Sunday, November 9, 2008

Textos aparato circulatorio


Hipertensión arterial


La tensión arterial es la resistencia que oponen los vasos sanguíneos al paso de la sangre. Los vasos sanguíneos están rodeados de una capa muscular que se contrae o se dilata de forma involuntaria. Cuando se contrae esta capa, el vaso sanguíneo se cierra, aumentando la tensión, y cuando se relaja, el vaso sanguíneo se abre, y al permitir el paso de mayor flujo de sangre, disminuye la tensión. Cuando esa resistencia está aumentada por encima de los límites normales, se dice que hay hipertensión arterial, y cuando está por debajo se dice que hay hipotensión arterial.
            Refiriéndonos a la "hipertensión esencial", que es aquella que no depende de una patología directamente del riñón ni de las cápsulas suprarrenales sino que es causada por tensión nerviosa somatizada y que tiene un componente hereditario.
            La hipertensión arterial es una enfermedad muy grave por los efectos secundarios que produce, como son las lesiones cardiológicas, cerebrales y renales. El beneficio básico que otorga la práctica del Yoga es por el estímulo que se produce en el Sistema Nervioso Parasimpático. En el momento que se produce la vagotonía, se consigue la relajación de las arterias y las arteriolas, con lo cual se obtiene una disminución importante de la tensión arterial. Esto puede ser un efecto que se mantenga solamente durante la sesión de Yoga o puede durar más tiempo, dependiendo del tiempo que se dedique ala práctica.
            Hay que tener presente que los beneficios que se derivan de la práctica del Yoga estarán siempre en relación directa con la cantidad de horas que se le dediquen. Para tratar una hipertensión arterial no se puede pensar que con una o dos horas a la semana la persona va a mejorar y va a poder eliminar la medicación. Tendrá que practicar diariamente, y en relación al tipo de hipertensión los beneficios serán hasta el punto de poder eliminar la medicación o no. Cuanto más se practica ese estado de vagotonía más se puede mantener de una forma espontánea.
            Para tratar la hipertensión arterial el tratamiento sería una sesión estándar de Yogoterapia con la eliminación de las posturas de tensión muscular. Las posturas de inversión son beneficiosas por el efecto sobre el Sistema Nervioso Parasimpático, y porque al invertir la posición del cuerpo se disminuye la sobrecarga de sangre a los ventrículos, la parte del corazón que más fuerte tiene que contraerse para vencer las resistencias periféricas que implica la hipertensión, con lo que se mejora el funcionamiento cardiaco, disminuyendo la tensión. El Ujayi va bien pero sin el Uddiyana-bandha (la contracción del abdomen).
            Solamente está contraindicada la práctica del Yoga cuando se trata de "hipertensión arterial maligna". Son cuadros que se regulan muy mal, incluso con medicación, porque existe el riesgo de las hemorragias cerebrales.

Procesos  tromboembólicos, tromboflebitis

            En momento agudo, contraindicada la práctica del Yoga.
            Una vez remitido el cuadro de inflamación aguda, para favorecer la circulación colateral se recomiendan todas las posturas que presionen los músculos de las piernas, como son Supta-Vajrasana o el Arda-Bhujangasana por el efecto de masaje sobre el sistema venoso que secundariamente originan.

Insuficiencia cardiaca

            Incapacidad del músculo cardíaco para bombear la cantidad de sangre necesaria para el funcionamiento del organismo.
            Respetando siempre el límite de cada persona marcado por la fatiga o el agotamiento, en principio tanto una persona joven con míocardiopatía dilatada como una persona mayor con insuficiencia cardiaca, pueden realizar una sesión normal de Yoga, incluidas las posturas de tensión muscular; puesto que es la propia persona la que puede controlar hasta donde puede llegar en su práctica sin fatigarse.
            La práctica global de Asanas y Pranayama tiene un efecto tónico sobre el músculo cardíaco.
            Las técnicas respiratorias más aconsejables son las Respiraciones rítmicas y el Pranayama cuadrado.
            Una sesión de Yoga estimula el Sistema Parasimpático o Vagotonía, disminuyendo la frecuencia cardiaca con un incremento simultáneo de la fuerza de contracción cardiaca con cada latido, combatiendo así la insuficiencia cardiaca.

Cardiopatía isquémica

            Disminución del riego sanguíneo al corazón a través de las arterias coronarias.
            3 niveles de intensidad de menor a mayor: isquemia, angina de pecho e infarto de miocardio.
            En el grado de isquemia la práctica del yoga no está contraindicada, siempre que no desencadene dolor (angina de pecho).
            En la rehabilitación posterior de un Infarto Agudo de Miocardio, una vez superada la fase de riesgo y siempre que no aparezca dolor anginoso, la práctica del Yoga es muy importante, valorándose la intensidad de la práctica según cada caso particular y el grado de afectación y oclusión coronaria residual.

Angina de Pizz Metal

            Contracción espasmódica de las arterias coronarias sin que exista lesión oclusiva a nivel arterial. Es muy frecuente en relación directa con las situaciones de tensión nerviosa, stress y ansiedad.
            La práctica del Yoga es totalmente recomendable sin restricciones, incluyendo si es posible técnicas de Pranayama avanzado.
            Es necesario mantener una disciplina y constancia en la práctica; respetando el límite que implica la presentación del dolor anginoso durante la realización de las asanas, que en caso de presentarse obliga a suspender la práctica.

Varices

            Dilatación de la pared de las venas en los miembros inferiores y el consiguiente estancamiento de sangre que se origina.
            Las asanas más  recomendadas en este proceso, son Supta-Vajrasana y Ardha-Bhujangasana principalmente.
            Igualmente con las posturas de Inversión (Viparita Karani o Sarvangasana).

Cefaleas Vasomotoras

            Dilatación de una arteriola dentro del cráneo.
            Todo lo que sea trabajar la relajación y potenciar la vagotonía es prevenir o al menos distanciar la aparición de la crisis jaquecosa. Por lo tanto el conjunto de las técnicas del Yoga son el tratamiento de elección ante estos procesos, presentándose en algunos pacientes resultados espectaculares en la mejoría de esta dolencia.
            Las técnicas de avanzadas de respiración con retención de aire a pulmón lleno, manteniendo al mismo tiempo los tres bandas, es la única forma que hay de dar masaje a la masa cerebral, lo que consigue disminuir la frecuencia de la presentación de los cuadros jaquecosos.

YOGATERAPIA. Curso de Formación 1997, (Dr. Miguel Fraile)

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