regiones coccígea, sacra y
lumbar.
. Estimula el hueso sacro y el plexo sacro.
Postura del ángulo recto
Técnica
Extendido en el suelo, sobre la espalda y con
los brazos a ambos lados del cuerpo, con las piernas juntas, presione las
palmas de las manos contra el suelo y eleve las piernas, juntas y estiradas,
hasta que formen un ángulo recto con el tronco, permitiendo que la cabeza esté
apoyada en el suelo.
Mantenga la postura el tiempo indicado y
deshágala con lentitud (fig. 45).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos. Dos veces.
Beneficios
. Fortalece la cara alta de los muslos y los
músculos del abdomen.
. Regula las funciones gastrointestinales.
. Fortalece las regiones coccígea, sacra y
lumbar.
. Favorece el riego sanguíneo de la zona
ventral y mejora el funcionamiento de los órganos del abdomen.
. Previene contra las varices y
descongestiona y relaja las venas de las piernas.
Fig.
45
Postura del gran ángulo
Técnica
De pie, con las piernas juntas y estiradas y
los brazos a lo largo del cuerpo, separe muy pronunciada mente las piernas,
pero evitando perder el equilibrio y con las plantas de los pies firmemente
apoyadas en el suelo.
Incline poco a poco el tronco hacia delante
hasta depositar la cima de la cabeza en el suelo o bien aproximarla al mismo
tanto como se pueda, sin forzar en exceso, y agarrando los tobillos con las
manos. Mantenida la postura el tiempo indicado, deshágala con lentitud y
relájese (fig. 46).
Fig.
46
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos. Dos veces.
Beneficios
. Fortalece extraordinariamente las piernas,
previene contra las varices y mantiene jóvenes y resistentes las venas de las
mismas.
. Aumenta la capacidad de resistencia de todo
el cuerpo.
. Dota de flexibilidad a las piernas ya la
espina dorsal.
. Fortalece los músculos del cuello
. Previene contra trastornos del aparato
locomotor.
. Mejora el funcionamiento cerebral y las funciones
mentales, y aumenta la capacidad de memoria y concentración.
. Favorece el plexo laríngeo, el plexo solar
y el plexo sacro.
. Vigoriza la pelvis y beneficia las regiones
coccígea, sacra y lumbar.
Postura de la torsión de pie
Técnica
De pie, con las piernas juntas y estiradas, y
los brazos a lo largo
del cuerpo, separe las piernas
aproximadamente cuarenta o cincuenta centímetros entre los pies.
Eleve los brazos al frente, manteniéndolos
rectos y paralelos al suelo.
Sin mover nada las plantas de los pies y con
las piernas completamente estiradas, gírese hacia la derecha tanto como pueda,
ladeando así el tronco, los hombros y la cabeza. Mantenida la postura el tiempo
señalado, deshaga la postura y ejecútela hacia el otro lado (fig. 47).
Fig.
47
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos y se efectúa la
postura dos veces por cada lado.
Beneficios
. Fortalece todos los músculos de las piernas.
. Estira y revitaliza los músculos oblicuos
del abdomen.
. Dota de flexibilidad a la espina dorsal en
torsión.
. Tonifica los músculos del cuello, el pecho
y la espalda.
. Previene contra la escoliosis.
Postura de la luna
Técnica
De pie, con las piernas juntas y los brazos a
lo largo del cuerpo, vaya inclinando lentamente el tronco hacia la izquierda,
en lateral, tanto como pueda, elevando el brazo derecho por encima de la cabeza
y colocando la mano izquierda en el muslo izquierdo, como se ilustra en el
dibujo correspondiente.
La cara queda vuelta hacia arriba o al
frente. Mantenida la postura el tiempo indicado, deshágala lentamente y
ejecútela por el otro lado (fig. 48).
Fig.
48
Tiempo
Treinta segundos y se hace dos veces por cada
lado.
Beneficios
. Distiende y elimina tensiones y crispaciones.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre el
páncreas, el hígado y el bazo.
. Estira y revitaliza todos los músculos y
los nervios intercostales.
. Dota de flexibilidad a la espina dorsal
hacia los lados.
. Fortalece los músculos del cuello y de los
hombros.
. Tonifica las extremidades inferiores y la
pelvis.
Postura sobre la cabeza
Técnica
Situándose de rodillas en el suelo, inclínese
hacia delante y, entrelazando firmemente las manos, sitúe los antebrazos contra
el suelo, de modo tal que la distancia entre los codos no sea mayor que la
existente entre los hombros.
Apoye la cima de la cabeza en el suelo, bien
acoplada entre las manos, que quedan envolviendo el occipucio.
Vaya desplazando el peso del cuerpo hacia la
cabeza y eleve las piernas en el aire hasta que formen una línea recta con el
tronco y la cabeza, apoyando todo el peso del cuerpo en la cima de la cabeza y
los antebrazos.
Mantenida la postura el tiempo indicado,
deshágala con lentitud.
Esta postura es preferible aprenderla siempre
directamente de un instructor y, desde luego, con la ayuda de una persona, para
prevenir el desequilibrio y la caída del cuerpo. Es una postura totalmente
contra indicada para personas mayores, débiles o que tengan problemas con la
columna vertebral y, por supuesto, con las vértebras cervicales. Se puede
suplir perfectamente por la postura de la vela y la postura de inversión para
enviar sangre al cerebro (fig. 49).
Fig.
49
Tiempo
De diez segundos a dos o tres minutos,
aumentando el tiempo de modo muy paulatino. Se ejecuta la postura una vez.
Fig.
50
Fig.
51
Beneficios
. Aumenta el riego sanguíneo en la parte alta
del cuerpo, favoreciendo la dinámica de los órganos sensoriales, la glándula
tiroides y el cerebro.
. Fortalece la espina dorsal.
. Ejerce un profundo masaje sobre el cuello y
las vértebras cervicales.
. Alivia la presión de las piernas y las
previene contra trastornos circulatorios, mejorando la circulación general de
todo el organismo.
. Equilibra el funcionamiento glandular.
. Previene contra hemorroides, psicastenia,
somnolencia, abulia, estreñimiento, dispepsia, eyaculación precoz y distintos
tipos de resfriado.
Fig.
52
Variantes: Esta postura admite diversas
variantes; con las piernas en medio loto o en loto, con las piernas separadas o
con las piernas formando un ángulo recto con el tronco (figs. 50, 51 y 52).
Postura de plegarse sobre la pierna
Técnica
Sentado en el suelo con las piernas juntas y
estiradas, flexione hacia fuera la pierna izquierda y sitúe el pie izquierdo
junto a la nalga izquierda.
Incline lentamente el tronco hacia la pierna
derecha, aproximando el mismo y la cabeza hacia dicha pierna, que debe estar
bien estirada.
Conduzca las manos al pie derecho y mantenga
los antebrazos tan cerca como pueda del suelo.
Después de mantener la postura el tiempo
indicado, deshágala lentamente y ejecútela sobre la otra pierna (fig. 53).
Tiempo
Treinta segundos, y se ejecuta la postura dos
veces por cada lado.
Fig.
53
Beneficios
. Combate la rigidez de la articulación de la
rodilla y de todos los músculos posteriores de las piernas, y mejora el riego
sanguíneo de las extremidades inferiores.
. Tonifica los músculos dorsales y lumbares,
dota de elasticidad a la columna vertebral y combate el estreñimiento.
. Seda el sistema nervioso, des bloquea y
relaja.
Postura del pavo
Técnica
Adopte la postura del diamante, pero con los
pies juntos.
Separe las piernas considerablemente, pero
manteniendo los pies juntos.
Coloque las palmas de las manos contra el
suelo -juntas o casi juntas-, con los dedos de las manos vueltos hacia el
propio cuerpo, entre los muslos.
Doble los brazos, apoyando el estómago y el
pecho sobre los antebrazos.
Manteniendo las piernas juntas, estírelas y
elévelas en el aire, apoyando el peso del cuerpo sobre las manos y antebrazos.
Sólo las palmas de las manos quedan en el
suelo y el cuerpo forma una línea paralela con el suelo. Mantenida la postura
el tiempo indicado, deshágala con lentitud.
Esta postura sólo es apta para personas que
lleven tiempo haciendo yoga y que dispongan de un aparato locomotor y un
corazón sanos. Evite cualquier esfuerzo; siempre es preferible
aprender esta postura de la mano de un
instructor (fig. 54).
Fig.
54
Tiempo
De cinco a treinta segundos. Dos veces.
Beneficios
. Al presionar la aorta abdominal y controlar
parcialmente su flujo sanguíneo, facilita un aporte mayor de sangre hacia los
órganos abdominales, lo cual mejora su funcionamiento y
los dota de un beneficioso estímulo que potencia
su rendimiento. El masaje conseguido a través de la presión intra-abdominal que
procura la postura mejora en general el sistema digestivo.
. Fortalece todos los músculos de los brazos,
el pecho y la espalda, así como las muñecas y los hombros.
. Previene la dispepsia, la gastritis, los
trastornos del hígado y del bazo, la constipación, las hemorroides y la
diabetes funcional. Combate la ptosis de los órganos abdominales y la
aerofagia.
Postura de extensión lateral
Técnica
Sentado en el suelo, separe las piernas tanto
como pueda.
Lentamente vaya inclinando, en lateral, el
tronco hacia la pierna izquierda, que se dobla ligeramente.
Sitúe el codo izquierdo en el suelo y la cara
sobre la mano, manteniendo la pierna derecha bien estirada y el brazo derecho a
lo largo de dicha pierna.
Efectuada la postura el tiempo indicado,
deshágala lentamente y ejecútela hacia la otra pierna (fig. 55).
Fig.
55
Tiempo
Cuarenta segundos. Dos veces por cada lado.
Beneficios
. Fortalece las regiones coccígea, sacra y
lumbar.
. Tonifica los músculos y nervios
abdominales.
. Descansa las piernas, mejora el riego
sanguíneo de las mismas y previene las varices.
. Fortalece el hueso sacro, los glúteos y la
pelvis.
. Ejerce masaje sobre los órganos
abdominales.
Postura intercostal
Técnica
De pie, separe las piernas y coloque
firmemente las manos en las respectivas caderas.
Mire hacia el suelo e incline el tronco tanto
como pueda, sin desplazarlo hacia delante, sino hacia la izquierda.
Mantenga la postura el tiempo indicado y
hágala hacia el otro lado (fig. 56).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos. Dos veces por cada
lado.
Fig.
56
Beneficios
. Dota de elasticidad a la columna vertebral
hacia los lados.
. Estira y revitaliza los músculos y nervios
intercostales.
. Ejerce un beneficioso masaje sobre las
vísceras de los costados.
. Desbloquea el tronco y evita contracturas y
tensiones.
. Aumenta la capacidad de rendimiento del
cuerpo y fortalece toda la musculatura del tronco.
Postura del giro
Técnica
Siéntese en el suelo con las piernas juntas y
estiradas.
Doble las piernas hacia la derecha tanto como
pueda, como en el dibujo correspondiente.
Ladéese tanto como le sea posible hacia la
izquierda: tronco, cabeza y hombros, dejando que el brazo izquierdo envuelva al
propio cuerpo.
Mantenga la postura el tiempo señalado y
ejecútela después
hacia el otro lado (fig. 57).
Tiempo
Cuarenta segundos, y se efectúa una vez por
cada lado.
Beneficios
. Dota de elasticidad a la espina dorsal.
. Estira y revitaliza todos los músculos de
los muslos, el vientre, la espalda y el cuello.
. Tonifica los nervios espinales.
. Previene contra la escoliosis.
Fig.
57
Postura del caimán
Técnica
Extiéndase en el suelo boca abajo.
Coloque las palmas de las manos contra el
suelo, a ambos lados de los hombros.
Estire lentamente los brazos y vaya arqueando
el tronco tanto como pueda hacia atrás, con las piernas juntas y las puntas de
los pies estiradas. Deje que las piernas se despeguen del
suelo y eche la cabeza tan atrás como pueda (fig.
58).
Fig.
58
Tiempo
Cincuenta segundos. Dos veces.
Beneficios
. Dota de flexibilidad a la espina dorsal
hacia atrás.
. Estira y revitaliza los músculos anteriores
del cuerpo.
. Ejerce masaje sobre los riñones y las
cápsulas suprarrenales.
. En las mujeres, favorece los ovarios, y en
los hombres, la próstata.
. Estimula la función digestiva y beneficia
todos los órganos y vísceras del abdomen.
Postura sobre los glúteos
Técnica
Siéntese en el suelo, con las piernas juntas
y estiradas.
Apoye las palmas de las manos sobre el suelo
y échese hacia atrás.
Eleve las piernas, estiradas y juntas, en el
aire, hasta que las rodillas permanezcan en línea recta con los ojos, pues la
cara debe estar mirando al frente (fig. 59).
Fig.
59
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos, y se ejecuta dos
veces.
Beneficios
. Fortalece considerablemente los músculos
del abdomen.
. Tonifica las regiones coccígea, sacra y
lumbar.
. Robustece los músculos de las piernas
. Ejerce masaje sobre los músculos glúteos.
. Estimula los músculos pectorales.
. Fortalece beneficiosamente la base de la
espina dorsal.
Postura de masaje abdominal
Técnica
Extendido en el suelo, sobre la espalda,
flexione las piernas, manteniéndolas juntas, y rodee las rodillas con las
manos; flexiónelas hacia el tronco y aproxime las rodillas a la cara,
presionando firmemente los muslos contra el estómago.
La cabeza queda elevada (fig. 60).
Fig.
60
Tiempo
Cincuenta segundos. Dos veces.
Beneficios
. Ejerce un masaje sobre todos los órganos
abdominales.
. Beneficia la vejiga, el colon y los órganos
del abdomen.
. Combate eficazmente la aerofagia y el
estreñimiento.
. Revitaliza los músculos de la espalda y el
cuello.
. Previene la dispepsia y la indigestión.
Postura de la armonía
Técnica
Siéntese en el suelo, con las piernas juntas
y estiradas.
Doble la pierna izquierda y sitúe el talón
por debajo de la nalga derecha.
Flexione la pierna derecha y crúcela tanto
como pueda sobre la izquierda.
Coloque las manos sobre la rodilla izquierda
y mantenga el tronco y la cabeza erguidos. Mantenida la postura el tiempo
indicado, deshágala e invierta la posición de las piernas
(fig.61).
