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martes, 26 de julio de 2011

FÁBULAS

SÉ COMO UN MUERTO

El maestro le dice al discípulo:
   - Acércate al cementerio. Una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clases de halagos a los muertos.
El discípulo se dirige al cementerio. Una vez allí, comienza a decir toda suerte de elogios a los muertos y después regresa junto al maestro.
   -¿Qué dijeron los muertos?
   - preguntó el maestro.
   - No respondieron  -contesta el discípulo.

   Y el maestro le ordena ahora:
   - Volverás al cementerio y soltarás toda clase de insultos a los muertos.
   El discípulo acude de nuevo al cementerio y sigue las instrucciones del maestro. Vocifera ahora toda suerte de imprecaciones contra los muertos y después se reúne con el maestro.
   -¿Qué dijeron los muertos?
   - pregunta por segunda vez el maestro.
   -No respondieron -contesta el discípulo.
   Y el maestro concluye:
   -Así debes ser tú indiferente como un muerto ante los halagos o los insultos de las otras personas.


UNA CAÑA DE BAMBÚ PARA EL MÁS TONTO.

Un anciano rey hizo llamar al asceta del bosque y le dijo:
  -Mi buen amigo, quiero que tomes esta caña de bambú y recorras todo el reino. Habrás de entregársela a la persona que consideres la más tonta de todas ellas.
   El asceta se puso en camino. Recorrió campos, ciudades y pueblos, pero no halló una persona a la que considerar la más tonta. Entonces regresó junto al monarca. El rey había enfermado de gravedad. Sus días estaban contados. Lloroso, se quejaba de esta forma:
   -¡Qué desafortunado soy! Toda mi vida acumulando riqueza y ahora ¿cómo haré para llevármelas? No quiero dejarlas, no quiero dejarlas. ¡Tantos esfuerzos para reunir grandes tesoros!
   El asceta entregó la caña de bambú al rey.


ANSIOSO POR CONOCER LA MADERA DE SÁNDALO


   Muchas veces el aspirante procede respecto a la verdad tan ignorantemente como el hombre de esta historia. No conocía la madera de sándalo, pero había escuchado mucho de sus excelencias. Nació así en él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo de esa clase de madera. De este modo escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas ellas hacia la misma petición: "Por favor, enviadme madera de sándalo". Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de sándalo. El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la verdadera y estable felicidad se halla en su interior.
   Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido.


Colección fascículos YOGA (Tomo I)
(Ramiro Calle)







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