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martes, 20 de marzo de 2012

Efectos de la relajación





 

     Parece mentira que este asana que parece consistir en la estatificación, este proceso de inmovilización mental, produzca efectos tan positivos. Y no obstante cuando se entiende bien la constitución de nuestra naturaleza, se ve claro que ha de ser así. Vivimos siempre en la superficie de nuestro ser, pero dentro de nosotros hay energías, dormidas, capacidades sin explotar, riqueza inagotable de disponibilidades. Unas de orden inferior, que vienen de nuestra herencia animal; otras, un poco más elevadas, que corresponden a períodos primitivos del desarrollo humano: impulsos de agresividad, de hostilidad, ambiciones, etc., y forman parte de nuestro inconsciente analítico. Pero también hay dentro de nosotros todo un mundo inmenso de energías espirituales, de capacidades que para nosotros son inaccesibles mientras estamos tan ocupados, tan obsesionados por nuestra actividad consciente externa.

          Únicamente cuando cesamos en nuestra loca carrera se nos ofrece la oportunidad de tomar conciencia de lo que existe en nuestro interior; de lo elemental y primitivo, y de lo sublime también. Por eso es tan importante que la mente esté siempre lúcida, pues sólo así puede empezar a dirigir su atención hacia niveles aspiración espiritual, de conocimiento intuitivo, filosófico, o de amor de Dios, de sentimientos estéticos, etc. La mente es la que dirige el proceso y hace que uno descubra lo que hay en cada dirección; nuestra mente es el timón y no hemos de estar en ningún momento inertes, pasivos, porque podríamos ser víctimas de las presiones de nuestro inconsciente analítico o incluso de fuerzas más primitivas que se originan en el inconsciente colectivo o en otros niveles aún más primarios y elementales.


          Para que la relajación sea una técnica positiva se ha de mantener en todo momento la atención central consciente que permite dirigir la marcha, controlarla, seleccionar estados, acelerar, etc. De este modo no se cae en un quietismo negativo, o en los peligros de las falsas espiritualidades o falsas místicas, en las que el abandono del hombre es total y en las  que los iniciados son muchas veces víctimas de impulsos reprimidos, con frecuencia primitivos, que rebajan al hombre en vez de ennoblecerle.


          Cuando la relajación se cultiva con asiduidad, se producen los siguientes efectos
:
          1º       Un perfecto descanso del cuerpo, que se recupera con mayor rapidez que en el sueño profundo. Si uno está muy cansado por excesiva actividad o por caminatas o sobreesfuerzos físico, media hora de relajación consciente bien hecha, equivaldrá a tres o cuatro horas de sueño profundo.
          2º      Mejora el funcionamiento del cuerpo en general, y produce la curación de los trastornos originados por hiperactividad orgánica o por tensión, cuando uno se relaja, permite a la naturaleza restañar los trastornos que se debían a un mal funcionamiento por exceso de tensión. Las úlceras de estómago se curan, lo mismo que otros trastornos nerviosos funcionales. Hoy están de moda las distonías neurovegetativas; a través de técnicas como ésta se puede normalizar por completo la situación patológica o ligeramente anormal.
          3º      Aumenta la energía física, psíquica y mental, por el mecanismo antes apuntado de incorporación de energía al consciente.
          4º      Tranquiliza, aclara y profundiza la vida afectiva; porque la estabilidad, el silencio, la tranquilidad, permiten que uno sienta las cosas de un modo más profundo y más claro.
          5º      Permite descansar la mente a voluntad, la gran preocupación de los hombres  de negocios y de acción
          6º      Aumenta asimismo la energía, claridad y penetración de los procesos mentales y el rendimiento mental en general.
          7º      Desarrolla nuevas facultades de percepción de tipo superior, sentimientos estéticos, intuición, sentimientos espirituales...
          8º      Se descubren nuevos estados subjetivos de interiorización, empezando a sentirse uno a sí mismo de otros modos que los habituales. Ahora vivimos en unos cuantos estados que nos son conocidos, de estar cómodos, o activos, etc.; pero con la relajación profunda estos estados se amplifican en sentido positivo y se aprende además a sentirse de nuevos modos con una gran serenidad, con profundidad interior, lleno de energía interna, etc.: son estados que se incorporan a la mente consciente y que uno puede evocar a voluntad. Cuando un estado lo hemos tenido muchas veces, lo podemos hacer venir de nuevo y situarnos en él. Pues bien, estos estados profundos que ahora nos vienen de un modo accidental, esporádico, al cultivarlos sistemáticamente mediante la relajación, se ponen a nuestro alcance y uno puede a voluntad, tener serenidad, energía, combatividad. Es decir, disponer de toda la gama de estados y facultades según desee, porque llegan a serle familiares. Como quien aprende a andar por su casa y conoce las habitaciones, y entra donde le parece y abre las puertas que quiere. Mientras que ahora es como si nuestra persona por dentro fuera un castillo encantado: tenemos miedo, no sabemos por donde entrar ni qué nos sucede.
          9º      Facilita el despertar del desarrollo de una conciencia auténticamente espiritual que surge de modo natural e inmediato, como consecuencia de haber retirado los obstáculos que le impedían manifestarse interiormente. La persona se aclara y se siente más cerca de sí misma, de los hombres y de Dios.


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