Tiempo
Un minuto sobre cada pierna. Una vez.
Fig.
61
Beneficios
. Dota de gran flexibilidad a las articulaciones
de las piernas.
. Fortalece el hueso sacro.
. Tonifica la región pélvica.
. Permite mantener muy erguida y en posición
correcta la columna vertebral.
. Favorece el riego sanguíneo de las
extremidades inferiores.
. Es una postura excelente para llevar a cabo
técnicas de control respiratorio y de concentración y meditación.
Postura de acción sobre las piernas
Técnica
Siéntese en el suelo, con las piernas
estiradas y juntas.
Manteniendo la pierna derecha estirada,
flexione la pierna izquierda y agarre el pie izquierdo, elevándolo hasta el
hombro derecho, con la mano derecha. Por último, coja el pie derecho con la
mano izquierda. Mantenga la postura el tiempo señalado y deshágala para
invertir la posición (fig. 62).
Fig.
62
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos por cada lado. Una
vez.
Beneficios
. Robustece los músculos de las piernas y
brazos.
. Dota de elasticidad a las articulaciones.
. Tonifica los músculos deltoides y trapecio.
. Fortalece la pelvis.
Postura de la nave
Técnica
Extiéndase en el suelo, boca abajo.
Arquee el tronco lo que pueda y levante la
cabeza, parte del pecho y las piernas, estirando los brazos hacia atrás y
dejándolos rectos en el aire (fig. 63).
Fig.
63
Tiempo
Veinte segundos. Dos veces.
Beneficios
. Ejerce un penetrante masaje sobre la región
abdominal, que favorece el funcionamiento de los órganos de la zona.
. Regula los jugos gástricos, previene contra
la gastritis y la dispepsia y mejora en general el aparato digestivo.
. Fortalece los músculos del abdomen y de la
espalda.
. Vigoriza la columna vertebral.
. Potencia los músculos cardiacos.
. Mejora la circulación de energías.
. Tonifica todo el organismo y lo induce a
una relajación profunda.
Postura de cuclillas
Técnica
Colóquese de cuclillas, sobre la punta de los
pies.
Entrelace vigorosamente las piernas con los
brazos a la altura de las rodillas.
Mantenga la cabeza erguida y la cara mirando
hacia delante (fig. 64).
Fig.
64
Tiempo
Cuarenta segundos. Dos veces.
Beneficios
. Favorece el aparato urogenital.
. Combate la pereza intestina.
. Previene las hemorroides, las va rices y el
estreñimiento.
. Fortalece los músculos, nervios y articulaciones
de las piernas.
. Mejora el riego sanguíneo de las
extremidades inferiores.
Postura del árbol
Técnica
De pie, con las piernas juntas y los brazos a
ambos lados del cuerpo, flexione la pierna derecha y coloque el pie sobre la
cara interna del muslo izquierdo.
Concentrado y tratando de mantener el
equilibrio, eleve los brazos en el aire y junte las palmas de las manos. Mantenida
la postura, ejecútela sobre la otra pierna. El tronco y la cabeza están
erguidos (fig. 65).
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos sobre cada pierna.
Una vez por cada lado.
Beneficios
. Desarrolla el sentido del equilibrio.
. Aumenta la capacidad de concentración.
. Mejora la unidad y el sincronismo
psicosomáticos.
. Fortalece las venas, los músculos y los
nervios de las extremidades inferiores.
Fig.
65
Postura sobre las manos y los pies
Técnica
Colóquese de rodillas en el suelo.
Apoye las palmas de las manos firmemente
contra el suelo a ambos lados del cuerpo y, con los brazos rectos, conduzca la
pierna derecha hacia atrás y la pierna izquierda hacia delante.
La cara queda mirando al frente; el pie de
delante se apoya en el suelo por la planta y el de detrás, sobre los dedos. Se
separan las piernas tanto como sea posible, pero con mucho cuidado y evitando
cualquier esfuerzo excesivo.
Mantenida la postura el tiempo indicado, se
invierte la posición de las piernas (fig. 66).
Tiempo
Veinte segundos por cada lado. Dos veces.
Beneficios
. Fortalece extraordinariamente las piernas.
. Dota de flexibilidad a las ingles ya los
músculos de las extremidades inferiores.
. Estimula el hueso sacro.
. Mejora el riego sanguíneo de las piernas.
. Tonifica pectorales, dorsales, deltoides y
trapecio.
Fig.
66
Postura del ave invertida
Técnica
Extiéndase en el suelo, sobre la espalda, con
las piernas juntas y estiradas y los brazos a ambos lados del tronco.
Apoye los antebrazos en el suelo y eleve el
tronco.
Presionando las palmas de las manos contra el
suelo, eleve todo el cuerpo en el aire, de modo tal que su peso descanse
exclusivamente sobre las manos y los pies, y lleve la cabeza atrás (fig. 67).
Fig.
67
Tiempo
Cuarenta segundos. Dos veces.
Beneficios
. Fortalece toda la musculatura y, en
especial, la columna vertebral, que se mantiene así en óptimo estado de
resistencia.
. Perfecciona el sistema circulatorio y
facilita el riego sanguíneo en todo el organismo.
. Estimula la acción cardiaca.
. Favorece la caja torácica.
. Mantiene en excelente estado el sistema
neuromuscular.
Postura de la pierna flexionada
Técnica
De pie, separe considerablemente las piernas
y coloque los brazos en cruz.
Doble la pierna derecha y conduzca la mano
izquierda hasta el lado del pie derecho; sitúe la palma de la mano en el suelo,
mientras, como se ilustra en el dibujo, proyecta el brazo derecho al frente y
dirige el rostro hacia la mano derecha. Mantenida la postura el tiempo
indicado, se deshace lentamente y se ejecuta por el otro lado (fig. 68).
Fig.
68
Tiempo
Cuarenta y cinco segundos por cada lado. Dos
veces.
Beneficios
.
Dota de fortaleza a las extremidades inferiores.
.
Mejora el sistema circulatorio y fortalece las venas de las piernas
.
Aumenta la capacidad de resistencia y flexibilidad de todo el cuerpo.
Postura del poste
Técnica
De
pie, con las piernas juntas, eleve los brazos en el aire por encima de la
cabeza, estirándolos, y junte las palmas de las manos.
Adelante
el pie izquierdo y flexione la pierna izquierda por la rodilla, separando las
piernas y dejando la derecha bien estirada. Mantenida la postura el tiempo
señalado, ejecútela invirtiendo la posición de las extremidades inferiores
(fig. 69).
Tiempo
Un
minuto por cada lado. Una vez.
Beneficios
.
Robustece las piernas.
.
Ejerce un profundo masaje renal.
.
Fortalece la región pélvica.
.
Previene el lumbago y la ciática.
.
Mejora el riego sanguíneo de las piernas.
Fig.
69
Postura del columpio
Técnica
Extendido
en el suelo, con las piernas juntas, entrelace las manos en la nuca y eleve
tanto como pueda el tronco y las piernas, hasta que el cuerpo forme una uve.
Las piernas deben estar juntas y estiradas y todo el peso del cuerpo debe
apoyarse en las nalgas (fig. 70).
Fig.
70
Tiempo
Treinta
segundos. Tres veces.
Beneficios
.
Estimula la acción cardiaca.
.
Fortalece todo el cuerpo y aumenta su capacidad de resistencia.
.
Mejora el riego sanguíneo en general.
.
Robustece los músculos y nervios.
.
Vigoriza la columna vertebral.
.
Tonifica la región pélvica y las vértebras inferiores.
Postura de la rana
Técnica
Extiéndase
en el suelo, boca abajo.
Coloque
las manos a la altura de los hombros, aproximadamente, situando las palmas
contra el suelo.
Separe
las piernas e introduzca los dedos de los pies hacia dentro.
Lentamente,
y con cuidado, eleve todo el cuerpo en el aire, permitiendo que sólo
permanezcan en contacto con el suelo las palmas de las manos y los dedos de los
pies. Las piernas están estiradas y los brazos flexionados, como se ilustra en
el dibujo correspondiente (fig. 71).
Fig.
71
Tiempo
Veinte
segundos. Dos veces.
Beneficios
.
Tonifica vigorosamente todos los músculos del cuerpo.
.
Aumenta la capacidad de resistencia de la espina dorsal.
.
Perfecciona el aparato circulatorio.
.
Aumenta el tono vital e induce a la relajación profunda.
Postura de la alondra
Técnica
Siéntese
en el suelo. Flexione hacia dentro la pierna derecha.
Desplace
hacia atrás la pierna izquierda, quedando así firmemente apoyado sobre la
pierna izquierda y la pierna derecha, con el tronco y la cabeza erguidos.
Coloque
los brazos en cruz.
Mantenida
la postura el tiempo indicado, se deshace y se ejecuta invirtiendo la posición
de las piernas (fig. 72 ).
Fig.
72
Tiempo
Cuarenta
y cinco segundos. Dos veces por cada lado.
Beneficios
.
Desbloquea y despereza el cuerpo.
.
Estira y revitaliza los músculos del tronco.
.
Favorece las regiones coccígea, sacra, lumbar y dorsal.
.
Previene las contracturas y las crispaciones.
Postura de desbloqueamiento
Técnica
Siéntese
en el suelo, con las piernas juntas y estiradas.
Coloque
los brazos detrás de la espalda, entrelace las manos y estírelos totalmente.
Incline
lentamente el tronco hacia las piernas, tanto como pueda, a la vez que eleva
los brazos, estirados, tanto como sea posible. Las piernas deben quedar rectas
(fig. 73 ).
Tiempo
Cuarenta
segundos. Dos veces.
Beneficios
.
Estira vigorosamente la musculatura posterior del cuerpo y la desbloquea,
eliminando tensiones, crispaciones y contracturas.
.
Seda el sistema nervioso e induce a la relajación profunda.
.
Ejerce masaje sobre todos los órganos y vísceras del abdomen.
Fig.
73
Postura de acción sobre la pelvis
Técnica
Colóquese
de pie y separe las piernas.
Sitúe
las manos en las caderas.
Gire
el pie derecho y, a continuación, manteniendo el tronco bien erguido y sin que
se incline hacia el lado, flexione la pierna derecha y baje lo que pueda, pero
sin forzar en exceso y manteniendo la pierna izquierda estirada. Después de
mantener la postura el tiempo indicado, ejecútela hacia el otro lado (fig. 74).
Fig.
74
Tiempo
Cuarenta
segundos, y se hace la postura dos veces por cada lado.
Beneficios
.
Fortalece extraordinariamente los músculos y nervios de las piernas y mejora el
riego sanguíneo de las mismas, lo que previene contra las varices.
.
Fortalece la mitad inferior de la columna vertebral.
.
Previene la artritis y mejora en general el aparato locomotor.
.
Estimula las regiones coccígea, sacra y lumbar.
.
Tonifica y endurece los glúteos, y estimula la región pélvica.
Postura sobre la palma de la mano
Técnica
De
pie, con las piernas juntas y los brazos a ambos lados del cuerpo, inclínese
poco a poco hacia la derecha y ligeramente hacia delante, y sitúe la palma de
la mano derecha sobre el suelo con firmeza.
Eleve
la pierna izquierda en el aire hasta que quede casi paralela al suelo. La cara
mira al frente.
Ejecutada
la postura sobre un lado, efectúela también sobre el otro (fig. 75).
Fig.
75
Tiempo
Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
Beneficios
.
Desarrolla el sentido del equilibrio y la concentración mental.
.
Fortalece las piernas y mejora el riego sanguíneo de las mismas.
.
Aumenta la capacidad de resistencia del organismo.
.
Tonifica las regiones coccígea, sacra y lumbar.
Postura de la doble uve
Técnica
Siéntese
en el suelo.
Asiendo
firmemente los pies con las manos respectivas, desplace el peso del cuerpo
hacia las nalgas, estirando las piernas, separadas, y manteniendo los brazos
también estirados, con la cara al frente.
Todo
el peso del cuerpo permanece en equilibrio sobre las nalgas (fig. 76).
Fig.
76
Tiempo
Treinta
segundos y se ejecuta dos veces.
Beneficios
.
Vigoriza todo el organismo.
.
Fortalece la musculatura general del cuerpo.
.
Activa la circulación de la sangre.
.
Tonifica las regiones torácica, abdominal y pélvica.
.
Mejora el funcionamiento de los riñones y las glándulas suprarrenales.
.
Previene el lumbago, la constipación y los desplazamientos de la columna
vertebral.
.
Aumenta el apetito y combate las crispaciones musculares.
Postura del avión
Técnica
Extendido
en el suelo, boca abajo y con las piernas juntas, sitúe los brazos en cruz.
Arquee
el cuerpo tanto como pueda, desplazando el peso del mismo hacia el abdomen y
separando del suelo parte del pecho y las piernas, con la cabeza bien atrás
(fig. 77).
Tiempo
Treinta
segundos. Dos veces.
Beneficios
.
Fortalece la columna vertebral y le confiere también de flexibilidad hacia
atrás.
.
Estimula los pares de nervios espinales.
.
Ejerce masaje sobre la cavidad abdominal, que mejora el funcionamiento de todos
los órganos de dicha zona.
.
Estimula la musculatura dorsal y pectoral.
.
Se benefician los pulmones, el corazón y el cerebro.
.
Combate la agitación mental.
Fig.
77
Media postura del pez
Técnica
Sentado
en el suelo con las piernas juntas y estiradas, inclínese y curve tanto como
pueda el tronco hacia atrás, apoyándose en los antebrazos.
Con
el tronco bien arqueado, vaya inclinando la cabeza hacia el suelo, hasta apoyar
en él la cima de la misma, de modo que permanecen en el suelo las nalgas y las
piernas y la cima de la cabeza; toda la espalda y la región lumbar deben quedar
en el aire.
Coloque
las manos en los muslos respectivos (fig. 78).
Fig.
78
Tiempo
Treinta
segundos. Dos veces.
Beneficios
.
Fortalece extraordinariamente todos los músculos del cuello, así como los
dorsales y pectorales.
.
Tonifica las vértebras cervicales.
.
Favorece la región lumbar.
Postura del pez
Técnica
Efectúe
la postura del loto.
Apóyese
en las manos e inclínese hacia atrás, arqueando el tronco y doblando tanto como
pueda la cabeza. Sitúe la cima de la cabeza en el suelo, dejando toda la
espalda al aire.
Conduzca
las manos a los pies respectivos y agarre los dedos de los mismos. El peso del
cuerpo se apoya sobre las piernas, las nalgas y la cima de la cabeza, pues los
brazos también permanecen en el aire, aunque los codos reposan en el suelo.
Para
deshacer la postura, ayúdese de las manos y vuelva a sentarse en la postura del
loto; estire las piernas y a continuación
relájese.
Las
personas con trastornos de vértebras cervicales pueden hacer la postura, pero
sin arquear el tronco, o sea, apoyando la espalda en el suelo y también el
occipucio en el mismo (fig. 79).
También
se puede hacer la postura en medio loto.
Fig.
79
Tiempo
Treinta
segundos. Una vez.
Beneficios
.
Fortalece absolutamente todos los músculos del cuerpo.
.
Tonifica los músculos del cuello y las vértebras cervicales.
.
Dota de gran flexibilidad a las articulaciones de las piernas.
.
Aumenta en grado sumo la capacidad de resistencia del cuerpo.
Postura de agarre de los dedos del pie
Técnica
Extiéndase
en el suelo, sobre la espalda.
Ladéese
hacia la derecha y, estirando el brazo derecho hacia arriba, apoye el lado
derecho de la cara sobre el mismo.
Como
se ilustra en el dibujo correspondiente, eleve la pierna izquierda en el aire,
hasta que forme un ángulo recto con la derecha, manteniéndola bien estirada, y
agarre con la mano izquierda los dedos del pie izquierdo.
Mantenida
la postura el tiempo indicado, deshágala para efectuarla por el otro lado (fig.
80).
Fig.
80
Tiempo
Cuarenta
segundos. Dos veces por cada lado.
Beneficios
.
Fortalece los músculos y nervios de las piernas
.
Tonifica la región pélvica.
.
Dota de flexibilidad a la articulación coxo-femoral.
.
Descongestiona las venas de las piernas y previene las varices.
Postura de la cabeza junto al pie
Técnica
De
pie, con las piernas juntas y estiradas, separe considerablemente las piernas y
entrelace las manos en la espalda con los brazos bien estirados.
Ladeando
ligeramente el pie izquierdo, flexione la pierna izquierda.
Eleve
los brazos, incline el tronco hacia la pierna izquierda y aproxime la cabeza
tanto como pueda al pie izquierdo.
Mantenga
la postura el tiempo indicado, deshágala con lentitud y efectúela por el otro
lado (fig. 81).
Tiempo
Cuarenta
segundos por cada lado, y se hace dos veces.
Beneficios
.
Tonifica muy vigorosamente los músculos del cuello, deltoides, trapecio,
hombros y brazos, dorsales y pectorales.
.
Regula el funcionamiento de la glándula tiroides.
.
Estimula el riego sanguíneo de todo el cuerpo.
.
Robustece las piernas.
.
Envía sangre a la parte alta del cuerpo y mejora el funcionamiento cerebral.
Fig.
81
Postura de la garza
Técnica
Sentado
en el suelo, con las piernas juntas y estiradas, flexione hacia dentro la
pierna derecha y coloque el pie derecho junto a la nalga izquierda.
Agarre
la planta del pie izquierdo y conduzca la pierna, estirada, hacia la cara, con
el tronco y la cabeza erguidos (fig. 82).
Fig.
82
Tiempo
Cuarenta
y cinco segundos con cada pierna. Dos veces.
Beneficios
.
Estira el tendón de la rodilla
.
Fortalece las venas de las piernas
.
Vigoriza la cara alta del muslo.
.
Estira vigorosamente los glúteos y los gemelos.
.
Favorece los intestinos, la vejiga y el colon; en las mujeres, los ovarios, y
en los hombres, la próstata.
Postura sobre puntas de los pies y cima de la cabeza
Técnica
Colóquese
en el suelo, de rodillas.
Inclínese
hacia delante y, ayudándose de las manos, coloque firmemente la cima de la
cabeza contra el suelo y estire las piernas, con los pies ligeramente separados
para no perder el equilibrio, apoyándose sobre las puntas de los pies y la cima
de la cabeza.
Dirija
los brazos a lo largo del tronco, pegados al mismo (fig.83).
Fig.
83
Tiempo
Veinte
segundos y dos veces.
Beneficios
.
Fortalece todos los músculos del cuerpo, en especial los del cuello
.
Regula el funcionamiento de la glándula tiroides.
.
Abastece de sangre el cerebro.
.
Mejora el tono muscular.
.
Previene la psicastenia y la depresión.
.
Aumenta la capacidad de resistencia del organismo y lo mantiene en perfecta
forma, si bien es una postura para jóvenes o practicantes de yoga con años de
práctica.
Postura sobre el pie
Técnica
De
pie con las piernas juntas y estiradas, dirija los brazos al frente, con las
palmas de las manos juntas y los brazos en paralelo al suelo.
Eleve
la pierna izquierda, avance el tronco y permita que todo el cuerpo, excepto la
pierna izquierda, permanezca en el aire y en una línea paralela al suelo, como
se ilustra en el dibujo correspondiente.
Mantenga
la postura el tiempo indicado y hágala por el otro lado (fig. 84).
Tiempo
Veinte
segundos. Dos veces sobre cada pierna.
Beneficios
.
Desarrolla el sentido del equilibrio.
.
Fortalece las extremidades inferiores.
.
Aumenta la capacidad de concentración.
.
Favorece la coordinación psicosomática.
Fig.
84
Postura sobre los hombros
Técnica
Extendido
en el suelo, sobre la espalda, doble las piernas y, arqueando el tronco hacia
arriba, agarre los tobillos con las manos respectivas, todo ello como se
ilustra en el dibujo correspondiente.
El
peso del cuerpo descansa sobre los hombros y las plantas de los pies, con los
brazos estirados y el occipucio apoyado en el suelo (fig. 85).
Fig.
85
Tiempo
Treinta
segundos. Dos veces.
Beneficios
.
Fortalece los músculos dorsales y pectorales.
.
Estira y revitaliza los músculos anteriores del cuerpo.
.
Ejerce un activísimo masaje renal y mejora el funcionamiento de riñones y
glándulas suprarrenales.
.
Estimula la acción cardiaca.
.
Robustece la espina dorsal
Postura del gato
Técnica
Colóquese
de rodillas.
Inclínese
hacia delante y sitúe las palmas de las manos contra el suelo, con los brazos
rectos y la cabeza bien atrás.
Presione
hacia abajo con el tronco, arqueándolo ligeramente.
Mantenga
esta posición veinte segundos.
A continuación
baje la cabeza y arquee el tronco hacia arriba y mantenga la postura veinte
segundos (figs. 86 y 87).
Tiempo
Ejecute
la postura veinte segundos en cada pose. Hágala tres o cuatro veces en cada
fase.
Beneficios
.
Despereza y estimula la musculatura de la espalda.
.
Desbloquea y tiende a eliminar toda clase de crispaciones.
.
Induce a la relajación profunda.
.
Previene contra trastornos de la espina dorsal.
Fig.
86
Fig.
87
TÉCNICAS
DE CONTROL RESPIRATORIO
El
control de la respiración (pranayama) tiene una gran importancia en la práctica
del yoga psicofísico, por lo que el practicante debe incorporar estas técnicas
a su práctica habitual, ya que de ese modo la eficacia del hatha-yoga todavía
está más garantizada.
Para
ejecutar las técnicas de control respiratorio es preferible tener el estómago
vacío. Hay que evitar siempre cualquier esfuerzo e ir poco a poco, sin prisas y
con paciencia, familiarizándose con estos procedimientos de gran alcance
psicosomático. Si en cualquier momento se experimenta fatiga, hay que suspender
el ejercicio y descansar el tiempo que sea necesario. Si una persona padece de
los pulmones o del corazón debe consultar a su especialista. Es conveniente
permanecer muy atentos durante la ejecución de estos ejercicios. Hay que ir
aumentando el tiempo de retención de modo muy paulatino.
Existen
muy numerosas técnicas de control respiratorio, pero vamos a describir las más
saludables.
Respiración alternada
Técnica
Adopte
una postura de meditación, con el tronco y la cabeza bien erguidos. Para llevar
a cabo esta técnica respiratoria se servirá de los dedos pulgar, anular y
meñique de la mano derecha, y doblará sobre la palma de la mano los dedos
índice y medio.
Utilice
el dedo pulgar para cerrar la fosa nasal derecha y el meñique y el anular para
cerrar la fosa nasal izquierda. Pero si le es más fácil, sírvase de los dedos
pulgar (para la fosa derecha) e índice (para la fosa izquierda).
Cierre
la fosa nasal derecha e inhale lentamente por la fosa nasal izquierda, hasta
llenar de aire el tórax por completo, con ligero control abdominal, es decir,
manteniendo levemente contraídas las paredes abdominales.
Cierre
la fosa nasal izquierda y exhale lentamente por la fosa nasal derecha, en el
doble de tiempo aproximadamente que invirtió para la inhalación; o sea, que la exhalación
dure el doble de tiempo que la inhalación.
Cierre
la fosa nasal izquierda e inhale por la fosa nasal derecha.
Cierre
la fosa nasal derecha y exhale por la fosa nasal izquierda en el doble de
tiempo que inhaló. Aquí concluye un ciclo.
Para
evitar equivocarse, tenga siempre presente que se exhala el aire por la fosa
opuesta a la que se tomó y, sin embargo, se inhala siempre por la que se
exhaló.
Cuando
haya conseguido la suficiente práctica, introduzca el tiempo de retención a
pulmón lleno, evitando cualquier esfuerzo y adaptando la retención a su
capacidad pulmonar.
Tiempo
Puede
practicar esta importante técnica respiratoria de cinco a diez minutos o más.
Beneficios
.
Equilibra todas las energías del organismo.
.
Estabiliza la acción cardiaca y favorece todo el sistema respiratorio.
.
Previene contra el estrés, la psicastenia y la ansiedad.
.
Aumenta la capacidad de concentración.
.
Previene contra la sinusitis, la rinitis y los catarros crónicos.
.
Seda el sistema nervioso.
.
Equilibra los principios vitales.
.
Despeja de impurezas los conductos energéticos.
Respiración victoriosa
Técnica
Adoptada
la postura de meditación y con el tronco muy erguido, incline la cabeza hacia
delante y presione la barbilla contra la raíz del tórax.
Inhale
de manera pausada por las dos fosas nasales hasta llenar de aire por completo
los pulmones, a la vez que va contrayendo consistentemente las paredes del
abdomen.
Retenga
el aire hasta llegar a su límite, pero evitando forzar en exceso.
Cierre
la fosa nasal derecha con el pulgar de la mano derecha y exhale el aire por la
fosa nasal izquierda aproximadamente en el doble de tiempo que lo inhaló.
La
barbilla firmemente apoyada contra el pecho (llave del mentón) cierra
parcialmente la glotis y sirve para controlar muy estrechamente el aire. El
control de la cintura abdominal es muy importante y opera con mayor intensidad
durante la inhalación.
Tiempo
Puede
ejecutar este ejercicio de cinco minutos en adelante, aumentando el tiempo muy
gradualmente y sin forzar. Descanse cuanto sea necesario. No le extrañe que se
produzca una profusa transpiración. Hasta dominar bien la técnica, puede
abstenerse de ejecutar la retención, e incorporarla cuando aquélla se haya
perfeccionado.
Beneficios
.
Mejora el funcionamiento glandular en general.
.
Equilibra el funcionamiento de la glándula tiroides.
.
Elimina las flemas
.
Estimula el sistema nervioso y previene la psicastenia y la depresión.
.
Ejerce un poderoso masaje cardiaco.
.
Aumenta la capacidad de los pulmones y los purifica, y aumenta también su
resistencia.
.
Seda las emociones y pacifica la mente.
.
Incrementa los caudales de energía.
.
Procura vitalidad.
.
Purifica el cerebro.
.
Previene los trastornos de las vías respiratorias, el infarto de miocardio, el
asma, la debilidad y la dispepsia.
.
Despeja los senos frontales, mejora la alimentación de sangre a los tejidos y
enriquece la calidad de la sangre.
La respiración solar
Técnica
Clausurando
la fosa nasal izquierda, inspire tanto como pueda por la fosa nasal derecha
hasta llenar por completo de aire los pulmones, a la vez que realiza una leve
contracción abdominal.
Después
de retener el aire a pulmón lleno de acuerdo con su capacidad, exhale por la
fosa nasal izquierda, clausurando la derecha, en el doble de tiempo que inhaló.
Durante la retención es preferible clausurar ambas fosas.
Tiempo
Ejecute
la respiración de cinco a diez minutos, con mucha atención, siempre inhalando
por la fosa derecha y siempre exhalando en el doble de tiempo por la izquierda.
Beneficios
.
Purifica los senos frontales.
.
Vigoriza los tejidos pulmonares.
.
Equilibra la energía de todo el organismo.
.
Aumenta la vitalidad psicosomática.
.
Combate la hipotensión.
.
Previene la psicastenia y la depresión.
.
Regula las funciones psicosomáticas.
.
Favorece la concentración.
Respiración de purificación cerebral
Técnica
Inspire
profundamente y luego exhale tanto aire como le sea posible.
Permita
que se produzca la siguiente inhalación y, a continuación, exhale rápidamente
en una vigorosa ráfaga, contrayendo para ello muy poderosamente las paredes del
abdomen.
Permita
que se produzca la inhalación (que sobrevendrá espontáneamente) y proceda a
exhalar con el mismo vigor. Así la inhalación es más larga y pasiva, y la exhalación
más corta y muy activa.
De
esta forma la inhalación dura aproximadamente cuatro veces el tiempo de la exhalación.
Se
trata de una respiración básicamente abdominal, o sea, que el vientre se dilata
al inhalar y se contrae al exhalar. No hay retención del aire y las inhalaciones
y exhalaciones se efectúan por ambas fosas. Consiguiendo que las exhalaciones
sean muy activas, como una ráfaga, la inhalación sobreviene de modo natural y
automático.
Se
puede comenzar realizando ciclos de veinte o treinta inhalaciones-exhalaciones
y luego descansar para seguir con otro ciclo, pero evitando esfuerzos.
Con
la práctica, cada ciclo va conteniendo más inhalaciones-exhalaciones. El tronco
y la cabeza permanecen erguidos y el cuerpo debe estar bien estable.
Tiempo
De
cinco minutos en adelante, pero aumentando el tiempo muy paulatinamente.
Beneficios
.
Favorece el aparato respiratorio en general y fortalece excepcionalmente los
pulmones.
.
Purifica la sangre y mejora el sistema respiratorio.
.
Equilibra el metabolismo.
.
Ayuda a combatir el frío y aumenta la capacidad de resistencia del cuerpo.
.
Previene el envejecimiento prematuro del cerebro y lo mantiene joven.
.
Tonifica vigorosamente las vísceras abdominales.
.
Previene las afecciones pulmonares y el asma.
.
Aumenta la concentración mental y también el rendimiento cerebral.
Respiración del fuelle
Técnica
Adopte
una postura estable, con el tronco y la cabeza erguidos, inhale profundamente
por la nariz, llenando el estómago, y exhale de golpe, para volver a inhalar
rápidamente y volver a
exhalar
también rápidamente.
Inhale
y exhale muy rápidamente, dilatando y contrayendo el vientre, por la nariz, en respiraciones
rápidas pero no profundas.
Se
emite un ruido parecido al del fuelle de un herrero.
Cuando
empiece a sentirse fatigado, efectúe una respiración alternada por una y otra
fosa y así habrá concluido un ciclo de la respiración del fuelle. Puede
efectuar varios ciclos, evitando forzar.
También
se puede practicar solamente por una de las fosas y luego por la otra, o
también por una y otra alternando; pero sin el apoyo de un instructor,
practique mejor el método mostrado.
Tiempo
Varios
minutos, pero sin forzar y aumentando el tiempo de modo siempre paulatino y en
la medida en que vaya adelantando en la práctica y la perfeccione.
Beneficios
.
Purifica los senos frontales.
.
Equilibra perfectamente los principios vitales.
.
Regula la función linfática.
.
Previene los catarros y los trastornos respiratorios.
.
Fortalece el corazón y los pulmones.
. Aumenta
la capacidad de resistencia psicosomática.
.
Favorece el control sobre los pensamientos y emociones.
.
Despeja de impurezas los conductos energéticos.
Respiración refrescante
Técnica
Adopte
la postura estable y, con el tronco y la cabeza erguidos, proyecte ligeramente
la lengua más allá de los labios en forma de tubo. Inspire con lentitud por la
boca hasta llenar por completo los pulmones.
Efectúe
la retención del aire hasta donde pueda sin forzar, con ligero control
abdominal.
Exhale
el aire por la nariz, utilizando para ello el doble de tiempo que necesitó para
inspirar.
Tiempo
Diez
minutos.
Beneficios
.
Refresca el organismo.
.
Ayuda a combatir el hambre.
.
Favorece los oídos y ojos.
.
Facilita la quietud mental.
.
Previene algunos trastornos hepáticos y de exceso de bilis.
La respiración anuloma
Técnica
Sentado,
muy erguido, incline la cabeza y deposite la barbilla contra la raíz del pecho
(la llave del mentón).
Inspire
profundamente por la nariz con ligero control abdominal.
Retenga
el aire según su capacidad.
Clausure
la fosa nasal izquierda y exhale por la derecha, en el doble de tiempo que la inhalación.
Inspire
de nuevo el aire por ambas fosas nasales.
Retenga
de acuerdo a su capacidad y, clausurando la fosa nasal derecha, exhale el aire
por la izquierda en el doble de tiempo que la inhalación.
Hasta
aquí se ha cumplido un ciclo.
Tiempo
Diez
minutos, pero descansando cuando lo requiera.
Beneficios
.
Se desarrollan las potencias mentales.
.
Se equilibra el sistema nervioso.
.
Regula las energías positivas y negativas.
.
Favorece un gran control respiratorio.
.
Armoniza el metabolismo y favorece la frecuencia cardiaca y el pulso.
.
Despeja las impurezas de las vías respiratorias.
.
Se mejora el riego sanguíneo de todo el cuerpo.
.
Desarrolla la atención mental pura
.
Combate la tensión neuromuscular.
.
Equilibra la función linfática, la temperatura y la bilis.
Respiración pratiloma
Técnica
Sentado,
con el tronco erguido, incline la cabeza y presione el mentón contra la raíz
del tórax.
Clausure
la fosa nasal izquierda e inspire lentamente por la fosa nasal derecha hasta
llenar los pulmones de aire.
Cierre
ambas fosas y retenga el aire de acuerdo a su capacidad.
Exhale
por ambas fosas nasales, en el doble de tiempo que inhaló.
Clausure
la fosa nasal derecha e inhale lentamente por la fosa nasal izquierda.
Cierre
ambas fosas y efectúe la retención.
Exhale
lentamente por ambas fosas en el doble de tiempo que inhaló. Hasta aquí se
cumple un ciclo.
Tiempo
De
cinco a diez minutos.
Beneficios
.
Ayuda a ejercer un excelente dominio sobre el sistema respiratorio.
.
Fortalece los músculos cardiacos.
.
Previene la hipertensión y las enfermedades derivadas de la misma.
.
Aumenta la capacidad de concentración.
.
Equilibra los principios orgánicos.
Respiración viloma
Técnica
Adoptada
la postura estable, y con el tronco bien erguido, esta respiración consta de
dos fases.
Primera
fase: fije la barbilla contra el pecho e inspire por ambas fosas nasales
durante dos segundos. Efectúe una pausa de dos segundos y vuelva a inspirar por
dos segundos, para volver a hacer una pausa de dos segundos... y así
sucesivamente (dos segundos de inhalación y dos de pausa sucesivamente), hasta
haber llenado por completo los pulmones.
Retenga
el aire de acuerdo a su capacidad.
Espire
por ambas fosas nasales, lentamente, hasta vaciar por completo los pulmones.
Hasta aquí se ha cumplido un ciclo de la respiración.
Segunda
fase: con la cabeza inclinada y el mentón contra el tórax, inhale lentamente
por ambas fosas nasales hasta llenar los pulmones. Retenga el aire de acuerdo a
su capacidad. Exhale durante dos segundos, haga una pausa de otros dos
segundos, vuelva a exhalar durante dos segundos ya hacer una pausa de dos
segundos, y así sucesivamente hasta finalizar la exhalación. Hasta aquí se
cumple un ciclo de la segunda fase.
Tiempo
Cinco
minutos cada fase.
Beneficios
.
La combinación de ambas fases regula, equilibra y armoniza las energías del
organismo.
.
Facilita la interiorización de la mente y proporciona un buen estado de relajación
y tranquilización.
.
Dota de equilibrio a los elementos orgánicos.
.
Incrementa la capacidad de concentración y potencia la atención mental.
.
Favorece la supresión de las ideaciones y silencia la mente.
.
Favorece el funcionamiento cerebral.
.
Previene la ansiedad y la fatiga.
.
Perfecciona el aparato respiratorio.
.
Estimula el riego sanguíneo.
.
Previene los trastornos respiratorios.
MUDRAS Y BANDHAS APLICADOS A LAS TÉCNICAS
RESPIRATORIAS
Existen
dos técnicas de este grupo que resultan muy útiles para practicar el control
abdominal, a fin de todavía potenciar más su acción. Se trata del
jalandhara-bandha, o llave del mentón, que se aplica especialmente durante la retención
del aire, y del mulabandha, o contracción anal, que también con frecuencia se
aplica durante la retención.
A
menudo, pues, durante la retención se aplican las dos técnicas simultáneamente.
Las explicamos en el apartado de mudras y bandhas, que sigue.
Mudras y bandhas:
Técnicas de aprovechamiento energético
y de control neuromuscular
Existen
buen número de estas técnicas tendentes a influir benéficamente sobre el
organismo, sus funciones generales y sus energías. Describimos las más
importantes.
Maha-mudra (el gran control)
Técnica
Siéntese
en el suelo con las piernas juntas y estiradas. Flexione la pierna izquierda y
comprima el ano con el talón. Seguidamente, a la vez que expulsa todo el aire
de los pulmones, inclínese hacia delante hasta que la frente descanse sobre la
rodilla. Con ambas
manos
debe agarrar los dedos del pie derecho. Una vez la cabeza repose sobre la
rodilla, inhale, efectúe la retención del aire aplicando la «llave del mentón»
(que se explica a continuación) y regrese a la posición inicial.
La
mente se mantiene concentrada en la base de la espina dorsal y la mirada se
dirige al entrecejo. La retención del aire se prolonga hasta donde se pueda,
pero evitando cualquier esfuerzo excesivo. Durante la ejecución de esta
técnica, también puede aplicarse, cuando se está reteniendo el aire, la técnica
denominada «control anal», que explicamos en este apartado. En ese caso,
durante la retención del aire, acoplada entre la inhalación y la exhalación, se
ejecutan simultáneamente la «llave del mentón» (jalandhara-bandha) y el
«control anal» (mulabandha) (fig. 88).
Fig.
88
Esta
técnica puede ser practicada media docena de veces sobre cada pierna.
Beneficios
.
Purifica todos los canales energéticos.
.
Mejora el funcionamiento de los órganos abdominales.
.
Permite un considerable control sobre la musculatura abdominal.
.
Facilita la introversión y serena la actividad mental.
.
Controla la energía en los niveles físico, energético y psicomental.
.
Previene las hemorroides, los cólicos, la tuberculosis, la constipación, la
gastritis y la dilatación del bazo.
Jalandhara bandha (la llave del mentón)
Técnica
Presione
firmemente el mentón contra la hendidura yugular o la raíz del tórax, con lo
que se provoca un cierre parcial de la glotis. La «llave del mentón» juega un
papel destacado en la práctica de las técnicas avanzadas de control
respiratorio.
Con
la columna vertebral totalmente erguida, durante la retención del aire, se
inclina la cabeza y se presiona firmemente la barbilla contra el pecho,
generándose así una «llave» que controla estrechamente el aire, como -poniendo
un ejemplo intencionadamente muy burdo- un grifo que se puede cerrar para
controlar el agua. Hay yoguis que recomiendan deglutir antes de aplicar la
«llave del mentón», seguramente para intensificar aún más el control que
desencadena.
Algunos
de los ejercicios de control respiratorio que hemos incluido en esta obra
pueden complementarse con la ejecución de esta técnica durante la retención del
aire, tales como: la respiración solar y la respiración alternada.
Beneficios
.
Previene determinadas dolencias de la garganta.
.
Mejora el funcionamiento de la glándula tiroides.
.
Influye beneficiosamente sobre el plexo laríngeo.
.
Fortalece las vértebras cervicales.
.
Tonifica los músculos y nervios del cuello
.
Facilita la introversión mental.
.
Intensifica el control sobre el aliento.
Mulabandha (control anal)
Técnica
Esta
técnica de control neuromuscular puede llevarse a cabo en una postura de meditación
o simplemente sentado, o incluso de pie cuando se tiene la práctica suficiente.
Se puede aplicar durante la retención del aire, como técnica complementaria del
ejercicio de control respiratorio o bien con los pulmones vacíos de aire y
acompañada entonces de cierto control abdominal.
La
técnica es siempre la misma y consiste en contraer muy vigorosamente los
esfínteres anales. La contracción debe ser muy intensa, para actuar no sólo
sobre el esfínter exterior sino también sobre el más interior. Si esta «llave»
para el control de los esfínteres anales se hace independiente de la respiración,
se procede de la siguiente manera:
Se
contrae el ano vigorosamente unos segundos y se relaja; se vuelve a contraer y
se relaja, y así sucesivamente se repite una veintena de veces o más la contracción
vigorosa y la relajación, alternándose. La respiración se deja que curse
espontáneamente.
Si
la técnica se quiere aplicar con control abdominal, se procede del siguiente
modo:
Tras
exhalar totalmente el aire de los pulmones, se contraen vigorosamente los
esfínteres anales, a la vez que el vientre se pliega hacia dentro (la técnica
denominada uddiyana-bandha o «control abdominal», que explicamos en este apartado).
De este modo se combinan simultáneamente el «control anal» con el «control
abdominal», durante el tiempo que pueda mantenerse la retención del aire a
pulmón vacío. Se puede repetir el ejercicio
un
buen número de veces, sin forzar.
Si
la técnica se aplica a la retención a pulmón lleno durante la ejecución de las
técnicas de control respiratorio, se procede de la siguiente forma:
Después
de inhalar, durante la retención del aliento, se contraen los esfínteres
anales, y se relajan durante la inhalación y la exhalación. O sea, se aplica la
técnica sólo durante la retención a pulmón lleno de aire.
Cuando
el practicante quiere acompañar los ejercicios respiratorios (pranayama) con
las técnicas de «la llave del mentón» y el «control anal», aplica estas técnicas
durante la retención del aliento a pulmón lleno. Los yoguis bien entrenados
acompañan siempre la ejecución de muchos ejercicios de control respiratorio con
la práctica simultánea de «la llave del mentón» y el «control anal» durante la retención
del aire. De ese modo el aire se controla perfectamente y la energía queda
intencionadamente almacenada y «comprimida» durante la retención del aliento,
lo que permite un estrecho control no sólo neuromuscular, sino sobre las
energías o fuerzas vitales.
Beneficios
.
Rige las distintas energías y elementos del organismo.
.
Facilita el control sexual.
.
Colabora en la transmutación de la energía sexual en psicomental.
.
Previene las hemorroides.
.
Combate la constipación y facilita la evacuación.
.
Favorece el colon.
.
Ayuda a controlar el epidídimo.
Uddiyana-bandha (control abdominal)
Técnica
Existen
dos modos de ejecutar el uddiyana-bandha, que es una eficaz técnica para el
estrechísimo control de la musculatura abdominal. Es preferible ejercitarse un
tiempo en la técnica que denominamos estática, antes de proceder a ejecutar la
dinámica.
Método
estático: de pie, separe ligeramente las piernas y flexiónelas hasta que pueda
apoyar las manos en los muslos, cerca de las rodillas. El cuerpo debe
permanecer en una posición de semicuclillas, con la columna vertebral curvada.
La cabeza puede mantenerla recta o inclinada sobre el pecho. Inspire
profundamente, exhale a continuación todo el aire de los pulmones y después,
presionando firmemente las manos sobre los muslos,
lleve
el vientre hacia dentro tanto como pueda. Mantenga la contracción abdominal
hasta que experimente la necesidad de respirar. Cuando así sea, relaje los
músculos abdominales, yérgase y realice unas cuantas respiraciones ordinarias.
Descanse el tiempo que requiera y repita el ejercicio. Las primeras sesiones de
práctica pueden incluir seis o siete contracciones, que gradualmente pueden
aumentarse hasta veinte. La contracción
dura
justo el tiempo que uno puede retener el aliento a pulmón vacío. Cuando mejor
se va ejecutando la técnica, más va provocando una marcada depresión abdominal.
Cuando el ejercicio se domina, también se puede hacer sentado en una postura de
meditación (fig. 89).
Método
dinámico: colóquese de pie, separe ligeramente las piernas y flexiónelas lo
necesario para que pueda apoyar las manos firmemente sobre los muslos, cerca de
las rodillas. Inspire profundamente, exhale en su totalidad, presione con
firmeza las manos sobre los muslos e impulse con fuerza los órganos abdominales
hacia dentro y hacia arriba, llevando el ombligo tan cerca como pueda de la
columna vertebral. A continuación, relaje de golpe la musculatura abdominal y
vuelva a contraer para volver a relajar, y así sucesivamente contrayendo y
relajando mientras pueda mantener la retención del aire a pulmón vacío.
Se
ejecutan, pues, diversas contracciones-relajaciones de las paredes abdominales,
hasta que se tiene necesidad de respirar, en cuyo momento uno se yergue y
descansa unos instantes, para luego repetir el ejercicio. Con la práctica
necesaria, cada vez se hará un mayor número de contracciones-relajaciones
durante la retención del aire a pulmón vacío, pues se adquirirá pericia en este
sentido. El practicante puede comenzar efectuando cinco o
seis
ciclos e ir aumentando paulatinamente su número en sucesivas sesiones.
Para
llevar a cabo esta técnica hay que estar con el estómago totalmente vacío; no
deben realizar el ejercicio las personas que padezcan hernia de hiato, úlcera o
trastornos cardiacos. Las mujeres no deben hacer este ejercicio ni durante el
embarazo ni durante el periodo menstrual.
Fig.
89
Beneficios
.
Proporciona un gran control, muy saludable, de la musculatura abdominal.
.
Aumenta la capacidad de resistencia del cuerpo.
.
Ejerce un profundo y benéfico masaje sobre todas las vísceras abdominales y
mejora su funcionamiento.
.
Tonifica los nervios epigástricos.
.
Combate la adiposidad del abdomen.
.
Facilita la digestión.
.
Favorece la actividad ovárica en las mujeres, y en los hombres, la próstata.
.
Previene la constipación, la dispepsia y determinados desórdenes de los órganos
de la cavidad abdominal.
Mahabandha (los tres controles)
Técnica
Siéntese
en el suelo con las piernas juntas y estiradas. Flexione la pierna izquierda y
lleve el talón contra el ano, presionándolo con firmeza. Doble la pierna
derecha y sitúe el pie derecho sobre el muslo izquierdo. A continuación, tras
exhalar todo el aire, efectúe simultáneamente las tres técnicas siguientes:
«control anal», «control abdominal» y «llave del mentón».
Mantenga
estas técnicas simultáneamente aplicadas mientras le sea posible retener el
aliento a pulmón vacío. Cuando necesite respirar, hágalo, y luego aplique de
nuevo el ejercicio, que puede repetir una decena o más de veces, pero evitando
cualquier esfuerzo excesivo.
Además,
esta técnica puede aplicarse si se desea asociada a la respiración, poniéndose
en marcha unos instantes tras la exhalación (fig. 90).
Fig.
90
Beneficios
.
Tiende a reunificar las energías ya armonizarlas y canalizarlas saludablemente.
.
Reporta los beneficios propios de cada una de las técnicas que se aplican.
.
Desarrolla la conciencia y potencia todas las facultades mentales.
Aswini-mudra (control sobre el recto)
Técnica
Aunque
este ejercicio puede ser ejecutado sentado o en un asana de meditación, la
manera más eficaz de aplicarlo es en la posición de cuclillas, rodeando
firmemente las piernas con los brazos. Consiste este procedimiento en alternar
vigorosas contracciones de los esfínteres anales con vigorosas propulsiones de
los mismos, o sea, se contrae y luego se impulsan tanto como se puedan los
esfínteres. Se puede uno fijar un tiempo para cada contracción y cada
propulsión, por ejemplo, cuatro segundos.
Entonces
se procede así: se contraen vigorosamente los esfínteres cuatro segundos; se
propulsan vigorosamente cuatro segundos, y así sucesivamente en un ciclo de
quince o veinte veces, o más.
Beneficios
.
Purifica los intestinos.
.
Combate la pereza intestinal y facilita la evacuación.
.
Favorece el sistema simpático.
.
Previene los trastornos del recto, de la próstata y las hemorroides.
SHATKARMAS.
TÉCNICAS
DE PURIFICACION E HIGIENE
Los
yoguis consideran que es muy importante la purificación e higienización del
cuerpo tanto por dentro como por fuera, no sólo porque ello favorece la
fisiología, sino porque también beneficia la denominada «fisiología sutil», es
decir, todos los campos de energía. Pero, además y obviamente, un cuerpo
perfectamente limpio está más sano y armónico.
Existen
innumerables técnicas de purificación y limpieza, a fin de limpiar todos los
orificios y cavidades. Los yoguis higienizan minuciosamente las fosas nasales,
la lengua, la garganta, el ano, el recto y el colon, así como los genitales, la
boca, los ojos y los oídos. Incluso atienden a la limpieza exhaustiva de los
cabellos, utilizando «champús» naturales. Se esmeran, pues, tanto en la higiene
externa como en la interna. Disponen de métodos
muy
antiguos para la higiene de los senos frontales, la garganta y la laringe, el
estómago, el recto, los ojos, las fosas nasales y las vísceras abdominales.
Algunos
ejercicios son muy sencillos, pero otros resultan complicados y hay que
aprenderlos directamente de un instructor o maestro. Haremos referencia a las
técnicas más asequibles y que a modo de conveniencia vamos a clasificar en dos
grupos: higiene de medio cuerpo para arriba e higiene del medio cuerpo
inferior.
Higiene de medio cuerpo para arriba
La
limpieza de la cabeza es muy importante, porque hay en la misma gran número de
orificios y cavidades que deben higienizarse con la debida minuciosidad.
Ni
que decir tiene que hay que higienizar con la debida atención la cavidad bucal,
no sólo con un adecuado cepillado de dientes, sino también prestando atención a
la lengua. En la India existe un «raspador de lengua» para limpiar este órgano,
pero el occidental puede utilizar el mismo cepillo para liberar la lengua de
las muchas impurezas que recoge. Los enjuagues con agua tibia ligeramente
salada son muy eficientes, e incluso para purificar llagas menores son útiles
los buches con infusión de manzanilla o similares.
Los
oídos, por su parte, pueden limpiarse con algún aceite balsámico, utilizando
para ello, con gran cuidado, el dedo meñique o un palito con algodón.
Para
higienizar la garganta y eliminar todas las flemas residuales y otras
impurezas, los yoguis se sirven de una técnica consistente en introducir una
venda por la garganta y la laringe y luego retirarla, impregnada, como aparece,
de suciedad. Este método sólo puede ser aprendido directamente de un
instructor.
El
practicante puede hacer gárgaras con agua tibia en la que se incluyan unas
gotas de limón y miel, por ejemplo. Hay varios procedimientos para higienizar y
favorecer los
ojos,
pero dos son los más utilizados:
1)
Lavarlos adecuadamente con agua tibia.
2)
Mirar fijamente un punto sin parpadear y permitir que las lágrimas vayan
fluyendo. No solamente se higienizan los glóbulos oculares, sino que se
fortalecen los ojos y se mejora la visión.
Después
de permanecer varios minutos observando sin parpadear, se cierran los párpados
y se rotan los ojos numerosas veces en una y otra dirección y luego de arriba
abajo y de abajo arriba.
Fig.
91
En
cuanto a la limpieza de las fosas nasales, hay tres métodos tradicionales y
eficaces para despejarlas de toda impureza:
1)
Se recoge agua tibia (ligeramente salada, si así se desea) en el hueco de la
mano, se inclina la cabeza hacia atrás y se deja caer el agua por las fosas
nasales (absorbiendo muy levemente), para expulsarla después por la boca. Se
repite este proceso varias veces para, una vez finalizado, sonarse
vigorosamente. Un poco más complicado es invertir el proceso y tomar el agua
por la boca para expulsarla por la nariz.
2)
Con la ayuda de una tetera (en la India hay un recipiente adecuado a tal fin
que se denomina lota) se ejecuta esta eficaz técnica. Después de llenar la
tetera de agua tibia, ladeando e inclinando adecuadamente la cabeza (cada uno
irá encontrando el punto apropiado para ello), se inserta el orificio de la tetera
en una de las fosas nasales y se deja que el agua vaya cayendo en la misma para
ir fluyendo hacia el exterior por la otra fosa. Después se invierte el proceso.
El agua entra por una fosa y emerge por la otra, limpiando todas las impurezas
y residuos (fig. 91).
3)
Este procedimiento es el más difícil, aunque no es de complicado aprendizaje y
consiste en insertar un cordel (perfectamente higienizado) o sonda fina por una
de las fosas nasales,
sacarlo
(mediante el método de sorber varias veces) por la parte posterior de la boca y
con los dedos extraerlo. Después se efectúa el ejercicio por la otra fosa. Se
comprueba cómo el cordel sale impregnado de mucosidades, de las que se van
liberando las fosas nasales. El cordel tiene que estar perfectamente lubricado
y generalmente los yoguis utilizan para ello leche o manteca clarificada (fig.
92).
Fig.
92
Higiene del medio cuerpo inferior
Para
la higienización del estómago, los yoguis se sirven de una sencilla técnica que
emplean cada varias semanas, pues no debe ser ejecutada demasiado a menudo.
Consiste, en ayunas, en ingerir gran número de vasos de agua tibia. Después se
aplica la técnica del «control abdominal» o se hacen algunas posturas de yoga,
y por último, unos minutos después, con la ayuda de un masaje en la raíz de la
lengua, se expulsa el agua. Deben evitar
esta
práctica las personas con hernia de hiato o úlcera.
Los
yoguis limpian minuciosamente el ano y el recto, ya sea con los propios dedos
yagua fresca o con un delicado tallito.
También
para favorecer el ano y el recto se sirven habitualmente de la técnica que
hemos descrito de «control de los esfínteres anales».
También
con minuciosidad se limpian los genitales, y las mujeres pueden fácilmente
aprender a succionar agua en la vagina y luego expulsarla, haciendo así una
higiene muy completa.
El
enema sigue siendo un procedimiento muy válido. Hay yoguis que lo realizan con
agua ligeramente tibia mezclada con miel, aceite y nata líquida (o sólo alguno
de estos ingredientes).
Se
purifica el colon, se previene el estreñimiento y se limpian los intestinos.
Pero
para favorecer todo el paquete intestinal y fortalecer los músculos rectos y
oblicuos del vientre, los yoguis recurren a una técnica que se denomina nauli y
que no es difícil de ejecutar cuando se ha practicado y perfeccionado el
uddiyana-bandha o «control abdominal». Merece la pena describir el nauli (que
puede aprenderse fácilmente de la mano de un instructor y luego con la misma
facilidad ponerlo el practicante en acción). La
postura
corporal que se adopta para el nauli consiste en flexionar levemente las
piernas, con el tronco y la cabeza erguidos, y colocar con firmeza las palmas
de las manos (con los dedos hacia la cara interna de los muslos) sobre la cara
alta de los muslos, cerca de las ingles. Tras una profunda exhalación por la
boca, se presionan firmemente las manos contra los muslos, se ejecuta la
vigorosa contracción de las paredes abdominales (que es el uddiyana-bandha o
método de «control abdominal») y a continuación, controlando los músculos
rectos del abdomen, se aíslan y se proyectan hacia delante; éstos sobresalen
destacada y muy visiblemente desde el pubis hasta el diafragma. Cuando se ha
aprendido esta parte de la técnica, el practicante puede aprender a rotar los
músculos y controlar así una y otra parte de los rectos y oblicuos abdominales;
para ello basta con presionar
más
o menos una u otra mano sobre los muslos.
La
contracción y relajación alternada de ambas partes del abdomen nos permite
pasar del nauli estático al nauli dinámico.
Pero,
insistimos, antes de practicar el nauli hay que irse ejercitando y perfeccionando
en el uddiyana-bandha para adquirir conciencia y control de los músculos del
abdomen (fig. 93).
El
nauli desencadena los siguientes beneficios:
.
Facilita el absoluto control de todos los músculos abdominales.
.
Ejerce un beneficioso masaje sobre todos los órganos y vísceras del abdomen y
mejora su funcionamiento.
.
Fortalece los músculos abdominales, pectorales y dorsales.
.
Tonifica la columna vertebral.
.
Previene los trastornos digestivos.
Fig.
93
Cuando
el practicante ha dominado por separado dos técnicas de las descritas, el
mulabandha «control de los esfínteres anales» y el nauli, está preparado para
conjuntarlas y efectuar una técnica de profunda higiene del colon que se
denomina basti y que es una «lavativa natural». Mediante el nauli, el
practicante origina un vacío en el colon y mediante el mulabandha es capaz de
abrir el ano, consiguiendo de este modo que, introducido el cuerpo en el agua,
ésta pueda entrar directamente en el colon. El agua se retiene un tiempo y
luego se expulsa.
Reseñar,
asimismo, que los yoguis practican una técnica que se lleva a cabo en ayunas,
por la mañana, y que consiste en ingerir agua con una solución aceitosa o
salada, realizar varios
ejercicios
ya estudiados a tal fin y expulsar ese agua por el ano.
Así
el agua va limpiando absolutamente todo el tracto intestinal y purificándolo.
Estas
técnicas tan naturales sirven para prevenir trastornos y, sobre todo, para
eliminar residuos e impurezas. Se considera que son métodos muy eficientes
incluso para rejuvenecer el organismo y asegurarle una mayor capacidad de
resistencia y bienestar y aun favorecer su longevidad.
Uno
de los apéndices que incluimos en esta obra es a propósito de la influencia de
las técnicas del yoga psicofísico sobre los diferentes sistemas orgánicos, y
también facilitamos una breve relación de trastornos y las técnicas que se
pueden aplicar para prevenirlos.
LA
RELAJACION
La
relajación es una práctica utilizada por el yoga desde antaño y denominada
savasana o postura del cadáver, ya que el practicante, para aflojar bien toda
su musculatura, debe conseguir la mayor inmovilidad posible.
Existen
innumerables motivos para practicar con asiduidad la relajación y máxime en una
sociedad competitiva, tensa y perturbadora para el cuerpo y para la psique. Es
un «medicamento» de fácil aplicación y para el que no existe ningún tipo de
contraindicaciones. La relajación nos permite detenernos y soltarnos,
desencadenando así beneficios fisiológicos, pero también psíquicos. Entre otros
beneficios que se desprenden de la práctica de la relajación, veamos a continuación
parte de ellos:
.
Reporta energías.
.
Enriquece interiormente.
.
Sincroniza la unidad psicosomática.
. Estimula
la atención mental.
.
Alivia la tensión neuromuscular.
.
Facilita la interiorización y equilibra psicosomáticamente.
.
Cultiva la actitud de serenidad y nos enseña a ser más resistentes a los
factores que producen ansiedad procedentes del exterior.
.
Tranquiliza la mente y el sistema emocional.
. Previene
diversas alteraciones psíquicas y psicosomáticas.
No
es exagerado decir que la relajación es una fuente de vitalidad en muchos
sentidos. Cualquier persona, en unas cuantas semanas, si practica con
asiduidad, puede obtener fases profundas de relajación, muy benéficas y
reparadoras.
Además
de los beneficios mencionados, la relajación practicada asiduamente colabora en
la resolución de conflictos internos, previene la hipertensión y los trastornos
del aparato digestivo, desarrolla la atención mental pura, ayuda a combatir la
melancolía y el estrés, evita trastornos cardiovasculares y aumenta la
capacidad de resistencia del cuerpo y del sistema inmunitario. También la relajación
ayuda a combatir la irritabilidad, la neurosis funcional, la neurastenia y
algunos tipos de fobias y obsesiones.
La
relajación bien practicada va alcanzando al cuerpo y a la mente, y va
cultivando una actitud de paz interior, equilibrio y ecuanimidad que, después,
puede mantenerse en la vida cotidiana, pues se va ganando la denominada
«respuesta de relajación», que luego impera en cualquier momento o situación.
La relajación, así, nos ayuda a enfrentar situaciones difíciles o conflictivas
en la vida diaria, circunstancias adversas y vicisitudes.
Para
la práctica de la relajación es mejor tener el estómago vacío. Hay que utilizar
unas prendas cómodas, que no presionen, y elegir una estancia en lo posible
tranquila, evitando ser molestado durante la práctica. Es preferible una luz suave
y hay que seleccionar una superficie ni demasiado dura ni demasiado blanda,
pudiendo ser una manta doblada en cuatro, una moqueta, una alfombra o similar.
Durante la práctica hay que tratar de no dejarse vencer por el sueño. Nunca hay
que abandonar precipitadamente la relajación; hay que efectuar varias respiraciones
profundas e ir moviendo poco a poco las distintas partes
del
cuerpo antes de salir de la relajación. Si el practicante requiere algún cojín
para ponerlo debajo de la cabeza o de la zona renal u otra parte del cuerpo,
puede hacerlo. No hay que preocuparse en absoluto si se presentan síntomas
propios de la relajación, como sensación de peso, calor o liviandad; pérdida de
la noción del tiempo, del espacio o de alguna parte del propio cuerpo, sensación
de caída, etcétera.
Una
sesión puede durar quince o veinte minutos e incluso más tiempo. Lo importante
es ir sintiendo cada parte del cuerpo y tratar de soltar. Es simplemente una
cuestión de ejercitación.
Aunque
la relajación se puede realizar sentado, lo mejor para aprender a relajarse en
profundidad es utilizar la posición de decúbito supino, o sea, extenderse sobre
la espalda, colocar la cabeza en el punto de mayor comodidad y situar los
brazos en el suelo, a ambos lados del cuerpo. Uno mismo va deslizando el foco
de atención lentamente por las distintas partes del cuerpo, desde los pies a la
cabeza, sintiendo y soltando, sintiendo y soltando. Pero también otra persona
puede, con su voz susurrante, ayudarnos a relajarnos.
Transcribo
el texto que he venido utilizando en mis clases de yoga psicofísico a lo largo
de tres décadas, aplicando la relajación unos minutos después de la práctica de
las posiciones de yoga y de la respiración. Este texto es:
Vamos
ahora a proceder a la práctica de la relajación profunda. Sitúese cómodamente
sobre la espalda y trate de mantener la mayor inmovilidad posible,
permaneciendo muy atento. Coloque la cabeza en el punto de mayor comodidad y
mantenga los párpados cerrados. Respire de forma pausada, preferiblemente por
la nariz. Vaya escuchando mi voz y tomando conciencia de las distintas zonas
del cuerpo para irlas aflojando tanto como sea posible.
En
primer lugar, dirija la atención mental a los pies y a las piernas; sienta
todos los músculos de estas zonas y aflójelos profundamente. Se van poniendo
flojos, muy flojos,
completamente
flojos y relajados; sueltos, muy sueltos, totalmente sueltos, abandonados, más
y más abandonados, más y más abandonados.
Ahora
relaje el estómago y el pecho. Todos los músculos del estómago y del pecho se
sumen en un estado de laxitud y abandono, laxitud y abandono.
Y a
medida que los músculos del estómago y del pecho se van aflojando, también lo
van haciendo los de la espalda, los brazos y los hombros. Todos los músculos de
la espalda, los brazos y los hombros se relajan más y más, profundamente, más y
más, profundamente.
Dirija
la atención mental al cuello. Los músculos del cuello, blandos, suaves, sin
tensión, sin rigidez; blandos, suaves, sin tensión, sin rigidez.
La
mandíbula, ligeramente caída, floja y suelta, abandonada; los labios,
fláccidos; las mejillas, blandas; los párpados, profundamente relajados; la
frente y el entrecejo, lisos, sin tensión, sin rigidez.
Todos
los músculos del cuerpo se van aflojando más y más, profundamente, más y más,
profundamente. Y cada día la relajación irá siendo más profunda y más
reparadora,
más
profunda y más reparadora. Todos los músculos se van sumiendo en un estado de
profunda relajación, bienestar y descanso, profunda relajación, bienestar y descanso.
Se
puede practicar la relajación independientemente de los ejercicios del yoga
físico o bien tras haber realizado una sesión de posturas y técnicas de control
respiratorio. Muchas personas obtienen fases mucho más profundas de relajación
tras la práctica de las posturas del yoga (fig. 94 ).
Fig.
94
4
La
practica del yoga mental
Aunque la meditación es una, existen
innumerables métodos y técnicas de meditación, perpetuados y verificados desde
la noche de los tiempos. Parte de estas técnicas ya las incluí y expliqué en
mis obras Ante la ansiedad y Recobrar la mente, publicadas por Ediciones
Urano, y han ayudado a una enorme cantidad de personas de todas las edades y
condiciones.
No es de extrañar que cada día sea mucho
mayor el número de personas que practican el yoga mental y se ejercitan
asiduamente en la meditación.
Aunque las clasificaciones son un poco
artificiales y solo indicativas, me he permitido, siempre a modo de
conveniencia y después de muchos años impartiendo clases de meditación, hacer
una clasificación de las distintas técnicas de meditación, a fin
de encuadrarlas por grupos, si bien hay que
especificar que todas las técnicas tienen muchos puntos en común y todas tratan
de conducir a la mente a un estado de sosiego, claridad, ecuanimidad y sabiduría,
apoyándose para ello en el esfuerzo correcto,
la atención consciente, la firmeza mental y
la práctica asidua.
Tómese, pues, esta clasificación como
meramente orientativa, pues además hay muchas técnicas de meditación que se
complementan, y así, por ejemplo, las de concentración o las de atención a la respiración
sirven como soporte excepcional para practicar a continuación cualquier técnica
de percepción o ensimismamiento.
Hemos
agrupado las técnicas del siguiente modo:
1)
Técnicas de concentración y unificación de la conciencia.
2)
Técnicas de meditación sobre la respiración (también denominadas de atención a
la respiración).
3)
Técnicas de observación imparcial y receptividad.
4) Técnicas de silencio interior y de
ensimismamiento.
5)
Técnicas de meditación sobre mantras.
6)
Técnicas de meditación con visualización.
7)
Técnicas de meditación analítica.
8)
Técnicas de meditación deambulante.
9)
La actitud meditativa en la acción, o lo que se ha venido denominando «la contemplación
en la acción».
Se
requerirían varios volúmenes para recoger todas las técnicas de meditación y
explicarlas, pero incluimos en esta obra las más importantes, aquellas que,
además, están al alcance de
cualquier
persona. Pero hemos de señalar que no se trata de ejecutar muchas técnicas, sino
de «tantear» e ir descubriendo que técnicas nos son más provechosas y
practicarlas con asiduidad.
Lo
ideal seria practicar la meditación todos los días, aunque fuera una breve sesión
de veinte minutos. Las personas que tengan tiempo para ello y se sientan mas
motivadas pueden ejecutar una sesión de cincuenta minutos, incluyendo dos o
tres técnicas a desarrollar. No se de be elegir una técnica porque nos resulte
la mas fácil o atractiva, sino porque la experimentemos como la mas provechosa
para nosotros. En este sentido, generalizar es una ligereza, lo mismo que
polemizar sobre si una técnica es mejor o peor que otra.
Para
llevar a cabo la practica de la meditación, elija, en lo posible, un lugar
tranquilo, inmovilice el cuerpo tanto como pueda, con el tronco bien erguido, y
respete el tiempo que se fija como duración de la practica, piles de otro modo
la mente se acostumbrara a sabotear ese espacio de tiempo.
La
meditación es un método para calmar y esclarecer la mente (le procura
perspicacia, lucidez y sabiduría) y las técnicas son simplemente ejercicios
para conseguir la mutación de la conciencia y el entendimiento correcto.
técnicas
de concentración y unificación de la conciencia
Todas
las Técnicas de meditación, por supuesto, requieren de la concentración o
alerta mental, pero las Técnicas propias y puras de concentración son aquellas
que tratan de obtener la mayor unidireccionalidad de la mente sobre un soporte
cualquiera. Sirve cualquier objeto para ir obteniendo esta unidireccionalidad
de la mente sobre el mismo, piles el objeto o soporte es solo un medio para
fijar la mente y concentrarla.
La
concentración puede definirse como la fijación de la mente en un soporte con
absoluta exclusión de todo lo demás.
Es
labor del practicante evitar que la mente divague; en cuanto esta se aleje del
objeto de la concentración y ello perciba, hay que llevar una y otra vez la
mente al soporte de la concentración. No se trata de reflexionar, analizar o
interpretar el soporte de la concentración, en absoluto, sino tan solo de ir
absorbiendo mas y mas la mente en el objeto meditacional. La atención puede
unificarse o expandirse; los ejercicios de concentración tratan de unificar
toda la energía mental sobre el soporte seleccionado, sea este el que sea.
Se
pretende con este tipo de ejercicios subyugar la mente y evitar su habitual
indocilidad y fragmentación. La concentración sobre un objeto va inhibiendo
cualquier otro pensamiento;
así,
la mente, paulatinamente, se va abstrayendo por completo en el objeto de la concentración.
Veamos
a continuación algunos ejercicios de este tipo.
Concentración sobre una figura geométrica
Seleccione
una figura geométrica y represéntesela mentalmente con la mayor fidelidad
posible y sin ningún tipo de discurso mental. también se puede mirar la figura
dibujada en una cartulina y luego, tras cerrar los ojos, representársela
mentalmente por unos minutos.
Concentración sobre un color
Se
selecciona un color y el practicante procura representarlo tan fielmente como
pueda, evitando desviaciones mentales y corrigiendo cada vez que la mente se
disperse.
Puede
contemplarse durante unos minutos un color y luego cerrar los ojos para la
representación mental. también se puede contemplar un disco de un color determinado
(como sugieren distintos tipos de meditación budista} y luego concentrarse con
los ojos cerrados en el disco de color.
Concentración en el entrecejo
Se
dirige toda la atención mental al entrecejo y se mantiene fija la mente en este
punto, evitando en lo posible divagaciones. Si se presenta alguna sensación en
el entrecejo (que no debe imaginarse ni forzarse), se capta sin
interpretaciones.
Concentración en un punto luminoso a la altura del
entrecejo
El
practicante se representa (o visualiza} un punto luminoso a la altura de su
propio entrecejo y se concentra en el mismo tanto como le resulte posible.
Concentración en un punto sobre una cartulina blanca
Se
dibuja un punto sobre una cartulina blanca. Se observa concentradamente durante
unos minutos y luego se cierran los ojos para seguir contemplando mentalmente
el punto negro sobre la cartulina blanca.
Concentración en una zona del cuerpo
Se
selecciona una zona del cuerpo y se mantiene la mente fija en la misma,
evitando divagaciones o reflexiones. Cada vez que la mente escapa y uno lo
advierte, se retoma la atención y se focaliza sobre la zona seleccionada.
Concentración sobre una sensación
Se
puede seleccionar cualquier sensación corporal y fijar la mente en ella tan
intensamente como se pueda, evitando pensamientos de cualquier orden y
devolviendo la mente a la sensación cada vez que se extravíe.
Concentración en un fondo negro
Se
trata de oscurecer tanto como sea posible el campo visual interno. El
practicante se puede servir de una imagen a tal fin, como el cielo negro, un
velo negro, o una pantalla negra, a fin de ir cultivando esa “noche mental”
donde las ideas sobran.
Concentración sobre la luminosidad
Concéntrese
en la luz blanca y refulgente, como una nube que va saturando toda su mente y
reabsorbiendo todos los pensamientos.
Hemos
referido unas cuantas técnicas para el ejercicio mental de concentración o
unificación de la conciencia, para ir logrando que la fragmentación mental se
torne unidireccionalidad.
También
es posible concentrarse en un sonido, un olor o cualquier otra percepción
sensorial. Son técnicas para combatir la indocilidad de la mente, potenciar la
capacidad de concentración, intensificar la atención unificada, silenciar el
habitual charloteo mental e inhibir vigorosamente los pensamientos mecánicos.
Técnicas de meditación sobre la respiración
La
respiración es un proceso que se repite de quince a veinte veces por minuto y
que, así pues, siempre está presente. No hay que confundir estos ejercicios con
los de control respiratorio (pranayama) del yoga físico.
Como
la respiración nos es tan cercana, los yoguis se han servido de ella (como
también lo hiciera el mismo Buda y otros grandes maestros) para cultivar
metódicamente la atención,
tranquilizarse
psicosomáticamente y liberar la mente de pensamientos hostiles o parásitos.
Vamos
a clasificar estos ejercicios de meditación en dos grupos: el de los que se
sirven de la cuenta y el de los que prescinden de la misma. Hay, como verá el
lector, gran número de estos ejercicios y, por supuesto, no se trata de
utilizarlos todos, sino que se puede seleccionar alguno de ellos para la
práctica. Unos maestros o escuelas optan por unos u otros, pero todos son
válidos para lo que se pretende, si bien hay que decir que los dos
más
antiguos y seguramente más eficaces son el de atención a la sensación táctil de
la respiración y el de atención al punto de encuentro entre la inhalación y la
exhalación y viceversa.
Ejercicios de meditación sobre la respiración
contando
1) Contando las inhalaciones y las
exhalaciones: Retire la mente de todo y conéctela exclusivamente con la
respiración.
Respire
con toda naturalidad, muy atentamente. Al inhalar, cuente 1; al exhalar, 2; al
inhalar, 3, y así sucesivamente, contando las inhalaciones y las exhalaciones
hasta 10. Al llegar a 10, recomience contando 1.
2)
Contando las exhalaciones: Fijando la mente con suma atención en la
respiración, inhale estando muy atento y al exhalar cuente mentalmente 1;
vuelva a inhalar y al exhalar cuente
mentalmente
2, y así sucesivamente vaya contando las exhalaciones de 1 a 10, y al llegar a
10 recomience por 1.
Ejercicios de meditación de receptividad sobre la
respiración
1) Captación de la sensación táctil de la
respiración: La respiración produce un toque o roce en algún lado de la nariz.
Es la denominada sensación táctil de la respiración, que se va a aprovechar en
este importantísimo ejercicio como soporte para el cultivo de la atención pura,
0 sea, la atención libre de conceptos.
El
meditador sitúa la atención alrededor de la entrada de los orificios nasales.
Se respira con toda naturalidad y se trata de localizar la sensación táctil del
aire, que puede producirse en la parte alta del labio superior, en un reborde
de la nariz o un poco dentro de las fosas nasales, dependiendo de la persona.
Una vez localizada la sensación táctil de la respiración, el practicante
absorbe toda su atención, más y más, en dicha sensación, evitando cualquier
idea. Pero puede darse el caso en las primeras sesiones de que el meditador no
logre sentir todavía la sensación táctil de la respiración. Entonces el
meditador debe simplemente, manteniendo la mente alrededor de las fosas
nasales, observar la entrada y salida del aire. Pero siempre hay que evitar
reflexionar, analizar o divagar.
2)
Captación del punto de encuentro entre la inhalación y la exhalación y
viceversa: Respirando con toda naturalidad, retire la mente de todo para
conectarla con la respiración. Libre de ideas y tensiones, siga con mucha
atención el curso de la inhalación y de la exhalación. Pero todavía ponga más
atención, si cabe, para tratar de captar -o sea, de percatarse- del fugaz
instante en el que la inhalación se funde o encuentra con la exhalación y la
exhalación se funde o confluye con la inhalación.
Es
decir, debe permanecer muy atento para percibir el curso de la inhalación y la
exhalación y, de manera muy especial, la confluencia entre la inhalación y la
exhalación y la exhalación y la inhalación.
3)
Conecte la atención con la respiración. Fije un «centro» de conciencia y
observación en lo más profundo de usted mismo, allí donde llega la inspiración
y de donde parte la espiración.
Éste
se convierte en su «puesto» de observación. Desde ahí observe cómo el aire
viene y cómo el aire parte. Contemple, inafectado, cómo el aire viene y cómo el
aire parte. Usted es el testigo atento, ecuánime y sosegado que observa el
flujo y reflujo de la respiración, libre de ideas, ensoñaciones, recuerdos o
proyectos.
4)
Concéntrese en la respiración. Afine al máximo su atención para captar el
principio, el medio y el fin de cada inhalación y de cada exhalación. Para ello
debe estar sumamente atento, tratar sólo de percatarse del principio, el medio
y el final de cada inhalación y de cada exhalación.
5)
La respiración se compone de dos procesos bien diferenciados, aunque
complementarios: El de inhalación y el de exhalación. En este ejercicio tenemos
que tomar lúcida conciencia y saber que estamos inhalando al inhalar y de que
estamos exhalando al exhalar. Libres de pensamientos y divagaciones mentales,
conectados estrechamente con la respiración, tomamos conciencia de cuándo se
trata del proceso de inspiración y cuándo del de espiración. En eso consiste el
ejercicio: en registrar la inhalación como inhalación y la exhalación como
exhalación.
6)
Respirando con toda naturalidad, conecte la conciencia con respiración. Muy atentamente trate de
percibir todos los pormenores de la respiración: si es leve o intensa, corta o
larga, regular o irregular, si se modifica o no, si se interrumpe, acorta o alarga,
o sea, todo lo que concierne a la respiración, sin juzgar ni analizar, sólo
captando las variaciones, por pequeñas que resulten, al respirar.
Todos
los ejercicios de atención a la respiración cultivan metódicamente la atención
mental directa y pura, calman los procesos psicofísicos, sedan el sistema
nervioso, desarrollan el
sentido
del aquí y ahora, inhiben los pensamientos, purifican el subconsciente y
esclarecen la visión mental. Cada uno de estos ejercicios puede practicarse de
diez minutos en adelante.
Técnicas de meditación de observación imparcial y
receptividad
Para
llevar a cabo estos importantes ejercicios de meditación se toman como soporte
de la atención y la exploración la propia organización psicosomática y todos
sus procesos: las sensaciones, los estados mentales, las emociones.
En
este tipo de ejercicios hay que mantener muy viva la atención mental, para
registrar sin reaccionar, ni analizar, ni interpretar. Se utiliza la atención
desnuda, es decir, libre de interpretaciones o reflexiones. Hay que aplicar una
inquebrantable ecuanimidad, por lo que lo observado ni se aprueba ni se
desaprueba, ni está uno a favor ni en contra.
Meditación sobre el cuerpo
Habiendo
inmovilizado el cuerpo, dirija la atención mental hacia el mismo y tome lúcida
conciencia de la postura que ha adoptado. Sienta cómo se encuentra colocado. No
reflexione.
Sienta,
perciba. Se convierte la postura corporal y el cuerpo en el poste al que se
amarra con firmeza la atención. Cada vez que la mente se distraiga, en cuanto
el practicante se dé cuenta de ello, debe devolver la atención al cuerpo y su
posición.
Meditación sobre las sensaciones
Existen
diversas técnicas para la captación lúcida y arreactiva de las sensaciones. Hay
que tratar de estar muy atento y ecuánime para ir registrando sensaciones sin
juzgarlas ni interpretarlas. Se limita uno a captar lúcida y ecuánimemente la
sensación, sin apegarse a ella ni rechazarla. Exponemos y describimos algunos
de los métodos más sobresalientes de perceptividad de sensaciones.
1)
En este ejercicio debe usted mantenerse en una actitud de máxima atención,
tratando de captar de momento en momento las sensaciones que puedan ir
surgiendo en su cuerpo. No imagine, no reflexione. Permanezca atento, porque el
cuerpo es un hervidero de sensaciones. No interprete, no apruebe ni desapruebe.
Sólo atestigüe las sensaciones, agradables o desagradables, que vayan surgiendo
en su cuerpo: entumecimientos, hormigueo, contactos y presiones, radiación,
energía; en suma, sensaciones tanto burdas como sutiles.
2)
En este ejercicio va usted a ir moviendo sistemática mente el foco de la
atención por las distintas partes del cuerpo, de arriba abajo y de abajo
arriba. Se parte de la cabeza y se va dirigiendo el foco de la conciencia por
las distintas partes de la cara, por detrás de la cabeza, el cuello por todos
sus lados, un hombro y el brazo hasta las yemas de los dedos, lo mismo con el
otro brazo, la espalda, el pecho, el vientre, las nalgas, una pierna hasta el
dedo pulgar del pie y la otra pierna hasta el dedo pulgar del pie. Finalizado
el recorrido del cuerpo de arriba abajo, se invierte el mismo y se va
ascendiendo desde el dedo grueso del pie a la cima de la cabeza.
No
hay ningún tipo de urgencia. Haga el ejercicio con lentitud, deteniéndose
cuando sea necesario para tratar de sentir, si no lo ha podido conseguir, pero
no imagine. Se siente o no se siente. Si no se siente, se sabe que no se siente
y se sigue adelante. Se requiere máxima atención vigilante e inquebrantable ecuanimidad,
es decir, firmeza de mente para captar sin reaccionar, sin estar a favor ni en
contra.
El
recorrido del cuerpo también se puede realizar cuando uno está más ejercitado y
establecido en la atención, eligiendo dos zonas del cuerpo simultáneamente y pasando
por ellas el foco de atención para sentir. Por ejemplo: la parte anterior y la
posterior de la cabeza; un brazo y otro brazo; el pecho y la espalda, etcétera.
También
se puede ir desplazando el foco de la atención por la espina dorsal de arriba
abajo (desde la cima de la cabeza a la base de la espina dorsal) y de abajo
arriba (desde la base de la espina dorsal a la cima de la cabeza), tratando de
captar sensaciones, pero no de pensarlas o imaginarlas.
Siempre
se requiere mente atenta, silente y ecuánime para conseguir todos los
beneficios del ejercicio.
Observación de los procesos mentales
En
la postura de meditación, conviértase en un muy atento e inafectado observador
de todo aquello que vaya surgiendo y desfilando por su espacio mental: ideas,
recuerdos, emociones, sentimientos, estados de ánimo, ruidos, imágenes,
intenciones, reacciones, fantasías y ensoñaciones. Mire, pero no analice, no apruebe
ni desapruebe, no intervenga ni para fabricar pensamientos ni para eliminarlos.
Limítese a ser un testigo atento e inafectado de todos sus procesos mentales.
Si la mente se queda en silencio, obsérvela así; si comienza a funcionar,
contemple lo que discurre por ella. No se deje arrastrar por los pensamientos,
y
si sucede, en cuanto se dé cuenta de ello, tiene que retomar su puesto de
observador desidentificado y distante de los procesos mentales.
Contemplación de extrema receptividad
Se
trata en este ejercicio de observar muy atentamente el complejo psicosomático,
o sea, todos los procesos que vayan surgiendo y pasando por el cuerpo y la
mente. El cuerpo y la mente se convierten en soportes de la contemplación y el
meditador va captando, momento a momento y sin juzgar, todos los procesos
psicofísicos que se van desenvolviendo en la corporeidad y la mente:
movimientos perceptibles e imperceptibles, funciones corporales, sensaciones,
procesos psicomentales y anímicos.
Uno
observa muy atenta y ecuánimemente el cúmulo de procesos psicofísicos que
surgen y se desvanecen.
Todas
las técnicas de meditación de observación imparcial y receptividad son
excelentes no sólo para cultivar la atención mental pura, sino también para
desarrollar en grado sumo la
ecuanimidad,
la paciencia, la calma y la claridad mental o lucidez. Todas ellas van drenando
y limpiando el subconsciente y reorganizando la psique a un nivel más armónico.
El
ejercicio seleccionado puede ejecutarse de veinte minutos en adelante. También
se puede trabajar utilizando las percepciones, sea visuales o auditivas o de
cualquier otro orden. Otro
ejercicio
excelente de perceptividad es el denominado «la calma atenta» o «la atención
serena», consistente en mantenerse muy atento e inafectado a todo pero a nada
en concreto, por tanto, sin seleccionar ningún soporte de atención, sin
perseguir ni retener, ni pensar ni analizar. Es la atención que no elige o
selecciona, sino que se mantiene alerta, calma y expandida.
En
este ejercicio, pues, no hay un soporte definido en el que fijar la atención.
Se está atento aquí y ahora a lo que se es en cada momento, sin ningún tipo de
elecciones o preferencias. O sea, la actitud de atención es el soporte mismo
del ejercicio. Estar atento: eso es todo.
Técnicas de meditación de silencio interior y de
ensimismamiento
Son
técnicas muy antiguas que tienen por finalidad inhibir los pensamientos y
cultivar un espacio interior de absoluta quietud, donde se desarrollan la
inteligencia personal y una presencia de ser no egocéntrica ni personalista.
Cuando
los pensamientos se inhiben, la mente se funde con su fuente. Existen diversas
técnicas para ir consiguiendo este silenciamiento o vaciamiento interior, pero
exponemos algunas de las más importantes.
La meditación del silencio
Una
vez bien afirmada la postura de meditación, tome conciencia de su cuerpo y
relájelo. Sea testigo de su cuerpo; ahí está su cuerpo y usted sintiéndolo,
mirándolo, tomando conciencia del mismo.
Ahora
observe su respiración. La respiración cursa con naturalidad y usted,
imperturbable, observa, como espectador imperturbado, el movimiento de venida y
partida de la respiración.
Así
es testigo impávido de su cuerpo y de su respiración.
Observe
también su mente. Los pensamientos van y vienen, pero no le conciernen; no se
deje implicar o involucrar en ellos y permanezca como inafectado y calmo
testigo de los procesos pensantes. Así, usted es el espectador de su cuerpo, su
respiración y sus pensamientos, sin implicarse en ellos, libre y tranquilo.
Ahora
enfóquese hacia usted mismo, ignorando las actividades cotidianas, el cuerpo y
los pensamientos. No luche siquiera abiertamente contra los pensamientos.
Ignórelos. Dirija todo su interés y energía hacia dentro, hacia la fuente de
los pensamientos, cultivando un espacio interno de calma, silencio, quietud
perfecta. Si los pensamientos vienen, son como nubes que no le perturban; no se
deje identificar por ellos. Ignórelos y continúe penetrando en lo más íntimo de
usted mismo, disfrutando de un espacio interno de paz, ecuanimidad y silencio,
en la presencia de ser, conectado con su naturaleza más genuina e íntima.
Observación de los espacios en blanco en la mente
De
igual forma que al hablar hay pausas entre las palabras y al escribir hay
espacios en blanco o intervalos, en la mente, por muy apiñadamente que
sobrevengan los pensamientos, también hay intervalos o espacios en blanco, por
fugaces que resulten.
Este
ejercicio consiste en captar los espacios o pausas entre los pensamientos, para
lo que se requiere una gran atención.
La mirada en el infinito
Tratando
de parpadear lo menos posible, pero sin realizar esfuerzos excesivos, pierda la
mirada en el infinito, haciendo caso omiso de cuantos pensamientos surjan en la
mente y tratando de ir cultivando un estado mental de calma y silencio. Los
pensamientos, si surgen, son como nubes que vienen y parten, pero sin perturbar
la quietud interior.
La erradicación de los pensamientos
Este
ejercicio consiste en cortar los pensamientos en su propia raíz en el mismo
momento en que asomen a la mente. Adoptada la postura de meditación, debe uno
enfocarse con mucha atención sobre el espacio mental y cortar el pensamiento en
cuanto surja, en su misma raíz, evitando así que fluya y forme cadenas de
pensamientos. En suma, es negarse a pensar. No importa que al erradicar un
pensamiento surja otro y así sucesivamente; lo
esencial
es no permitir que se formen discursos mentales.
Sentimiento de espaciosidad
Consiste
este ejercicio en ir representándose la espaciosidad ilimitada en todas las
direcciones, tratando de quedar absorto en esa ilimitada y clara espaciosidad,
libre de deseos, pensamientos, afanes, tensiones, pasado o futuro.
Cualquiera
de los ejercicios expuestos en este grupo puede practicarse diez o quince
minutos. Todos ellos ayudan a neutralizar o suspender los pensamientos
mecánicos ya crear una experiencia de silencio interior y de ser. También se
purifica el subconsciente y se transforma la conciencia.
Técnicas de meditación sobre mantras
Un
mantra es un fonema místico que se recita mental, semiverbal o verbalmente para
invocar-evocar-convocar aquello que el mantra designa, pero que además permite
la unificación de la conciencia, la interiorización, la inhibición de los
pensamientos y la actualización de energías aletargadas. El mantra hay que
repetirlo con atención y acompañando la recitación de un sentimiento positivo.
Existen numerosísimos mantras, pero vamos a mostrar dos ejercicios de
meditación que se sirven ambos de un mantra.
Los
dos mantras seleccionados tienen un carácter universal, porque uno de ellos,
Om, es la vibración cósmica o sonido primordial, y el otro, Ham Sa, es el
mantra natural que emite la
propia
respiración al moverse.
Meditación con el mantra Om
Om
es el sonido del sonido, o sonido primordial; es el sonido in audible y cuya
vibración impregna todo el cosmos. Es el sonido original y con este vocablo
sánscrito también se hace referencia a la mente única. Se puede recitar
asociado o no a la respiración, y al recitarlo la mente del meditador debe
saturarse de dicha vibración muy musical, colapsando así las ideaciones
mecánicas. Adoptada la postura de meditación, interior izando la mente, al
inhalar, se repite mentalmente Ommmmm, alargándolo, y una vez por inhalación; y
al exhalar, se recita Ommmmm, alargándolo, y una vez por exhalación. Así:
Ommmmm al inhalar, y Ommmmm al exhalar. En la medida en que uno lo va
recitando, hay que cultivar un sentimiento de cosmicidad.
Meditación con el mantra Ham Sa
Adoptada
una postura estable de meditación, respirando con toda naturalidad, al inhalar
se recita mentalmente Ham y, al exhalar, Sa. Ham al inhalar, y Sa al exhalar,
alargando las palabras, interiorizándose y tratando de captar el momento en el
que Ham (la inhalación) se funde con Sa (la exhalación), así como el instante
en el que Sa (la exhalación) se funde con Ham (la inhalación).
Técnicas de meditación con visualización
Las
técnicas de visualización se basan en recrear toda una imaginería mental, más o
menos sofisticada, para desencadenar emociones y pensamientos positivos que
impregnen saludablemente el subconsciente, pues sabemos bien hasta qué punto la
representación mental crea unos u otros estados anímicos; no produce el mismo
sentimiento imaginar algo hermoso que algo feo.
La
visualización es, pues, un medio para generar un sentimiento o emoción, con la
intención de ir modificando la realidad psíquica. Hacemos referencia a algunas
visualizaciones relativamente sencillas, muy antiguas y notablemente útiles.
Visualización de la infinitud
Visualice
el firmamento inmenso, sin límite, claro y despejado y permita que todo su ser
se vaya fundiendo con la bóveda celeste, para ir potenciando un sentimiento de
infinitud, totalidad, cosmicidad. Mediante esa plena identificación con la
bóveda celeste, uno va perdiendo su sentimiento egocéntrico y va cultivando un
sentimiento oceánico. Igual que el azúcar se funde con el agua, hay que
propiciar este sentimiento de fundirse con el ilimitado firmamento.
Visualización de la energía
Visualice
un ilimitado océano de luz blanca y refulgente y siéntase inmerso en el mismo,
de modo tal que incluso esta luz entra y sale por todos sus poros y es el
fluido que inhala y exhala, a la vez que le reporta plena vitalidad. Vaya
identificándose más y más con esta ilimitada masa de energía radiante y fúndase
con ella, con un sentimiento de inmensidad y vitalidad.
Visualización de la luz dorada
Visualice
un punto de amable luz dorada que brota en lo profundo de su corazón.
Visualice, recreando lentamente la imagen, que esta agradable y entrañable luz
dorada va desplegándose y cubre todo su cuerpo de luz. Visualice cómo sigue
expandiéndose y expandiéndose, propagándose en todas las direcciones, sin
límites, hasta bañar de amorosa luz dorada a todos los seres y todas las
regiones del cosmos.
Visualización de la tranquilizante luz verde
Visualice
un punto de luz verde que brota de su corazón; visualice que este punto de luz
comienza a desarrollarse y cubre de luz verde su pecho, sus miembros y su
cuerpo en general. A continuación, visualice su cuerpo como un cuerpo de luz
verde. Impregne su mente de la luz verde y cultive un sentimiento de quietud e
imperturbabilidad.
Visualización de quietud y energetización
Haga
la respiración más lenta y profunda. Al inhalar, visualice la inhalación como
aire de tonalidad roja, y al exhalar, como aire de tonalidad verde. Asocie
mentalmente la inhalación con un sentimiento de vigor y vitalidad, y la
exhalación, con un sentimiento de quietud y relajación.
Visualización de fusión con el cosmos
Asocie
la inhalación con la vivencia de que la energía universal entra en usted y le
satura, produciéndose una honda vivencia de fusión con el cosmos y gran
plenitud. Asocie la exhalación con la vivencia de que usted se proyecta hacia
el universo y se funde con él, cultivando un sentimiento de expansión y
totalidad.
También
el practicante puede recurrir a visualizaciones de sosiego, como la de un lago,
una pradera u otras, e incluso estas visualizaciones se pueden aplicar después
de la relajación profunda si el practicante lo desea o requiere. Puede
ejecutarse cualquiera de estos ejercicios de diez minutos en adelante.
Técnicas de meditación analítica
La
mayoría de los ejercicios de meditación no son analíticos, o sea, no se sirven
del discurso o la reflexión, pero ciertamente entre el gran caudal de técnicas
de meditación existentes también las hay analíticas, pero todas ellas requieren
el control sobre el
pensamiento,
pues no se trata de un discurrir simplemente mecánico, sino de la utilización
correcta, precisa y controlada del pensamiento, para que éste pueda reportar
una auténtica y real comprensión intelectual en la que apoyarnos para seguir
motivándonos, para desencadenar el entendimiento correcto y poder evolucionar.
La
meditación analítica, pues, debe servirse de un análisis intelectivo lo más
claro, desprejuiciado, preciso y lúcido posible.
Es
la reflexión controlada, consciente y clara. Pero aun este tipo de comprensión
tiene que ser superado y poder así pasar el practicante de la comprensión
intelectual a la comprensión superior y penetrativa o más clara.
Se
puede meditar analíticamente en cualquier aspecto de importancia, sea en la
necesidad de potenciar emociones sanas y provechosas, en el perjuicio de las
emociones insanas y que tanto dolor han causado y causan, propio y ajeno, en el
valor de la evolución de la conciencia, en la universalidad del sufrimiento o
incluso en asuntos cotidianos. Se puede meditar también en el apego como una
fuente de dolor y desigualdades; en las causas
del
sufrimiento; en distintos aspectos de la enseñanza o en otros temas.
Un
tema de reflexión muy útil, aunque no apto para hipocondríacos, es el de la
muerte, que se enfoca analizando sus distintas características, como que la
muerte es imprevisible, inevitable, segura, siempre se produce en el día de hoy
(aunque suceda dentro de muchos años se vivirá como hoy), que es en soledad,
irreparable y definitiva, que a todos alcanza, etcétera.
Esta
reflexión tiende a neutralizar el exceso de apego, el odio, el afán de
posesión, el egocentrismo y otras tendencias insanas. Se instrumentaliza así la
muerte para darle más sentido a la vida y urgirnos a la autorrealización.
Técnicas de meditación deambulante
La
explico tal y como nos la mostró mi respetado amigo el venerable Piyadassi
Thera cuando acudió a nuestro Centro de Yoga y Orientalismo a impartirnos un
curso intensivo de meditación y nos dirigió en la práctica de la meditación
deambulante, que es asiduamente practicada en Sri Lanka como complemento de la
meditación sentada. Consiste en lo siguiente:
Colocarse
de pie con los pies bien juntos. Hay que tomar una clara conciencia de que uno
se está poniendo de pie y cómo se coloca.
Se
dejan los brazos sueltos a lo largo del cuerpo. Hay que tomar conciencia de la
postura adoptada (de pie).
Se
adelanta lentamente el pie izquierdo, con perfecta conciencia del movimiento,
sin que se despegue la punta del pie del suelo. Un pie sigue lentamente al
otro, con la cabeza y el tronco erguidos, y los brazos sueltos a lo largo del
cuerpo.
Se
va caminando lentamente, con suma atención a cada movimiento del pie. Cada fase
del movimiento del pie debe concienciarse muy atentamente. Las fases son:
levanto (excepto la
punta
del pie), desplazo y poso.
Cuando
se llega al final del recorrido hay que proceder a darse la vuelta, con plena
conciencia de que se está girando. Al irse uno a detener hay que tomar
conciencia de la intención de detenerse y de la detención. A su vez, cuando uno
va a comenzar a caminar, hay que ser consciente de la intención de comenzar a
caminar. Si uno se distrae, se puede tomar durante unos instantes conciencia de
la respiración.
Al
suspender la marcha, se toma conciencia, asimismo, de la intención de
suspenderla y de cómo se suspende la misma. Se debe, en suma, ser consciente de
cada movimiento y de las «intenciones». Ejecutado el ejercicio de la «marcha
consciente», uno regresa a su lugar para seguir con la meditación sentada y se
va tomando conciencia de todos los movimientos al irse uno sentando.
Hay
que servirse en todo momento de la atención pura y directa, es decir, libre de
discursos o reflexiones. El ejercicio puede realizarse de quince a veinte
minutos o más.
La
meditación deambulante activa la atención mental pura, equilibra la unidad
psicosomática, desarrolla la lucidez sobre el cuerpo, sus movimientos y
sensaciones, drena el subconsciente y es un buen complemento para cuando se
hacen sesiones largas de meditación sentada.
La meditación en la acción
Todos
los maestros insisten en la conveniencia de alternar la meditación sentada con
una actitud meditativa en la vida diaria.
Pero
avancemos que no es suficiente, ni mucho menos, una actitud meditativa en la
vida diaria sin el entrenamiento de la meditación, porque salvo que uno se
ejercite en la meditación (y la meditación es el banco de pruebas), será
imposible mantener una actitud adecuada y yóguica en la vida diaria, pues una y
otra vez uno se sumergirá en el aturdimiento y embotamiento mentales, sin
conciencia clara ni ecuanimidad. De ahí que para la gran mayoría de las
personas tratar de mantener la atención y la ecuanimidad en la vida diaria resulte
totalmente imposible si previamente no se han ejercitado lo suficiente para
ello en la meditación.
¿Cuál
es la actitud meditacional que debemos tratar de establecer en la vida diaria?
¿Qué es la meditación o contemplación en la acción? ¿Cómo aprovechar nuestras
actividades cotidianas y las situaciones y circunstancias diarias para seguir
evolucionando?
Tenemos
que trasladar la actitud de la meditación a la vida diaria, o sea, ejercitarnos
en mantener en la vida cotidiana una mente más atenta, clara, equilibrada,
ecuánime y sosegada. Hay que intentar con perseverancia enfocarse más
conscientemente en el instante presente, evitando divagaciones y dispersiones
mentales, procurándole a cada momento y situación su propio peso específico,
desde la firmeza de la mente, tratando incluso de mantener el equilibrio en el
desequilibrio, el orden en el desorden.
Se
puede ejecutar cada actividad, aun la más simple, con atención, ecuanimidad y
afecto: desde comer una ensalada hasta beber una taza de té, desde colgar la ropa
en el armario hasta hacer una llamada telefónica. Se permanecerá más atento
hasta lo que se piensa, se dice y se hace, para ir así elevando el umbral de la
conciencia e ir logrando un establecimiento más estable de la atención mental.
Tenemos
que ir salpicando de momentos de conciencia y ecuanimidad la jornada, pues en
principio es imposible querer mantenerse muchas horas atentos, pero sí es
posible ir elevando paulatinamente, como me señalaba personalmente Nyanaponika,
el umbral de la atención; aunque no consigamos una atención tan viva como
durante la práctica de la meditación sentada, sí podemos recuperar más atención
de la común.
También
hay que desplegar el sentido de la ecuanimidad, o sea, una visión más amplia,
imparcial y firme de las situaciones y acontecimientos, evitando precipitarse
tanto en los extremos de euforia o exaltación como en los de abatimiento o
depresión; es decir, se ha de ganar en firmeza y equilibrio mental.
Atención
y ecuanimidad son las claves de la meditación en la acción. Mente alerta y
sosegada. No es fácil, pero sí podemos ir utilizando la vida y sus
circunstancias como un maestro para la evolución de la conciencia.
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